La salud y la economía
El covid-19 ha puesto en jaque al mundo entero y replegó a gran parte de la población global; nadie estaba preparado para esto, las grandes potencias están colapsando y lo que viene, dicen los expertos, todavía es peor. El reto ya no es de un gobierno, sino de la sociedad en su conjunto, la única manera de salir delante de esta situación es sumando esfuerzos, haciendo conciencia y actuando con solidaridad.
Las imágenes que surgen de todo el planeta nos permiten dimensionar el tamaño del reto que tenemos enfrente; la pandemia es un asunto de humanidad que ha hecho añicos a los sistemas de salud más avanzados del mundo y amenaza con despedazar a todos los demás; el nuestro no aguantará la primera embestida de una crisis de este tamaño.
Mucho se ha hablado sobre el coronavirus, todo el mundo escribe al respecto y los especialistas hacen énfasis en puntos sustantivos de la situación: 1- No hay cura. 2- La mortalidad es baja. 3- El contagio es enorme.
Frente a estos elementos vale analizar lo que ha sucedido en otras latitudes para advertir (y anticipar) lo que le espera a México. En Europa, cuando se supo del coronavirus, muchos ciudadanos, la mayoría, no le dieron la importancia necesaria y asumieron que se trataba de una enfermedad cualquiera que, además, solo afectaba a la gente mayor.
Las primeras reacciones sobre el brote infeccioso fueron de burla de cientos de jóvenes que se reían, que lo consideraban una fantasía inventada por el gobierno y decían que aprovecharían la cuarentena para irse de vacaciones. Entonces los alcanzó la realidad y la gente comenzó a enfermarse y a morir rápidamente, las autoridades de sus países ordenaron guardarse en casa, pero el momento clave ya había pasado, el virus ya había infectado a muchas personas.
Eso sucedió en varios países de primer mundo, con sistemas de salud muy avanzados y estructuras médicas que no tiene ninguna nación latinoamericana. El problema fue que ni la sociedad ni el gobierno tomaron en serio la situación y perdieron tiempo valioso; luego las cosas se agravaron porque el número de afectados superó la capacidad de atención médica y sus sistemas de salud colapsaron.
Hay que entender cómo funciona este virus para poder contextualizar mejor las cosas. El subsecretario de salud mexicano Hugo López-Gatell ha replicado la información que emite la Organización Mundial de la Salud y explica cómo pasan las cosas:
A diferencia de la Influenza, los contagiados por covid19 no presentan síntomas inmediatamente, por lo cual es difícil prevenir la propagación del virus.
La mayor parte de quienes sean contagiados no presentarán síntomas graves y su recuperación será sola en un periodo de doce días.
De cada 100 personas infectadas, solo 15 requerirán atención médica hospitalaria, y menos de un 5% entrarán a un proceso de terapia intensiva.
Aquí vale hacer una pausa para reflexionar lo que hace un par de días dijo el subsecretario de salud: no se va a acabar con el virus de la noche a la mañana, lo importante es administrar la crisis y prolongar lo más posible el proceso infeccioso para que nuestro sistema de salud no colapse y todos los enfermos puedan ser atendidos de manera oportuna.
Este aspecto es susantivo para atender y resolver el problema y es fácil entenderlo desde una lógica numérica: si hay 100 enfermos, solo 15 necesitarán ser hospitalizados; si son mil, serán 150; si son 10 mil, serán mil 500… ¿Cuántas camas de hospital hay en México?
Es aquí donde entre todos podemos dar batalla a la pandemia. Si actuamos de manera distinta a lo que hicieron ciudadanos de otros países, si nos resguardamos en casa y ponemos un alto a la cadena de contagio, el impacto de la pandemia será mucho menor, las instituciones médicas tendrán la capacidad de atender a los enfermos y más pronto estaremos en la posibilidad de recuperarnos de esta pesadilla.
Por supuesto que se trata de una situación sumamente compleja, porque detener la marcha de un país no es cosa sencilla, ni tampoco barata. Poco a poco las luces de México (hablando metafóricamente) se han ido apagando para dejar pasar el momento crítico de la situación, para intentar ponerle un freno a la multiplicación de infecciones y enfentar con más eficiencia el problema.
