Un prominente miembro de una comunidad mexicano-estadounidense asentada en el norte de México, destrozada en noviembre por la matanza de tres mujeres y seis niños en un camino rural, ha huido a Estados Unidos al parecer tras recibir amenazas de muerte.
Julián LeBarón, quien desde hace mucho tiempo ha denunciado abiertamente las actividades delictivas en la región así como la complicidad de autoridades locales con diversos grupos criminales, manifestó su frustración ante la persistente inseguridad en los alrededores de su comunidad en México, país que registró en 2019 un total de 35 mil 588 homicidios, cifra que ha rebasado cualquiera de los años anteriores desde que se comenzó a llevar la cuenta en la década de 1990.
“Creo que se está llegando a un punto crítico, es decir, la gente está harta de los criminales”, declaró el sábado LeBarón desde Phoenix en entrevista telefónica con The Associated Press. “Está harta y cansada de sentir que no puede desplazarse libremente. En otras palabras, poco a poco se termina privando a la gente de su libertad”.
LeBarón cree que la amenaza está relacionada con su negativa a mantenerse callado y dejó entrever que la gota que pudo haber derramado el vaso fue una reciente disputa verbal con la Policía local.
BALACERA EN CASAS GRANDES
El 17 de febrero, dijo, hubo una balacera en Casas Grandes, poblado del Estado de Chihuahua, donde LeBarón tiene una vivienda, seguida de un par de detonaciones al parecer de granadas, y después más disparos. Al día siguiente, LeBarón se comunicó con la Policía local para preguntar y un agente le dijo que no sabían nada de esos hechos. Tuvieron una discusión y el agente colgó el teléfono a LeBarón.
Esa noche, LeBarón dijo haber recibido una llamada telefónica en su casa de una fuente amistosa que le dijo tener información de que La Línea, un grupo delictivo al servicio del Cártel de Juárez, quería matarlo y que necesitaba irse a un lugar seguro, de preferencia al otro lado de la frontera.
LeBarón corrió atrás de un muro de concreto y solicitó asistencia a la Policía Federal destacada en la cercana colonia LeBarón, una fuerza en la que la comunidad mayormente confía y con la que tiene buenas relaciones. Cuando llegaron a Casas Grandes, vieron “gran movilización” policial, agregó.
Una trabajadora doméstica de un pariente informó después haber visto aquella noche a 15 hombres armados en un canal a dos manzanas de distancia de la casa de LeBarón, quien cree que podría haber sido el objetivo.
‘PIEDRA EN EL ZAPATO’
“Somos una piedra en el zapato para esta gente porque toda la policía local en nuestra región en el noroeste de Chihuahua, todos trabajan para el cártel. Y obviamente, las autoridades estatales se hacen de la vista gorda frente al hecho de que tenemos un ejército armado que anda suelto en las calles y asesinando a personas, así como una total y absoluta impunidad”, declaró LeBarón.
“Sólo puedo suponer que se debe a que hemos hecho mucho ruido”, afirmó, “obligando a las autoridades locales a hablar con gente del cártel”.
Después de esconderse un par de días en una finca que consideró segura, LeBarón viajó en vehículo con su tío y una escolta de la policía federal hasta la frontera con Arizona.
La comunidad extendida LeBarón está integrada en su mayoría por mexicano-estadounidenses bilingües que han vivido durante décadas en el norte de México y aunque sus miembros se consideran mormones, no están afiliados a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
COMUNIDAD DE MÁS DE UN SIGLO
Los orígenes de la comunidad datan de hace más de un siglo, cuando la iglesia de los Santos de los Últimos Días puso fin de manera oficial a la poligamia, lo que obligó a muchas familias que continuaban practicándola a establecerse en colonias en otros lugares. Muchos miembros de esa comunidad en el norte de México han dejado de practicar la poligamia al paso de las generaciones.
Un hermano de LeBarón, Benjamín, que era activista contra la delincuencia, fue asesinado en 2009 por miembros armados de un cártel. LeBarón perdió a más seres queridos en la emboscada de noviembre en un camino de terracería en las montañas en un territorio cuyo control se disputan grupos delictivos. En esos hechos sujetos armados balearon e incendiaron uno de tres vehículos.
Las mujeres y niños asesinados viajaban ese día a La Mora, en el estado de Sonora, al otro lado de las montañas, desde Casas Grandes y la Colonia LeBarón en Chihuahua. El presidente Andrés Manuel López Obrador viajó en enero a La Mora y se comprometió a llevar ante la justicia a los responsables de esa masacre. Decenas de sospechosos fueron identificados y varios detenidos.
REGRESAN FAMILIAS
LeBarón también dijo que él visitó La Mora en fecha reciente y que han regresado algunas familias que huyeron a Estados Unidos después de la emboscada. Los soldados fueron destacados en la zona en forma permanente, aseveró, y vigilan el camino donde ocurrió el ataque.
Afirmó que en los próximos días viajará a Seattle para un posible trabajo en la construcción y esperará hasta que las cosas se enfríen en la zona donde tiene su casa.
A la pregunta de si podría regresar a México, LeBarón dijo: “Honestamente creo que si capturan a todos los responsables de las muertes de mis primos, posiblemente no habría problema”.