Actores del sector público y privado debaten en un desayuno de EL PAÍS sobre las perspectivas del sector hídrico en una ciudad de 21 millones de habitantes
Jordi Valls, director de Suez en América Latina; Rocío García, investigadora de la UNAM; Blanca Jiménez, directora de la Conagua; Anaid Velasco, coordinadora de investigación de CEMDA, y Adrián Pedrozo, director del IMTA.
Llevar agua a casi nueve millones de habitantes y a otros 12 millones de personas que estudian, trabajan y la visitan a diario. De ese tamaño es el reto de cubrir las necesidades hídricas de Ciudad de México, la mayor urbe de habla hispana y la quinta más poblada en el mundo. El desafío atraviesa un complejo abanico de problemas medioambientales, económicos y sociales, pero en el centro del debate está cómo garantizar un derecho humano que es fundamental en un país marcado por las desigualdades crónicas y ante un escenario global en el que los recursos se hacen más escasos y están cada vez más comprometidos. EL PAÍS abre la conversación con seis especialistas de la academia, las organizaciones civiles, las empresas y el sector público que han abordado esta problemática en un Desayuno de Redacción convocado esta semana.
"Encontrar soluciones es una obligación, no solo porque estamos hablando de agua, también porque estamos en tiempos de emergencia climática", afirmó Javier Moreno, director de EL PAÍS América en el inicio de la conversación. En los últimos años, el cambio climático ha dejado de ser una amenaza para convertirse en un asunto de urgencia crítica. Su impacto se traduce en cambios en los patrones de precipitación y en la disponibilidad del agua, pero también se ceba con los sectores más vulnerables, que son también los más afectados.
Los clivajes entre ricos y pobres o lo urbano y lo rural marcan abismos entre las realidades que afrontan diferentes estratos de la sociedad, pero que viven en una misma ciudad. Esta diferencia es clave para Blanca Jiménez, directora de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la máxima autoridad del sector en el país. "Nuestro reto principal es atender los picos de demanda y descarga que se desprenden del que ha sido el modelo de desarrollo y que ha provocado una migración permanente del campo a las ciudades", señaló Jiménez. La concentración masiva de personas con servicios saturados y las comunidades alejadas con acceso limitado a esos servicios son postales que coexisten en Ciudad de México y en otras capitales latinoamericanas. "Por eso es crucial incorporar conceptos como la eficiencia para aprovechar los recursos y emprender campañas de comunicación para concienciar a los ciudadanos", coincidió Jordi Valls, director general de Suez en América Latina.
El desordenado crecimiento demográfico y de la mancha urbana está en el centro del problema. Mientras el poniente y el centro de la ciudad se llenan de desarrollos inmobiliarios de alta gama que añaden estrés a la provisión de servicios, la escasez se agudiza en los barrios de bajos ingresos del oriente de la capital. El Sistema de Aguas de Ciudad de México (Sacmex), el órgano que se encarga de la operación del sistema hidráulico, ha puesto en la mira el problema de las fugas, por las que se pierde entre un 30% y un 40% del líquido, y ha hecho una inversión de 300 millones de pesos (unos 15 millones de dólares) para analizar los sectores prioritarios en la distribución del líquido. "La medición es fundamental; necesitamos que los ciudadanos tengan más información para crear una cultura del agua y sepan cuánta agua consumen, eso produce cambios", comentó Rafael Bernardo Carmona, coordinador de Sacmex.
El mantenimiento de la red es motivo a menudo de descontento con cortes intermitentes y escasez permanente del líquido en algunas zonas. Lo técnico se cruza con lo político y lo social. "Es necesario tomar otras medidas paralelas para encontrar soluciones adaptadas a las necesidades locales de cada zona de la ciudad", agregó Carmona al respecto. Para Rocío García, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México, se debe atacar las causas del problema, como la sobrepoblación y el desarrollo urbano descontrolado, para no caer en soluciones paliativas. "No hay gobierno que soporte esa presión", explicó García, que hizo también énfasis en el problema de la contaminación del agua.
"Lo que se ha hecho en los últimos 30 años no ha estado del todo bien, pero cuando uno ve la cantidad de necesidades que se tienen que cubrir, prácticamente no hay otra ciudad del mundo que haga eso", apuntó Adrián Pedrozo, director del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, al hablar de la demanda, las descargas al drenaje y la reutilización de agua tratadas y residuales. "Se tiene que poner mayor énfasis en el mantenimiento de infraestructuras", dijo Valls. "Nuestro rol será el que decida el sector público", agregó el director de Suez sobre la participación del sector privado.
Para Anaid Velasco, coordinadora de investigación del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, es relevante que se tomen en cuenta las soluciones que puede aportar el manejo comunitario del agua, así como que se reconozca la interlocución de actores intermedios entre las autoridades y los ciudadanos, como las organizaciones de la sociedad civil. "Es importante establecer responsabilidades, sobre todo para que estos actores sean sujetos de derechos y obligaciones", indicó Velasco.
El compromiso de las autoridades es que para el final del Gobierno de Claudia Sheinbaum (2018-2024) haya agua corriente para todos los habitantes de Ciudad de México. Pero el problema del agua va más allá de lo que se pueda hacer en el sector y obliga a buscar medidas coherentes en temas como la reglamentación del uso de suelo y el reordenamiento territorial, coinciden los participantes. "Toma tiempo, dinero y no hay una varita mágica", reconoció Jiménez. "No podemos generar un cambio si antes no se ataca la pobreza, la desigualdad social y las injusticias", agregó la funcionaria.
Blanca Jiménez, directora de la Conagua
"Tenemos que acabar con la narrativa de la lucha por el agua y empezar a colaborar", afirma Jiménez. En su opinión, mejorar el panorama hídrico en el país pasa también por crear un marco que ataque a la pobreza, la desigualdad y la corrupción, que agravan las injusticias en el acceso al suministro.
Jordi Valls, director de Suez en América Latina
"Hay innumerables modelos, pero para aumentar la eficiencia hay que copiar lo que funciona y aprovechar el conocimiento que existe", sostiene Valls. El empresario dice que en el sector privado hay interés de incursionar en el suministro y procesamiento del agua, pero que es tarea del Gobierno definir las reglas del juego para que esto suceda y dé certidumbre a todos los involucrados.
Anaid Velasco, coordinadora de investigación de CEMDA
"El agua es un bastión político", apunta Velasco. Para la abogada se tiene que hacer partícipes a sectores que históricamente han sido marginados de la toma de decisiones, así como buscar soluciones en el ámbito comunitario y desde la sociedad civil.
Adrián Pedrozo, director del IMTA
Pedroza lamenta que el modelo de desarrollo de las últimas tres décadas agravó los problemas en el abastecimiento de los servicios básicos y dañó el medioambiente. La clave, dice, está en buscar respuestas específicas. "Tenemos que enfocarnos en las problemáticas locales para alcanzar la igualdad y la justicia hídrica", insiste el director del IMTA.
Rocío García, investigadora de la UNAM
"El agua es un recurso que todos necesitamos", dice la investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera. "El tema es qué agua tenemos, qué vamos a distribuir y cómo", plantea García, que aboga por sinergias entre el ámbito académico, el Gobierno y el sector privado.
Rafael Bernardo Carmona, director del SACMEX
"El problema de las fugas no es exclusivo de Ciudad de México, pero eso no nos libera de él", señala Carmona. El director de SACMEX se centra en la medición sectorial de la red de Ciudad de México para hacer diagnósticos y plantear soluciones por zona, aunque admite que falta mucho por avanzar en esa tarea.