Líderes excarcelados reorganizan a los Guerreros Unidos
La medianoche del domingo 2 de febrero hubo un ataque armado en una plaza de toros de Zacacoyuca, Iguala. Un comisario ejidal murió. Otra comisaria recibió varios impactos de bala en el estómago.
La agresión ocurrió pasada la medianoche, mientras se celebraba la fiesta de la Candelaria. Disparos de AK-47 y AR15 llegaron desde el exterior del recinto. Mientras el público se hundía en la sicosis, los atacantes prendieron fuego a los alrededores.
Al día siguiente presuntos integrantes de Guerreros Unidos subieron un video en el que se veía el interrogatorio y tortura a que fue sometida una mujer a la que ejecutaron más tarde. Admitió ser de Huitzuco y trabajar para “don Nencho”, apodo que recibe el capo Onésimo Marquina, señalado como sucesor de Santiago Mazari, El Carrete, al frente de Los Rojos.
El tiroteo en la plaza de toros representaba un nuevo intento de este grupo por apoderarse de Iguala. Según investigaciones oficiales, Marquina se alió con una célula que se escindió de los Guerreros Unidos tras los sucesos en Iguala de septiembre de 2014, y que es conocida como Los Números.
Mientras duró el escándalo y se armó el voluminoso proceso por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, los Guerreros Unidos se vieron profundamente debilitados. Se llegó a decir incluso que habían desaparecido. El vacío fue llenado en parte por Los Números, cuyo líder, apodado El Nueve (su nombre: Pedro Millán Flores), logró operar tanto en Iguala como en Huitzuco.
En narcomantas colocadas en octubre y firmadas supuestamente por los Guerreros Unidos, se llamó a los habitantes de Iguala a deslindarse del grupo escindido, y se anunció la llegada de una nueva ola de violencia.
Esa nueva ola ya comenzó. Fuentes de seguridad locales, así como del gobierno federal, aseguran que obedece a una razón: la vuelta a Iguala de antiguos líderes de Guerreros Unidos que fueron recientemente excarcelados (algunos miembros del grupo, como Gabriel León Villa, han sido incluso ejecutados).
Una versión indica que la reorganización de Guerreros Unidos la está llevando a cabo gente del grupo Los Tilos, una célula de esa organización criminal, cuyo jefe era Víctor Hugo Benítez Palacio, alias El Tilo.
Los seis hermanos de apellido Benítez Palacio, dueños de un autolavado llamado Los Peques, controlaban en 2014 el narcomenudeo en Iguala, Cocula, Taxco y Huitzuco, según el expediente del caso Iguala. A Los Tilos se les acusó de haber desaparecido una parte de los alumnos de la normal en un rancho cercano a Tijeritas (mientras otros eran conducidos al polémico basurero de Cocula).
Hoy, uno de los hermanos Benítez ha alcanzado la libertad. Trabajos de inteligencia lo ubican de regreso en la acera donde resbaló, el municipio de Iguala, en donde, según las autoridades, recompone al grupo y establece alianzas nuevas (se ha llegado a hablar de una con el Cártel Jalisco Nueva Generación).
Una segunda versión señala como encargado de reorganizar a los Guerreros Unidos al famoso Gildardo López Astudillo, alias El Cabo Gil, cuyo nombre recorre el expediente entero, y al que las investigaciones de entonces ubicaron como jefe de plaza en Cocula. El Gil habría sido quien avisó que Los Rojos estaban entrando a Iguala aquella noche, cuando los autobuses en que viajaban los normalistas cruzaron los límites de la ciudad.
El Cabo Gil fue señalado por diversos cómplices como uno de los operadores de la desaparición de los alumnos. En su investigación, la Comisión de Derechos Humanos indicó que las versiones que lo involucraban coincidieron en innumerables puntos: tanto las enunciadas por miembros de la organización supuestamente torturados, como en las de aquellos sobre las que no recayó sospecha alguna de tortura.
A pesar de que estas últimas declaraciones, según la CNDH, “no adolecen de cuestionamiento ni legal ni público”, El Gil fue liberado.
En lo que coinciden fuentes del ámbito estatal y el ámbito federal es en que los Guerreros Unidos volvieron a organizarse y están en guerra con Onésimo Marquina, sucesor de El Carrete al frente de Los Rojos.
Alrededor de estos grupos estarían gravitando, mediante la formación de bloques y alianzas, La Familia Michoacana, el Cártel Jalisco Nueva Generación, el grupo de Los Números, e incluso el de los Tequileros.
La sombra de los mismos grupos sigue flotando sobre Iguala. Como en 2014, ¿recuerdan?, en aquellos días en que “fue el Estado”.