Después de la pandemia, apunte optimista
En algún tiempo, esperemos que más pronto que tarde, la expansión del Covid-19 por el mundo cesará, los casos comenzarán a ser menos, se habrán acumulado tragedias y, uno supone, algunos triunfos para quienes actuaron bien y a tiempo.
Ahí donde la salud y la prevención no está asegurada para todos habrá conciencia de que no importa, de nada sirve que unos puedan pagar el acceso a la salud, si no lo tienen todos. En particular en Estados Unidos, el país más rico del continente, con un poco de suerte aprenderán que sin un sistema de salud que proteja a todos al menos en el nivel básico, no hay manera. De nada sirve el sistema que protege solo a algunos, las epidemias no distinguen entre quienes tienen seguro y los que no.
Ya habrá tiempo de evaluar y las instituciones nacionales y mundiales tendrán que repensar cómo lidiar con estas cosas en este mundo globalizado y conectado.
Será aleccionador y trataremos de entender cómo es que el virus comenzó en el país que hemos visto como el milagro económico de las últimas décadas y después brincó y tiene contra la pared a países en el continente que creemos como el más desarrollado.
En lo individual, habremos aprendido que esa persona que en nuestro grupo de Whatsapp de 100 personas y que en estos días quiso vendernos un gel que según ella era la panacea no quiere más que negocio con nosotros y, espero, habremos aprendido que hay un valor en las instituciones periodísticas que saben qué significa la palabra verificación en medio de una tormenta de noticias falsas de esas que o quieren alarmar o hacernos pensar que no pasa nada.
Habremos aprendido si nuestro doctor de confianza en verdad lo es o nos quiso cobrar 10 mil pesos por una prueba que él no hace —sí, los hay así—; y de quienes quisieron utilizar la coyuntura para hacer un dinerito.
El peligro del contagio, espero, nos habrá enseñado a ser solidarios y a cuidar especialmente de las personas mayores los más vulnerables.
Si somos muy afortunados, después de la pandemia limpiaremos nuestros TL de redes sociales de aquellos que dijeron pendejadas por decirlas. Si somos muy afortunados, volveremos a creer en la ciencia y a dejar la superstición disfrazada de medicina.
A veces el encierro me pone optimista. Ya se me pasará.
@puigcarlos