Las mujeres, el virus y la 4T
Sucede a todos los gobiernos, no hay manera de escapar a las coyunturas que no se imaginaron. Todos los gobiernos detestan esos momentos que los desvían de su agenda, de lo que ellos creen importante, de lo que planearon.
Pero son estos momentos los que definen a los gobiernos.
Estos días son la primera y mayor prueba para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y su 4T.
Dos asuntos que hace unas semanas ni siquiera imaginaban, acapararán la atención pública: el movimiento de las mujeres, la marcha, el paro, y las acciones que le sigan; y la crisis del Coronavirus.
Ninguno de los temas estaba en la agenda la transformación.
Ninguno es responsabilidad de esta administración.
Ninguno puede ser enfrentado con las dos recetas que el gobierno aplica a la mayoría de los retos que enfrenta el país: cero corrupción y austeridad republicana.
En el caso de la violencia contra las mujeres, el Presidente ha insistido en no salirse del guion: están atacando las causas, sea lo que sea que eso signifique; y ha vuelto a llenar su discurso de mensajes moralistas respecto a la desintegración familiar y comportamientos individuales. Ni un paso atrás en decisiones originales de su gobierno que han disminuido la capacidad del Estado para, al menos, comenzar a enfrentar el asunto.
De poco ayudó aquel anuncio del fiscal queriendo borrar, o alterar, el delito de feminicidio. Ni la diferencia pública entre miembros del gabinete sobre qué hacer el 9 de marzo.
En días recientes el Presidente ha atemperado el discurso pero no hay propuestas de política pública concreta.
En el caso del virus, hasta ahora el gobierno ha actuado con prudencia y transparencia; pero ha nadie escapa el hecho que la crisis llega en un momento de profunda transformación del sistema de salud que incluye escasez de medicamentos por cambios en las maneras y lineamientos para adquirirlos.
La volatilidad económica que está causando el virus comienza a pegar en variables que el Presidente ha cuidado y presumido como el dólar; y habrá que estar pendientes de cómo pega la posible desaceleración mundial a la atascada economía mexicana.
Son semanas clave.
Los gobiernos se miden con sus reacciones a circunstancias inesperadas.
En esos tiempos estamos.
@puigcarlos