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SERPIENTES Y ESCALERAS

El virus del miedo

Lo ocurrido hace unos días en el poblado de Axochiapan, en los límites del Estado de Morelos con el Estado de Puebla, cuando un grupo de pobladores amagó con quemar el hospital general de esa comunidad si las autoridades intentaban canalizar ahí a personas infectadas por el virus covid-19, advierte el crecimiento de un malestar social que podría estallar en cualquier punto de la pandemia. La actitud de los lugareños no tiene sentido, pero en medio del caos rara vez se actúa con razón.

Frente a la crisis sanitaria que deja la rápida propagación del coronavirus en el mundo, en Morelos existen advertencias de problemas sociales que podrían venir aparejados con el sentimiento de impotencia y miedo que provoca la situación que enfrentamos.

Desde hace varias semanas hemos visto como desde algunas cuentas de redes sociales se hacen llamados a cometer actos de saqueo o rapiña, a tomar la ley en propia mano y actuar anárquicamente de distintas maneras. Las expresiones no se quedan en el grito al aire de algunos vivales que pretenden aprovechar el momento para sacar raja personal, hay muchas personas que hacen caso a este tipo de llamados y actúan irracionalmente sin importar las consecuencias.

Lo vimos ya en el Estado de México, donde varias tiendas departamentales y de autoservicio fueron atacadas por hordas que respondieron a las publicaciones de Facebook, que olvidaron la grave situación que estamos enfrentando todos como sociedad y procedieron como criminales. En esos casos el robo no fue de comida o insumos para subsistir, las imágenes mostraron que el saqueo empezó por el departamento de electrónica y otras áreas que nada tienen que ver con la pandemia. Fue simple y llanamente un asalto que aprovechó la pandemia como excusa.

Este tipo de actitudes se multiplican cuando se combinan los ingredientes anímicos necesarios; el resguardo obligatorio de personas como una medida indispensable para detener la cadena de contagios del covid-19 está provocando en muchas personas sentimientos que detonan conflictos ciudadanos, multiplican la violencia intrafamiliar y generan un estado anímico en ebullición. Por eso es sustancial que en estos momentos de cuarentena no se pierda el ánimo.

En Morelos ya existen algunos signos de alarma sobre esta situación; a principios de semana el gobierno estatal en coordinación con la Guardia Nacional y la Sedena implementaron acciones de prevención contra este tipo de actos, porque las áreas de inteligencia cibernética ubicaron cuentas en redes sociales que, igual que en el Estado de México, comenzaron a llamar a la anarquía y alentaban a la comisión de actos de rapiña en centros comerciales.

Luego vino lo de Axochiapan, donde una turba enardecida rodeo las instalaciones del hospital general y amagaron con quemarlo en caso de que las autoridades de salud pretendieran atender ahí a pacientes con covid-19.

“Que quede consciente que no nos interesa que traigan a nadie al hospital y hagan lo que quieran… Si no hay respuesta de un hospital para atender lo poquito que atiende todos los días ¿Cómo van a poder atender una contingencia de este vuelo?” señalaron furiosos algunos lugareños.

La gravedad del tema rebasa a la población referida; esa actitud irracional y egoísta expone la falta de solidaridad de la población, su limitada inteligencia (suponen que ellos no se van a contagiar de covid-19) y puede replicarse en otros lugares; de ahí el llamado que desde la mañanera hizo el presidente López Obrador: “Decir de lo de Morelos que no se debe actuar de esa forma, que no es correcto, porque no hay ningún riesgo a la población que está alrededor de un hospital, no pasa nada”.

La pandemia del covid-19 ha colocado a todo el mundo contra la pared, tratando individualmente de protegerse y de manera colectiva buscando una cura para tan terrible mal; China y Estados Unidos lideran hasta el momento la carrera por encontrar una vacuna para el coronavirus, Francia y Rusia han comenzado a experimentar con personas infectadas y en México se hacen pruebas con distintos medicamentos que podrían ayudar a curar el mal.

Debemos entender que el covid-19 nos puede afectar a todos por igual, no es (Barbosa dixit) una enfermedad que solo pega a la clase acomodada y se ha comprobado que no solo los adultos mayores pueden morir. Todavía falta conocer mucho de esta infección y hasta que no se tenga un remedio efectivo contra él, lo mejor es mantenerse aislado, cumplir con todas las medidas de higiene y sobre todo, no perder de vista que se trata de un problema que nos incumbe a todos como humanidad y que se requiere de la solidaridad colectiva para superar esta situación.

Se puede entender la desesperación de la gente de Axochiapan cuando afima que su centro médico no tiene la capacidad, siquiera, de brindarles a ellos un servicio eficiente, pero en un momento como el actual, donde el objetivo prioritario de todos es retrasar la cadena de contagios para evitar que los hospitales se saturen, no caben actitudes egoistas como la de los paisanos de Axochiapan.

“Escúchenlo bien, los quemamos, les quemamos el pinche hospital y no hay hospital” se escucha decir a una mujer que alienta a los demás a proceder de manera violenta ante la posibilidad de que las autoridades de salud reconviertan las instalaciones y utilicen las 34 camas para atender a personas con enfermedades respiratorias. ¿Y si hicieran eso? ¿Y si quemaran el hospital? ¿En dónde se atenderían ellos? ¿O es que se suponen inmunes al covid-19 o a cualquier otro tipo de enfermedad? ¿Tiene sentido su postura?

Entendamos algo: la pandemia por el coronavirus ha provocado un miedo generalizado en muchas personas, el miedo se manifiesta de diferentes formas en la gente y las reacciones son distintas, dependiendo las circunstancias y el momento.