Sin duda esto traerá como consecuencia un golpe durísimo a la economía de todos, provocará el colapso de muchísimos negocios y lamentablemente causará la pérdida de empleos. Afirma Ricardo Salinas Pliego, el empresario consentido del sexenio, que el coronavirus dejará más pobres que muertos, por eso es necesario que la gente salga de sus casas y se ponga a trabajar a pesar de la situación, no importa si se enferman.
La afirmación del dueño de TV Azteca es parcialmente real, pero el camino que sugiere es erróneo y se puede confirmar con hechos: Países como Italia, Francia, España o Alemania no hicieron pausa, consideraron que el nivel de mortalidad del covid19 no representaba una verdadera amenaza y siguieron sus vidas de forma normal para evitar afectar su economía… hasta que la crisis los alcanzó.
Hoy todos esos países están parados, su población está resguardada y su la economía que tanto cuidaban está severamente lastimada, más quizá que si hubieran guardado cuarentena. Al final ni salvaguardaron su economía, ni protegieron la salud de su población y hoy pagan altas facturas en ambos casos.
Esa es la parte que los mexicanos debemos ver: estamos frente a un enemigo que ha puesto en vilo a la humanidad y contra el cual hasta el momento no existe cura; la única y mejor manera que tenemos de defendernos es la solidaridad, la conciencia colectiva y el aislamiento.
No todos tienen la capacidad de resguardarse, porque la necesidad los obliga a salir a trabajar cada día; en esos casos entra la conciencia y el cuidado personal: hay que hacerlo con las medidas de prevención necesarias y la inteligencia de que debemos evitar a toda costa volvernos transmisores.
La solidaridad es la base de todo: compremos local, apoyemos a los comercios locales, tendamos la mano a quien más lo necesita y entendamos que no hay forma de salir de esta situación si no avanzamos unidos.
Que nos quede claro: el reto lo estamos enfrentando todos, como humanidad.
posdata
El diablo se volvió a soltar ayer en Morelos y de golpe ocurrieron distintos hechos violentos que parecían olvidados en estos momentos de crisis.
Por un lado aparecieron cuerpos desmembrados, tirados sobre la cinta asfáltica de la autopista del sol; los restos tenían el sello de la delincuencia: marcas de tortura, mensajes y todo aquello que caracteriza al crimen organizado.
Luego circuló en redes sociales el video de dos jóvenes que eran interrogados: sus captores, sujetos encapuchados que portaban armas largas y se identificaban como parte de un nuevo cártel delictivo, les preguntaban quiénes eran y a qué se dedicaban. Al final ambos recibieron un tiro en la cabeza.
Antes del medio día otra historia, confusa; la primera versión hablaba de una pareja que fue asaltada cuando salía de un banco en una sucursal al sur oriente de la capital; los delincuentes les dispararon en varias ocasiones, él perdió la vida en el lugar, ella fue trasladada grave a un hospital y, como siempre, los bandidos huyeron sin que nadie lo impidiera. Una segunda versión sobre ese mismo hecho refería que se trató de una pareja que acababa de secuestrar a un menor; fueron alcanzados por un familiar de la víctima, les cerró el paso y les disparó.
En Jiutepec la muerte alcanzó a un comerciante cuando sujetos armados llegaron hasta donde estaba y sin decir más le arrebataron la vida; las cosas pasaron frente a todos, como siempre, en un estado donde la impunidad es cosa de todos los días.
La violencia está costando más vidas que el coronavirus, comentaba ayer un funcionario municipal a propósito de los hechos de violencia.
Cierto: y contra la delincuencia que provoca esta oleada de sangre no hay una estrategia efectiva que ayude a mejorar las cosas.
nota
El problema económico que ha provocado el covid19 es terrible en todo el mundo y costará muchos años superarlo. Aún así hay que tener claro que la salud está por encima de la economía y que es preferible luchar cada día por un mejor porvenir para todos que enterrar a un amigo, un familiar o un conocido.
