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SERPIENTES Y ESCALERAS

Tormenta perfecta

A la humanidad la amenaza una doble crisis: de salud y económica. Nadie estaba preparado para esto.

Morelos igual que el resto del mundo enfrenta la tormenta perfecta, un momento sumamente difícil producto de dos aspectos concretos: la propagación del virus covid-19 y la recesión económica mundial. La Organización Mundial de la Salud insiste en la necesidad de tomar medidas preventivas, empezando por el aislamiento; los presidentes de varios países han decretado cierre masivo de negocios y cuarentena obligatoria en ciudades problemas para tratar de detener la pandemia. En Morelos ya comenzamos a tomar cartas en el asunto.

La rapidez con la que actúen las autoridades y la manera como los ciudadanos respondan a estas indicaciones es clave para salir adelante. Según pronósticos oficiales, la crisis sanitaria en México podría durar más de doce semanas, por ello es necesario detener los contagios.

Hasta el momento no existe aún una cura para el coronavirus, algunos países han comenzado a hacer pruebas en humanos en busca de un antídoto, pero a decir de especialistas bacteriólogos, estos ensayos tardarán varios meses en ser efectivos y luego vendrá la etapa de producirlos de manera masiva para todo el mundo. La solución no es de corto plazo.

Frente a esta situación que ya ha arrebatado la vida a miles de personas y colocó al mundo contra la pared aparece un problema igual de grave: la economía. Las bolsas del orbe se están colapsando de la mano de las monedas de muchos países, entre ellas la mexicana; los efectos combinados de la baja del petróleo y la pandemia del coronavirus ha hecho añicos economía mundial y abierto la puerta a una recesión global.

Salir delante de esta situación no será sencillo ni rápido; primero debemos superar la crisis sanitaria en la que ahora nos encontramos y sobre la cuál aún no sabemos todo. La enfermedad brotó en Wuhan, la capital de la provincia de Hubei, en la China central y de ahí rebotó a todo el mundo, empezando por Europa. Hoy Europa es la más afectada, pero se prevé que en unos días la crisis por la pandemia cambie de continente.

Italia es, después de China, el país con el mayor número de muertos por esta enfermedad, después aparecen otras naciones como España, en donde los enfermos aumentan exponencialmente desde hace varios días. Del otro lado del mundo la OMS advierte “una aceleración muy grande” de casos en los Estados Unidos y considera que en breve la unión americana podría convertirse en el epicentro mundial de la pandemia.

El panorama es oscuro, sumamente complejo y las cosas no cambiarán de la noche a la mañana, porque no se trata de una situación que vaya a desaparecer por arte de magia o cuya solución depende del orden político. La pandemia tomó al mundo por sorpresa porque muchos países no le dieron la importancia necesaria en el momento oportuno y aún ahora frente a lo evidente, hay muchísimas personas, entre ellas el presidente de México, que no entienden en la gravedad de problema, ni las implicaciones que traerá consigo.

El caso de México ha llamado la atención de la Organización Mundial de la Salud por dos razones: el cuadro continental muestra que la tierra Azteca, a diferencia de otros países de la zona, no ha registrado los niveles de propagación y contagio de otros, como Estados Unidos. Esto se debe a la oportunidad con que distintas autoridades de los tres niveles de gobierno están actuando y la reacción preventiva de muchas personas que observan en las experiencias de otros lados un motivo para resguardarse.

Pero aquí es donde el panorama se vuelve confuso, porque mientras varios jefes de gobierno estatales y municipales han elevado el tono de su discurso y tomado medidas concretas para salvaguardar la integridad de los ciudadanos, pidiendo que se mantengan en casa, el presidente Andrés Manuel López Obrador insiste en que debemos llevar una vida “normal”, que salgamos y convivamos con los demás porque la situación “no es tan grave aún”.

