¿Más quiebras que muertos?
Al inicio de la pandemia leí en algún medio: “Va a haber más quiebras que muertos”. Es lo que empieza a suceder. Las bolsas del mundo son un río de pérdidas. Los gobiernos de los países se disponen a gastar como ante una reedición ampliada de la crisis del 29. La vida cotidiana de millones de personas entra en fase de suspensión de trabajo y de ingresos.
Las únicas respuestas eficaces a la pandemia han sido precisamente eso: detener la economía, lo cual, a su vez pone a los mercados al borde del colapso.
Si el costo de parar los muertos de la pandemia es parar la economía, el costo de parar la economía es matar o congelar millones de empresas y de empleos, interrumpir las cadenas de producción, reducir drásticamente el consumo, dislocar la economía global.
Hecho esto, la economía global voltea a los gobiernos nacionales en busca de dinero y respuestas.
Los pronósticos de un avance apocalíptico de la pandemia no se han cumplido, en parte por la misma premisa de que parten los pronósticos.
Todos dicen: en caso de no hacer nada, la pandemia costará millones de muertos al final del ciclo. Recuerdo de alguna lectura la cifra de 80 millones.
Pero lo cierto es que todo mundo ha hecho algo contra la pandemia, eficazmente. Hoy por hoy, ni los casos de infección registrados ni las muertes por coronavirus han seguido un ritmo exponencial.
Por el contrario, en muchos países el brote ha sido detenido y su curva se ha aplanado: China, Corea del Sur, Japón, Singapur, Alemania.
El día de ayer había en el mundo poco más de 414 mil infectados y 18 mil 500 muertos. Si recuerdo bien, el tabaco mata al año 5 millones. Cada día mueren por hambre 22 mil.
Las cifras del coronavirus no muestran un crecimiento exponencial. Las cifras de la crisis económica, en cambio, empiezan a ser apocalípticas.
Hemos visto más quiebras que muertos. Al paso que van las quiebras, quizá acabemos diciendo que hubo más muertos por la economía que por la pandemia: más muertos por las quiebras que por la infección.