¡Yo quiero el avión!
Vivo en un país que rifa un avión, pero no se lo da al ganador.
No es sencillo vivir en estos tiempos. Yo cada vez entiendo menos.
La verdad es que en las últimas semanas me había emocionado la idea de comprar un par de cachitos de la rifa para el avión. Nomás por el desmadre de qué tal si me lo ganaba.
Es más, hasta perdiendo, me ilusionaba la idea de la noticia que alguien, en alguna parte de este país, fuera dueño del avión que no tuvo ni Obama. La emoción, el espectáculo, las preguntas ¿y ahora qué hago con él? ¿Quién me lo guarda? ¿Dónde recluto a un piloto? ¿O necesito tres pilotos? ¿Quién lo limpia? ¿Para qué me sirve? ¿A dónde puedo ir? ¿A quién se lo presto? ¿Lo vendo? ¿A cuánto? ¿Dónde se firma el traspaso? ¿Qué gasolina usa?
La verdad es que, si ya era mío, había planeado pasar un par de noches en el avión con mis amigos, nomás por las fotos, y luego, como cuesta mucho mantenerlo, dicen, y aún más viajarlo, lo remataba al diez por ciento de su valor a quien sea y ya está, de otra manera, nunca veré ese dinero junto en mi vida ni aunque tuviera muchas vidas más.
En fin, la verdad estaba a todo dar. Mejor negocio que el Melate o la lotería, y el premio da mejores selfis.
Pues ahora resulta que no.
Según anunció el viernes el presidente Andrés Manuel López Obrador el único avión en la rifa es el que sale en la foto del cachito de la rifa.
De hecho, en la rifa ya hay ganador: la Fuerza Aérea, que se lo quedará.
Si gano la rifa en donde el avión es la foto publicitaria me darán 20 millones de pesos, lo que no está mal, esa lana tampoco la veré junta en mi vida; peeero, pues no es el avión. Y la rifa no es tan atractiva, por 30 pesitos el Melate me puede dar hasta 100 millones. Y con revancha y revanchita, hasta más.
En fin, que lo que inició como una rifa emocionante por el premio, terminará en un acto de recaudación para el sistema de salud. No está mal, compraré un par de cachitos, prometo.
Pero me han robado una ilusión.
@puigcarlos