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EN TERCERA PERSONA

Nueva fuga, un mismo funcionario

El gobierno capitalino reportó ayer la fuga de tres internos de alta peligrosidad, miembros del Cártel de Sinaloa, desde la zona 1 del Reclusorio Sur. Uno de ellos, cercano a los hijos de El Chapo Guzmán, Víctor Manuel Félix Beltrán, El Vic –hijo a su vez de un importante operador del capo.

Según las autoridades, los tres internos salieron “presuntamente caminando” poco después de las ocho de la mañana de este miércoles. Tuvieron que atravesar cinco rejas para abandonar el reclusorio. La secretaria de Gobierno, Rosa Icela Rodríguez, presumió que en la fuga hubo “una evidente colusión de servidores públicos” y señaló que había “molestia” por estos hechos en el gobierno de la ciudad.

Faltaban unos días para que Félix Beltrán, condenado a 14 años, fuera extraditado a Estados Unidos. La fuga ocurre a solo tres meses de que el gobierno mexicano fuera obligado a liberar al hijo de El Chapo, Ovidio Guzmán.

El subsecretario del sistema penitenciario, Antonio Hazael Ruiz, indicó que en la fuga debieron participar entre seis y diez personas. Dijo que ya se realizan las investigaciones pertinentes.

Curioso. Esas mismas palabras empleó el 31 de mayo de 2016 el ya desde entonces subsecretario Antonio Hazael Ruiz cuando dos internos, sentenciados a 60 y 100 años por secuestro, salieron caminando del reclusorio oriente.

Los dos prófugos habían acudido a una audiencia. De pronto, los custodios “se dieron cuenta de que ya no estaban”.

Las cámaras los captaron, vestidos de civil, y con folders llenos de papeles en las manos, mientras bajaban las escaleras que conducían a la calle. Para huir rompieron una reja y una puerta, y atravesaron luego por un detector de metales.

El encargado del sistema penitenciario fue llamado a comparecer ante asambleístas que pidieron su destitución. Un estudio del CIDE había demostrado que en los reclusorios que se hallaban bajo la responsabilidad del funcionario el 82 por ciento de los familiares pagaba por llevarle cosas a los internos, que al 80 por ciento le cobraban por meter comida, que 57 por ciento pagaba por entrar al penal, y que al 33 por ciento le cobraban la visita conyugal.

Hazael permaneció en el cargo. A los pocos meses Grupo Imagen exhibió videos que mostraban cómo operaban los reclusos la extorsión telefónica, en presencia de custodios y funcionarios penitenciarios. En dichas imágenes se veía cómo reos y autoridades acordaban las cuotas para tener celulares en los dormitorios, cómo se ofrecía la droga y el alcohol en las “tienditas” del reclusorio.

La exhibición de esos videos acarreó una oleada de denuncias que demostraron que la corrupción era “el pan de cada día” en dichos centros.

Hazael Ruiz anunció una serie de medidas, y todos siguieron tan campantes. Incontables veces se pidió su cese, pero funcionarios del gobierno federal aseguraban que precisamente para eso lo habían puesto ahí: llevaba más de 20 años en el sistema penitenciario: conocía todos los secretos y todos los enjuagues.

Vino el cambio de gobierno y un nuevo discurso de honestidad. A varios expertos en temas de seguridad les sorprendió que Hazael fuera sostenido en el cargo. A otros no les pareció tan extraño.

En agosto pasado se desató un incendio en el reclusorio oriente. Tres personas murieron. Otras siete resultaron con quemaduras graves –entre ellas el exdueño del News Divine. Hazael “dejó en claro” que las muertes no tenían relación con ningún hecho violento, sino con un incendio accidental. Las víctimas, según se informó, estuvieron expuestas al fuego más de media hora, sin que ninguna autoridad se les acercara, y murieron por inhalación de monóxido de carbono.

Hazael Ruiz dijo que se iba a investigar si los custodios habían cometido alguna omisión.

Al mes siguiente un grupo de internos del oriente intentaron ingresar con armas punzocortantes a otro dormitorio.

Hazael dijo que por suerte todo pudo ser controlado.

A principios de este año estalló un nuevo escándalo por extorsiones realizadas desde los centros de readaptación social capitalinos. El gobierno de Claudia Sheinbaum negó primero que las extorsiones vinieran de las prisiones y luego admitió el decomiso de casi dos mil teléfonos celulares hallados en los dormitorios de los internos.

Nadie dijo una palabra de cómo habían entrado dichos aparatos.

Hoy, Hazael Ruiz anuncia una nueva investigación por la fuga de los miembros del Cártel de Sinaloa, y la secretaria de Gobierno nos dice que “hay molestia” por estos hechos.

A los internos, por cierto, “como en los gobiernos anteriores”, les abrieron todos los candados que llevan a la calle.

Ámbito: 
Nacional