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SERPIENTES Y ESCALERAS

El ex futbolista envió una carta al IMPEPAC en donde le solicita formalmente los requisitos para ser gobernador porque está interesado en participar en la contienda del 2018. Antes de cumplir su primer año en la ciudad el Temo ya piensa en gobernar el estado.

 

La semana pasada fue de violencia y destapes; lo primero es un hecho cotidiano y lo segundo, sin ser sorpresivo, fue diferente a lo habitual. El lunes Graco Ramírez declaró que no terminaría su gobierno porque buscaría la candidatura del PRD y del PAN a la presidencia. El miércoles se conoció la intención del alcalde de Cuernavaca Cuauhtémoc Blanco de buscar la gubernatura. Morelos se ha convertido en la tierra de las ocurrencias.

A unos meses de haber iniciado su gestión como presidente municipal de Cuernavaca (que es a la vez su primera experiencia en política), Cuauhtémoc Blanco Bravo ya expresó su deseo de buscar la gubernatura de Morelos. Al Temo (como a Graco) se le ve poco por la tierra que gobierna, es más fácil coincidir con él en algún restaurant de la ciudad de México o verlo entrenar al medio día en el Sport City.

¿A qué hora trabaja Cuauhtémoc? ¿En qué momento define su agenda, revisa los pendientes municipales, supervisa la actuación de su equipo o re reúne con grupos de la sociedad? ¿Cuándo convive con el pueblo que gobierna?

La del alcalde capitalino es, como la del gobernador de Morelos, una administración a distancia. Ambos personajes dejaron la responsabilidad operativa y política en manos de otros mientras ellos se dedican a labores que les gustan y satisfacen más.

De un tiempo a la fecha Morelos se ha convertido en eso, en un platillo de segunda mano para políticos que buscan estar al frente de las instituciones para inmediatamente entregarlas a alguien más. Son una especie de gobierno en concesión que se gana en las urnas y se entrega a cambio de algo.

Seis meses son muy poco tiempo para evaluar el desempeño de una autoridad. A pesar de la campaña de autoelogio que en redes sociales promueve el equipo de Blanco Bravo, la realidad es que su gobierno aún no da muestras de triunfo, ni ha podido sacar adelante a la ciudad del bache (literal) en que se encuentra.

Las primeras acciones del americanista fueron la pavimentación masiva de más de 200 mil metros de calles, mismas que con las primeras lluvias han sufrido un fuerte deterioro. Aparte de eso su administración todavía no muestra nada, sigue moviéndose en el limbo y carece de la personalidad que el futbolista tuvo en la cancha. Obvio: gobernar no es lo mismo que patear balones.

Pero aunque medio año es muy poco, parece ser tiempo suficiente para que el edil exprese que ahora quiere ser gobernador. Tal vez el ex futbolista no tiene claro en lo que se está metiendo, es probable que los consejos de Graco, de los hermanos Yáñez, del comerciante Gayosso y del subsecretario Meade lo emocionen para lanzarse a una nueva cruzada política, pero es claro que la contienda del 2018 no será igual a la del 2015, ni Morelos es Cuernavaca.

Un error común en los políticos es emocionarse antes de tiempo, brincar de cargo en cargo y suponer que la gente es tan tonta para creer dos veces la misma mentira. Antes de pensar en ser jefe del estado Blanco debe demostrar que es un buen administrador de la ciudad; su mejor carta de presentación para cualquier otro cargo público tienen que ser los éxitos de su gobierno.

Cuauhtémoc dijo siempre que es un ciudadano, no un político. Es tiempo que demuestre que tiene palabra y cumpla lo que prometió en campaña. Antes de agracarse, que saque adelante la encomienda que tiene.

Para fantoches es suficiente con Graco.

  • posdata

Desde hace meses el Centro SCT Morelos lleva a cabo una obra en el libramiento Cuernavaca. Paso Express le llaman a un proyecto carretero que pretende agilizar el tránsito para quienes cruzan la ciudad, ampliando a diez carriles las vialidades existentes.

