Persiguen a quien aclaró el caso
El Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Innsbruck identificó a dos de los 43 de Ayotzinapa: Alexander Mora Venancio y Jhosivani Guerrero de la Cruz, a partir del análisis genético de restos que le fueron enviados en dos lotes (el primero de solo 14), seleccionados en acuerdo por el Equipo Argentino de Antropología Forense y la Procuraduría General de la República (hoy Fiscalía General).
Los fragmentos analizados eran parte de alrededor de los 17 mil que Tomás Zerón de Lucio, como director de la Agencia de Investigación Criminal, recuperó a la orilla del Río San Juan (la mayor cantidad) y el basurero de Cocula.
El rescate de los restos (casi todos carbonizados), que estaban semiocultos a la vera del cauce fluvial, fue objetivo de una oportuna y afortunada diligencia practicada a finales de octubre de 2014, celebrada a la luz del día y ante testigos (periodistas algunos), entre ellos el Alto Comisionado para Derechos Humanos de la ONU, en el sitio señalado por un integrante de la banda criminal Guerreros Unidos.
La madrugada de ese día, en su oficina, Zerón había escuchado el relato de Agustín García Reyes, El Chereje, sobre cómo él y otros compinches habían asesinado y quemado los cuerpos en el muladar, tras de lo cual trituraron y encostalaron los despojos para tirarlos en el río.
Según contó, los muertos le causaban miedo y por esto, en vez de vaciar en el cauce su cargamento, lo dejó en la orilla.
El jefe policiaco le preguntó si recordaba el sitio, el rufián dijo que sí, y el investigador dispuso en seguida verificar el testimonio, trasladándose a Cocula con el detenido, acompañado de agentes y peritos.
Por un error pericial en la fecha (28 en vez de 29 de octubre o viceversa), la diligencia fue denunciada como algo sospechoso y delictivo por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes que, sin apoyo científico alguno y contra la opinión de los argentinos y expertos internacionales en fuego, negó que en el basurero se hubieran quemado cadáveres. Pero machetazo a caballo de espadas: en el video editado que difundió para insinuar que se trató de una siembra, el GIEI aseguró que el recorrido de Zerón se realizó a las 17:40 horas y finalizó a las 18:22, siendo que el funcionario había retornado a Ciudad de México poco después de las cinco de la tarde pero no solo: insertó la leyenda: abandonan el lugar a las 18:23 minutos del 28 de diciembre de 2014, es decir, dos meses después de la fecha real.
Antes de que El Chereje le dijera a Zerón lo del río, las autoridades no tenían la menor idea del destino de los 43, de ahí que la diligencia se realizara con la celeridad que el caso ameritaba.
La perversa intromisión del GIEI inoculó a los padres de los desaparecidos y fue capitalizada políticamente por sus representantes, colocando a Zerón bajo su mira. Lo pavoroso y demencial del caso es que el cuento lo haya comprado la 4T y se lo tragara la Fiscalía General de la República.