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TEMPLO MAYOR

LÁSTIMA que en el Insabi hay escasez de medicamentos, porque más de uno necesita una buena dosis de passiflorine después de la reunión entre los gobernadores panistas y Andrés Manuel López Obrador.

Las cosas se pusieron muuuy tensas.

EN EL ENCUENTRO en Palacio Nacional, los albiazules le presentaron el acuerdo al que finalmente habían llegado con el secretario Jorge Alcocer, para sumarse de manera parcial al nuevo sistema de salud.

Y ahí vino el shock: ¡el Presidente lo desconoció!

QUIENES estuvieron ahí cuentan que López Obrador les dijo que sólo había dos píldoras y que debían escoger una: adherirse al Insabi en sus términos o rechazarlo por completo.

Los gobernadores le explicaron con detalle sus reparos y señalamientos sobre el mal diseño y funcionamiento del instituto, pero lo único que obtuvieron fue la intransigencia presidencial.

Y NO sólo eso: el jefe del Ejecutivo los amenazó con que tampoco podrían sumarse a las compras consolidadas de medicamentos para reducir costos si no firmaban el acuerdo del Insabi.

Ahora cada estado tendrá que decidir si dobla o no las manos.

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QUIENES andan moviendo las aguas en la UNAM están buscando crear la tormenta perfecta.

No sólo siguen tomados siete planteles, ayer se vieron de nuevo escenas de vandalismo en Rectoría y hubo golpes en la Facultad de Derecho, sino que ahora además hay que sumar la tensión con el sindicato universitario.

ALGUNOS grupos al interior del STUNAM están queriendo aprovechar la mala situación del rector Enrique Graue para pedirle las perlas de la virgen.

Ante la propuesta de las autoridades de otorgar un 3.4 por ciento de incremento salarial, ellos están pidiendo… ¡el 50 por ciento!

LO MÁS EXTRAÑO es que Graue parece que prefiere seguir aguantando los embates, antes de alzar la voz para pedir que alguien rescate a la UNAM.

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VAYA, VAYA, da la impresión de que el magistrado Francisco José Huber Olea ya no sabe cómo echarse para atrás en su hostigamiento en contra de la libertad de expresión.

Y es que ahora salió con que no fue su culpa obligar al editorialista Sergio Aguayo a depositar una fianza de 450 mil pesos para cuidar el “honor” de Humberto Moreira.

DE MANERA muy conveniente al jurista, como que se le olvidó que él fue quien cambió una primera sentencia que absolvía al periodista al reconocer su derecho a expresar una opinión sobre quien fuera el gobernador priista que dejó en el hoyo a Coahuila.

Para Huber Olea, haber escrito “hedor corrupto” cerca del apellido Moreira resultaba en un hecho digno de una multa de 10 millones de pesos.

¿SERÁ QUE el magistrado ya se dio cuenta de su error o nomás está preocupado de que la Suprema Corte le ponga orejas de burro?

Es pregunta inocente.

Ámbito: 
Nacional