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BITÁCORA DEL DIRECTOR

México ante el coronavirus: ¿arrogancia o valemadrismo?

• México no se ha tomado en serio la necesidad de aplicar el distanciamiento social.

En días recientes, muchos países han reforzado sus medidas contra la propagación del coronavirus.

Las naciones europeas que forman parte del Espacio de Schengen –el área que comprende a 26 países que han abolido los controles en sus fronteras comunes– reimpusieron las revisiones que existían hace un cuarto de siglo.

Conforme a lo acordado por los ministros de salud de la Unión Europea, se restringirá el paso a todo extranjero que no acredite razones de fuerza mayor para cruzar los límites nacionales, en un intento por doblegar la curva de contagiados.

No sólo eso: España, Italia y Francia, entre otros países, han prohibido a sus habitantes trasladarse entre ciudades e incluso dentro de éstas sin tener motivos específicos, como dirigirse al trabajo o de regreso a casa o ir en ayuda de alguna persona necesitada de atención médica.

Ayer, el presidente estadunidense, Donald Trump, dejó por completo sus desparpajo e indolencia de las semanas anteriores y dio a conocer nuevos lineamientos de comportamiento social, entre las que está evitar las reuniones de más de diez personas, no viajar, no acudir a restaurantes y estudiar en casa.

También ayer, el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, anunció el cierre de las fronteras de su país por los próximos 15 días. “A partir de las cero horas de mañana martes estaremos incomunicados por la vía aérea con cualquier destino del mundo”, agregó.

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, dio a conocer que su país prohibirá la entrada a aquellos que no sean ciudadanos canadienses o residentes permanentes, con algunas excepciones, y sólo permitirá el ingreso de personas que no presenten síntomas de COVID-19.

“Las actuales son circunstancias excepcionales que demandan medidas excepcionales”, afirmó.

Así, buena parte del mundo se puso en marcha para atender el llamado de la Organización Mundial de la Salud, que ayer, mediante su titular, el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, pidió incrementar las pruebas de contagio, el aislamiento social y el rastreo de contactos de las personas infectadas.

“La manera más eficiente de prevenir infecciones y salvar vidas es romper las cadenas de transmisión”, dijo el funcionario. “Y para hacer eso se deben realizar pruebas y distanciar a las personas”.

Por alguna razón difícil de comprender, México se está quedando al margen de ese esfuerzo mundial.

Sobre el número de pruebas de coronavirus que se han aplicado en México respecto de las que se han hecho en otros países, Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud y principal vocero del gobierno para el tema de la pandemia, dijo el domingo que “hay una expectativa pública que ha sido alimentada y no es espontánea”.

Dicha declaración se contrapone con lo expresado ayer por Adhanom Ghebreyesus. “Tenemos un mensaje muy simple para todos los países”, afirmó. “Apliquen la prueba, apliquen la prueba, apliquen la prueba”.

Acá, ni el Presidente se la ha hecho.

México tampoco se ha tomado en serio la necesidad de aplicar el distanciamiento social. El pasado fin de semana largo, destinos turísticos como Acapulco estuvieron a reventar.

Y si bien se jugó a puerta cerrada el clásico joven del futbol mexicano entre América y Cruz Azul en el Estadio Azteca, a pocos kilómetros de ahí, en el Foro Sol, el festival Vive Latino congregó a 90 mil personas, hecho que fue reseñado en la televisión extranjera como algo que rompe el consenso internacional para combatir la propagación del coronavirus.

Ayer, López-Gatell justificó que Andrés Manuel López Obrador siga realizando giras porque, dijo, el Presidente tiene una “fuerza moral”.

¿Qué pasa con las autoridades mexicanas? ¿Es arrogancia nacionalista o simple valemadrismo?

Ámbito: 
Nacional