Desde el principio la obra presentó problemas: el director no se interesó en socializar el proyecto, la dependencia trató de imponer condiciones a los afectados y luego de muchos meses e innumerables bloqueos, los trabajos siguen a paso de tortuga.

El problema no es sólo la terrible manera de operar de la dirección a cargo de José Luis Alarcón (el director del Centro SCT), su nulo conocimiento de la ciudad, su ignorancia técnica y la soberbia como actúa la dependencia federal. Aunado a ello sobresale la mala calidad del trabajo, la suciedad como están laborando y la terrible logística en la edificación.

Desde el punto de vista social o desde una visión técnica es posible criticar la obra. La mediocridad como actúa la SCT es visible desde muchos ángulos, pero la podemos (y debemos) observar desde uno en particular: vidas humanas.

A lo largo de los meses que lleva esta construcción se cuentan por decenas las personas que han sufrido un accidente o han perdido la vida. La falta de señalización, la suciedad del trabajo y la irresponsabilidad de los contratistas se traduce en muertes de gente inocente que sufre un accidente en ese tramo carretero.

No hablemos en este momento de los millones de pesos que representan los accidentes suscitados a causa de la obra, tampoco de enorme impacto ambiental que implica la tala de al menos 3 mil árboles ; son tantos los conflictos que ha ocasionado este proyecto que, para dimensionar lo que implica, es prudente contabilizarlo en decesos.

No queda duda que el libramiento de Cuernavaca ya estaba rebasado por la cantidad de vehículos que lo utilizan, que era necesario realizar alguna obra de ampliación o alguna medida que ayudara a agilizar al tránsito vehicular. Pero lo que está haciendo la SCT no es la mejor decisión, aunque probablemente sea la más lucrativa para los bolsillos de algunos funcionarios federales.

Recordemos que hace unos años la SCT desarrolló un proyecto carretero denominado Libramiento Norponiente, que rodearía la ciudad por la parte norte, hacia la zona poniente (de ahí su nombre) y se integraría a la autopista del Sol en Alpuyeca. Esa nueva vialidad (así lo dijo la SCT) sería la primera autopista verde del país, tendría una mínima afectación a la zona boscosa del valle de Cuernavaca y por su diseño impediría que a su alrededor se desarrollaran nuevos asentamientos humanos, como pasó con el libramiento.

El gobierno federal invirtió cientos de millones de pesos en este proyecto, realizó estudios, contrató especialistas, hizo trazos y estuvo a punto de comprar la tierra. Entonces vino el cambio de administración y en su discurso de toma de protesta Graco Ramírez vetó la obra y anunció un segundo piso en el libramiento de la ciudad.

No queda claro en que punto el Libramiento Norponiente fue cancelado, no se sabe si fue por el veto de Graco Ramírez o por decisión federal, pero a la vuelta del tiempo aquella vialidad se desechó y la SCT impulsó una ampliación carretera que (hasta ahora) no luce como una solución de fondo al tráfico.

Pero regresemos a lo que estábamos: el desarrollo de la obra es asqueroso, a diferencia de lo que hace la SCT en la entrada a la Ciudad de México, donde edifican un segundo piso, aquí las máquinas trabajan sin orden, dejan desperdicios por todos lados y la falta de señalización es causante de accidentes mortales cada semana.

¿Cómo es posible que en Tlalpan lleven a cabo una obra mucho más grande, en un lugar mucho más transitado, con mucha más limpieza y orden que en Cuernavaca? ¿Cómo justifica el director de la SCT Morelos tantos muertos a causa de esta vialidad? ¿Por qué no trabajar con la pulcritud y eficiencia que tienen en la construcción del segundo piso de Tlalpan?

La respuesta a estas interrogantes la responden otros delegados federales: José Luis Alarcón no sabe del tema, llegó al cargo por ser amigo de un amigo del presidente y lo único que está haciendo con el Paso Express son negocios personales. No le importan las personas que mueran por la obra.

