Soldados y COVID-19: de manejar tanques a cargar enfermos
Perdido en medio de la conferencia que dio cuenta de la declaratoria del COVID-19 como “emergencia sanitaria”, un dato prendió las alarmas entre muchos integrantes del Ejército Mexicano: la conversión de la mitad de sus dormitorios en lugares para atender casos graves de contagio por coronavirus y la de ellos mismos en cuidadores de enfermos.
“Todas las unidades del Ejército tienen al menos cuatro dormitorios para cien personas”, me comentó una fuente militar que me contactó.
En la jerga militar se llaman cuadras. “Pero son galerones en los que hay literas y, frecuentemente, un baño común. Las ventanas no tienen cortinas y no hay enchufes suficientes. En muchos casos, no hay ni ventiladores de techo”.
Esos problemas son lo de menos, agregó. “Ahí pretenden meter a enfermos terminales. ¿Con qué personal los vamos a atender? En teoría, cada unidad tiene un médico, un dentista, dos oficiales de sanidad y ocho de tropa. Pero eso es en teoría. En la práctica, sucede lo siguiente: en la 17 Zona Militar (Querétaro) hay un solo médico, el mayor Irving, que tiene que dar unas cien consultas al día”.
La fuente me explicó que, por decisión presidencial, los militares adscritos a la lucha contra el crimen organizado han recibido la orden de sumarse a la estrategia contra el coronavirus.
En la conferencia de anoche, en Palacio Nacional, el general secretario Luis Cresencio Sandoval dijo que se daría una capacitación de ocho horas al personal militar para cumplir con la tarea.
“Estamos rebasados por los retiros”, abundó la fuente. “A muchos médicos militares se los están llevando al Hospital Central Militar. ¿Quiénes se van a quedar en las zonas militares? ¿Cómo vamos a contener a los familiares de los enfermos? ¿Qué va a pasar cuando muera alguno, va a haber un MP presente? ¿Quién va a decir a sus parientes que no les pueden entregar el cuerpo, sino cenizas? ¿Dónde se van a cremar los cadáveres? Al personal no se le ha dado ningún protocolo y está preocupado”.
Así como sucede entre el personal de salud, los militares también están preocupados de tener que cumplir esa función sin contar con insumos suficientes. “Llevamos un año sin cambio de uniformes, no nos han dado ni fornituras. ¿Usted cree que nos van a dar equipo para protegernos de un contagio? ¿Qué va a pasar si alguno de nosotros lleva la infección a una zona habitacional militar?”
Para dar credibilidad a sus señalamientos, la fuente compartió una circular del 1/er Regimiento Blindado de Reconocimiento (RBR) –reubicado en Querétaro a principios de 2017, desde Temamatla, Estado de México–, cuya responsabilidad anterior consistía en apoyar a la Guardia Nacional en el combate al crimen organizado en Guanajuato. Varios de sus integrantes pasarán de manejar tanques ligeros DNC-1 con cañón de 20 mm a cargar enfermos.
“Les informo que el 1/er RBR fue designado como unidad de terapia intensiva y de encame y estamos atrasados con el proceso de contratación de personal de ‘profesionales de la salud en apoyo a la emergencia de salud ocasionada por el COVID-19’(…).
“Tenemos que contratar: nueve médicos generales civiles, un médico especialista civil, una enfermera especialista civil, cinco enfermeras generales civiles, ocho afanadores civiles, seis escribientes civiles. Total: 30.
“Por lo anterior, les agradeceré dar amplia difusión a la convocatoria (…) Si tienen familiares, amigos, conocidos, o si alguien les pide información, que se presenten (…) con toda su documentación para la integración del expediente”.
La circular incluye los salarios mensuales brutos de las posiciones a contratar. La de médico especialista es de 35 mil 572.90 pesos.
“Sin más, nos dan la responsabilidad de contratar especialistas de la salud”, lamentó la fuente.
Sé que los militares mexicanos están dispuestos a los mayores sacrificios por el país. Lo han hecho muchas veces. La queja, en este caso, es que se les pida algo para lo que no están capacitados y sin condiciones mínimas que hagan posible el cumplimiento de la misión y la protección de su salud.