Quizá por esta incongruencia con lo que dice su propio equipo de especialistas la opinión nacional respecto a la imagen del presidente de la república se ha dividido; de acuerdo con la última encuesta sobre el tema realizada por Consulta Mitofsky, el porcentaje de quienes creen y no creen en la palabra del presidente está partida, ya no existe esa figura cuya voz era escuchada y obedecida por la mayoría, por el contrario, la tendencia marca un descenso acelerado de su confiabilidad y un desgaste notorio de la figura de Andrés Manuel López Obrador.

Frente a esta situación y la falta de un liderazgo confiable, otros cuerpos de gobierno están actuando de manera paralela; el gobernador de Jalisco, la de la Ciudad de México y el del Edomex, por ejemplo, ya ordenaron el cierre masivo de negocios de alta concentración de gente, prohibieron las reuniones con más de diez personas, restringieron la operación de las instituciones públicas y pidieron de manera firme a los ciudadanos que se resguarden en casa mientras la crisis pasa.

Localmente ayer se escuchó el mensaje del alcalde de Cuernavaca Antonio Villalobos, replicando las acciones emprendidas por otros mandatarios, suspendiendo temporalmente la operación de negocios de diferentes giros y estableciendo medidas concretas e inmediatas de contingencia que fueron dialogadas con empresarios. Falta escuchar aún la voz del gobernador Cuauhtémoc Blanco haciendo lo propio.

Un aspecto sustantivo que no se puede dejar de observar en este momento es el económico, pero no desde la óptica internacional sobre los índices petroleros, las bolsas y el tipo de cambio, sino en el día a día de millones de personas, el de la mayoría de los mexicanos que no están en condiciones de aguantar, siquiera, una semana sin salir a trabajar.

Por un lado, está la conciencia del bien colectivo y la importancia de sustraerse de las labores cotidianas como la medida más efectiva de prevención; pero por el otro surge la necesidad impostergable de mantenerse activo en el trabajo porque si no se hace, simplemente no hay para comer. ¿Qué piensan hacer al respecto las autoridades?

El tema es profundo y las implicaciones son enormes, porque si la pandemia no se detiene y los contagios aumenta, las implicaciones que ello tendrá en la economía del estado serán brutales; aunque se trata de una enfermedad con un bajo nivel de mortalidad, la atención de tantos enfermos al mismo tiempo está colapsando los sistemas de salud de todo el mundo, empezando por los de los países más desarrollados. ¿Qué pasará cuando esa situación se presente en México? ¿Qué tal que ocurre en Morelos?

Nuestra entidad vive el peor momento de su historia, las finanzas estatales y municipales está quebradas, el recurso que se tiene apenas alcanza para satisfacer la operación y las necesidades mínimas de la gente y no hay de donde echar mano para atender una contingencia de este tipo. Precisamente por ello es fundamental que los gobernantes entiendan el problema y actúen a la brevedad, previendo escenarios, tomando medidas oportunas para evita contagios, pero también buscando opciones económicas para ayudar a aquellos que no están en posibilidades de suspender sus actividades diarias.

La baja y el cierre temporal de negocios representa un durísimo golpe para la ya de por si mermada economía estatal; cientos de pequeños negocios y empresas no podrán resistir un mes de ausencia porque su economía simplemente no se los permite. En todos los casos se trata de una disminución drástica de ingresos que contrasta con un gasto fijo que no se para y ante el cuál aún ninguna autoridad estatal o federal ha ofrecido una opción real y tangible de apoyo. El coronavirus traerá más pobres que enfermos.

Hoy el mundo enfrenta una situación para la cual no estaba preparado; los jefes de todas las naciones están buscando formas de detener la pandemia, al tiempo de tratar de encontrar medidas que mitiguen su efecto económico. En estados muy desarrollados los gobiernos han ofrecido ayudas multimillonarias, fondos emergentes de billones (¡billones!) de dólares y euros para ayudar directamente a las personas, mientras en México se trata de parar el problema con escapularios o diciendo que somos una raza que resiste las enfermedades.