¿Cuántas vidas más costará el Paso Express de la SCT Morelos? El director de la SCT Morelos es un ejemplo de los funcionarios que integran al gobierno de Enrique Peña Nieto.

  • nota

El debate por los matrimonios igualitarios en Morelos vivió un nuevo episodio el sábado pasado, cuando miles de ciudadanos se manifestaron en las calles contra la decisión que tomó el congreso del estado.

La caminata la encabezó el obispo, le acompañaron algunos panistas, una priísta y muchísima gente que de manera pacífica reclamó la forma como el poder legislativo modificó la constitución local.

En esta movilización las expresiones no fueron en contra de los beneficiarios de la ley (la comunidad homosexual), sino en contra de los legisladores, por la forma como procedieron. El contingente llevaba en mantas copias de las 18 actas de cabildo (incluyendo ahora la de Ocuituco) en donde los ayuntamientos se pronunciaron en contra de la nueva ley.

Los ciudadanos inconformes acusan al congreso, refieren que el proceso fue ilegal y recriminan el actuar de los representantes populares.

En la cámara la postura es firme: se actuó conforme a derecho y se cumplió con la ley en todos sus términos.

La discusión apenas comienza, la determinación final sobre el caso (confirmando o revirtiendo) podría venir de una autoridad judicial.

El plazo de ley para Ocuituco aún no vencía cuando fue declarada la nueva ley.

Pregunta ¿Podía el Congreso validar la ley sin el voto de uno de los municipios?

  • post it

Muy a su estilo, el gober tuitea y presume cosas que regularmente ocurren sólo en su mente, que lee en los reportes que le entregan sus empleados, pero que no reflejan la realidad del estado.

“Así soy yo, soy una gente que puede dialogar con todos… La gente aprueba mi gestión, reconoce las acciones de mi gobierno… hemos hecho más en tres años que en los últimos tres sexenios… Morelos es ejemplo a nivel nacional, el presidente toma muchas de las acciones que aquí llevamos a cabo para implementarlas en el país… El C5 es el centro de inteligencia más moderno de México, ha dado resultados en seguridad… La violencia ha disminuido en Morelos, la gente vive tranquila, sale por las noches y los visitantes son cada día más…”

Estas son algunas de las expresiones cotidianas del tabasqueño. Así, por ejemplo, presumía la semana pasada al titular de turismo que nuestra entidad era segura, que estaba tranquila y gozaba de paz.

Lo que no dice Graco es lo que sucede más allá de su mente y de su TimeLine, lo que viven los ciudadanos o diariamente publica uno de sus periódicos de cabecera. El viernes, por ejemplo, el perredista presumía los avances que teníamos en materia de seguridad, la baja incidencia delictiva, la casi nula violencia y la tranquilidad como viven los ciudadanos.

Ese mismo día siete personas fueron asesinadas en diferentes puntos del estado, al menos cuatro en la zona metropolitana, a unos pasos de sus oficinas y las instalaciones de la policía. La semana pasada también fueron ejecutadas varias mujeres, entre ellas una niña de 5 años que acababa de salir del kínder.

Ese otro Morelos es el que no reconoce Graco Ramírez. Ese estado de violencia e impunidad está más allá de la realidad de un hombre que ya no quiere estar al frente de la administración estatal porque ahora persigue un sueño presidencial.

No hay manera de ocultar lo evidente: la estrategia de seguridad en Morelos fracasó. Con más de 250 ejecutados en seis meses es imposible sostener que vamos por el camino correcto y la entidad está en paz.

  • redes sociales

Tres noticias:

La buena: Cuauhtémoc Blanco piensa dejar la alcaldía de Cuernavaca.

La mala: para buscar la gubernatura de Morelos.

La peor: Puede ganar.

Comentarios par una columna lluviosa: eolopacheco@elregional.com.mx

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