Hoy es tiempo de ser precavidos, es tiempo de cuidarnos, es tiempo de tener la moral en alto, a pesar de todas las cosas.
post it
Las autoridades de salud destacan dos puntos claves para detener el avance del covid19: lavarse las manos y cuarentena. Lo primero es una acción que se ha intensificado de la mano de otras formas de sanitizar cuerpo y espacios; lo segundo se intenta en la medida de lo posible, porque la suspensión inmediata de todas las actividades conlleva un enorme golpe a la economía.
En las medidas de higiene hay un aspecto sustantivo a considerar: el agua.
En Cuernavaca el problema de suministro del vital líquido es muy severo desde hace bastante tiempo; el bombeo se corta todo el tiempo en muchas colonias y la sequía afecta a miles de ciudadanos. Las razones son por todos conocidas: el Sistema de Agua Potable de Cuernavaca está quebrado, se adeudan más de cien millones de pesos a la Comisión Federal de Electricidad y por ese motvo tiro por viaje las bombas de distintos pozos se quedan sin luz.
De manera paralela está el deterioro que han sufrido los pozos y la infraestructura hidráulica a lo largo del tiempo, porque hace más de una década que no reciben mantenimiento, porque las bombas se están volviendo obsoletas y porque la tubería se rompe todos los días. El desperdicio de agua en la zona metropolitana del estado, estiman los expertos, supera el 50 por ciento.
En un momento crítico como este, las autoridades de los tres niveles del país deben poner atención especial en el agua; es imposible que la ciudadanía cumpla las medidas sanitarias necesarias si no hay agua. Hoy como nunca el agua es un elemento sustantivo no solo para la vida, sino para la prevención de un virus que avanza rápidamente y que hasta el día de ayer ya había infectado a más de medio millón de personas en el mundo.
El alcalde Antonio Villalobos y el resto de los presidentes municipales, junto con el gobernador, deben poner énfasis en los sistemas municipales, para que la pandemia se controle desde el origen con medidas sanitarias básicas.
Casi todos los sistemas de agua potable de Morelos están en quiebra, con adeudos millonarios y severos problemas operativos; la crisis del covid19 puede ser el pretexto que hacía falta para que la CFE se solidarice con los municipios, para que condone o reduzca los adeudos y de esa manera ayude a millones de personas.
El gobernador Cuauhtémoc Blanco podría encabezar hoy esa petición frente al gobierno federal y así ayudar a los alcaldes de Morelos; la necesidad es evidente y el momento es oportuno. El gobierno estatal no tiene dinero extra que dar a los ayuntamientos, pero esta gestoría representa recursos que mucha falta hacen a los presidentes municipales.
Independientemente de lo que individualmente hagamos para evitar enfermarnos, las acciones que emprendan los presidentes municipales son de vital importancia, porque el municipio representa el primer contacto del ciudadano con el gobierno.
Hoy los ayuntamientos atraviesan una crisis económica muy severa que se va a agudizar con la pandemia; si la federación ayuda condonando o reestructurando las deudas de energía eléctrica, el trayecto puede ser mucho más llevadero.
redes sociales
Hay dos posturas opuestas respecto a la manera como se debe enfrentar la dificil situación que nos deja el coronavirus; la primera refiere que lo fundamental es la economía, porque la enfermedad tiene una baja tasa de mortalidad y al final dejará más pobres que muertos. Empresarios como Ricardo Salinas se suman al llamado del presidente López Obrador y piden a la gente que no se quede en casa, que salga y con su dinero reactiven la economía nacional.
Otra óptica llama a la prudencia, a romper la cadena de contagio a través del aislamiento para evitar que los sistemas de salud colapsen por tanto enfermo. Puede ser que la mayoría de los infectados no requieran hospitalización, pero si son muchos, no habrá espacio suficiente en los centros de salud.
Varios países del viejo continente apostaron por la primera idea: salvar la economía para después atender la salud. El resultado está a la vista: las cosas se les fueron de control y ahora están en caos; hacer una vida normal cuando hay un virus suelto no es una buena idea.
Entendámoslo: Hay que parar para poder avanzar.
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