No es momento para entrar en pánico (eso nos lo informará el presidente), pero si es hora de tomar medidas individuales para tratar de mitigar la crisis. La sociedad se ha unido en un llamado colectivo a consumir local, a evitar compras de pánico para no crear desabasto, para tender la mano al que menos tiene, para buscar alternativas de trabajo y venta, es decir, acciones específicas para un momento inédito para la humanidad.

La gente aplica el sentido común y como en muchas ocasiones que la tragedia nos ha tocado, surge la solidaridad colectiva de un pueblo que no se deja vencer ante la crisis. Es evidente que hoy nuevamente el ciudadano mexicano ha rebasado a sus autoridades, que está dando un ejemplo de actitud y entiende mejor que sus líderes el problema que tenemos enfrente.

A pesar de ello el llamado se debe hacer a quienes tienen el control de las instituciones: reaccionen, actúen y prevengan un escenario que ahí está, que ya lo tenemos enfrente y que se puede agravar mucho más si no se toman decisiones ya.

El costo de la omisión en ese momento será sustantivo para el futuro de todos.

posdata

Muchas cosas están cambiando en el mundo mientras una parte importante de la población se resguarda; la polución comienza a bajar y en muchos lugares los escenarios cambian solo por la ausencia de las personas. La crisis humana es a la vez un respiro para la naturaleza y nos manda un fuerte mensaje de lo que le hemos estado haciendo al planeta.

Mucho se ha dicho, pero vale la pena repetirlo: esta pandemia nos debe hacer reflexionar como personas y como humanidad, el tiempo que pasamos en casa, con los nuestros, viendo la vida desde nuestro espacio personal nos obliga a reflexionar sobre el camino que hemos seguido a lo largo de muchos años y los nuevos roles que debemos seguir.

Verdad de Perogrullo: si no aprendemos de una situación así, cambiamos para mejorar y comenzamos a hacer las cosas diferentes, a actuar de manera distinta y a ser mejores con nosotros y con los demás, de nada habrá servido poner al mundo en esta situación.

Véase por donde se vea: como un problema sanitario, como una “estrategia económica” como un “complot político internacional” o un “castigo celestial” o como cualquiera de las múltiples hipótesis que la gente comparte en las redes sociales, lo que importa es aprender del momento y sacar la mejor versión de nosotros.

En esto el gobierno no cabe ni importa; el cambio lo debemos hacer cada uno de nosotros en lo individual.

nota

Morelos está rodeado de entidades donde el número de infectados por el covid-19 aumenta aceleradamente sin que el fenómeno se replique en tierra Tlahuica. Las medidas anunciadas por el alcalde de la capital deben ser implementadas por otras localidades, empezando por aquellas donde se encuentra el mayor número de personas.

Insisto: si no se toman a tiempo las medidas adecuadas (aún estamos a tiempo) el costo de la omisión será muy alto en todos los sentidos, incluyendo económico para las autoridades. ¿Qué esperan Jiutepec, Cuautla, Jojutla y otros municipios para comenzar a prevenir?

Los tiempos más difíciles de la pandemia apenas vienen

post it

Concentrados en el tema sanitario y sus efectos económicos, hemos dejado de ver momentáneamente lo que ocurre con la agenda estatal y los problemas que no se detienen con la pandemia.

La violencia sigue, las ejecuciones continúan, los asaltos no dan tregua y nuevamente hay conflictos en el Penal de Atlacholoaya.

Las preguntas son necesarias ¿Que está pasando en el sistema de penales de Morelos? ¿A los cuantos motines, escapes o muertos se pondrá atención a un problema tan grave? ¿O es que se trata del negocio de la casa?

redes sociales

Por primera vez en la historia de este país los periódicos de un estado, Morelos, unificaron su portada con un fin común: la unidad.

No hay más objetivo que eso: mostrar solidaridad colectiva en un momento difícil para todos.

El llamado a la unidad no es de la prensa, sino de la gente, los periódicos simplemente hicimos eco de ello. La única forma de enfrentar al virus es juntos, entre todos.

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