A algunos la crisis los ayuda a crecer, a ser solidarios y a generar empatía con el prójimo; para otros es un buen motivo para violar la ley, para actuar de manera primitiva y sacar ventaja personal de la situación. En unos el miedo se transforma en desesperación, en enojo, en depresión… y a partir de ahí se pierde el sentido de las cosas, se nubla la razón y se procede sin lógica. En otros el miedo detona sentimientos de bondad y de camaradería en tiempos difíciles.

A las autoridades de los tres niveles de gobierno les debe preocupar atender todos los fenómenos que provoca la pandemia; el primer paso urgente, como se ha dicho, es resguardar la salud colectiva llamando a un aislamiento temporal; pero en paralelo se deben cuidar a las instituciones claves, para que el funcionamiento de las cosas no se detenga y se garantice que el estado de derecho impere.

Son tiempos difíciles en donde la anarquía y el caos se pueden hacer presentes en cualquier momento. Las autoridades deben estar atentas a que, además de todo, no colapsen las instituciones.

Esta pandemia está sacando lo mejor y lo peor de todos nosotros.

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El gobierno federal ha elevado sustancialmente el tono de su discurso desde el sábado pasado, cuando el doctor Héctor López-Gatell confirmó la gravedad de la crisis y urgió a tomar medidas inmediatas de aislamiento para detener la velocidad de contagio. ¡Quédense en casa! Repitió tres veces un alarmado subsecretario.

De ahí lo que ha seguido es consecuencia: los gobernadores entablaron un diálogo virtual con el presidente y de manera coordinada tomaron acciones directas para retirar a las personas de las calles; uno a uno los comercios cierran y poco a poco las ciudades se van quedando vacías, porque las autoridades les están quitando a las personas motivos para andar afuera.

Pero no todos siguen ese lineamiento; en Morelos, por ejemplo, la secretaría de Bienestar a través de su delegación estatal ha convocado a miles de adultos mayores (el sector más vulnerable) a presentarse físicamente a recibir los apoyos que les otorga el gobierno de México.

Ahí están las imágenes de Atlatlahucan, hasta donde llegaron más de mil personas que fueron citadas; no hubo cuidados de ningún tipo por parte de los Siervos de la Nación para evitar contagios, las únicas acciones preventivas que hubo las tomaron los propios ciudadanos, con cubre bocas o con alguna tela para cubrirse el rostro.

A los funcionarios federales no les hace mella el problema, ni lucen preocupados de exponer a miles de abuelos; las convocatorias para entregar físicamente apoyos están programadas para los siguientes días en Tlayacapan, Jonacatepec y Yautepec, en lugares (igual que en Atlatlahucan) en donde físicamente es imposible guardar el metro y medio de distancia que sugiere el gobierno federal.

La actitud de la Secretaría de Bienestar en Morelos es contradictoria a los lineamientos que ha establecido la Secretaría de Salud; esa negligencia quizá tiene que ver con que se trata de un gobierno de mentalidad vieja que no utiliza (porque no sabe o no quiere) otros instrumentos más eficientes y modernos para repartir apoyos, como las transferencias bancarias o tal vez porque si el dinero se reparte físicamente, robárselo es mucho más sencillo.

nota

La inseguridad no para a pesar de la crisis sanitaria; los últimos días han sido críticos en México en materia delictiva y Morelos no es la excepción. Ni la escalada de contagios ni los llamados en todo el mundo para mantenerse en casa evitaron que marzo se convirtiera en el mes más sangriento del 2020 con 2,585 víctimas de asesinato

El sábado 28 el gobierno de México a través del subsecretario Héctor López-Gatell elevó el tono del discurso y advirtió sobre la gravedad del coronavirus, enfatizando la urgencia de que la gente se mantenga en casa; un día después hubo 98 asesinatos. El martes 31 las autoridades de salud mexicanas anunciaban que la cifra de fallecimientos a causa del covid-19 se elevaba a 29; ese mismo día 80 personas perdieron la vida en distintos hechos de violencia. La delincuencia está cobrando más vidas que el virus.

En Morelos el conteo de muertes por coronavirus es de apenas tres personas, una de 37 años que recién regresaba de los Estados Unidos y fue hospitalizada en estado grave, otra de 72 años que había viajado a los Emiratos Árabes y presentaba un cuadro de hipertensión y una tercera de 68 años que estaba internado en Instituto Mexicano del Seguro Social y registraba antecedentes de tabaquismo e hipertensión. En contraparte el número de muertes por asesinato y/o ejecución suma 149 en los primeros 3 meses del 2020, sin contar los 21 feminicidios contabilizados en el mismo periodo de tiempo.

Es correcto preocuparnos del covid-19, pero no debemos olvidar los otros problemas que nos aquejan.

post it

Las autoridades capitalinas se pusieron las pilas y han actuado con eficiencia en el tema de coronavirus; el municipio capital fue el primero en formar un comité para atender el tema y también el primero que tomó medidas concretas para enfrentar la pandemia.

Una a una las acciones del gobierno municipal han sido atinadas y de ello dependerá en buena medida poder romper la cadena de contagios, como lo ha pedido el gobierno de México a través del subsecretario Hugo López-Gatell.

Las últimas medidas implementadas son el cierre total de todas las plazas y centros comerciales que operan en Cuernavaca y el perifoneo a través de los camiones recolectores de basura; sin tentaciones ni motivos, la esperanza es que la gente se quede en casa y salga solo para lo indispensable.

El reto es aislarlos todos por un mes para romper la cadena de contagios; entre más nos guardemos, más eficiente será la medida y más rápido podremos volver a la normalidad.

Hay que reconocerle al alcalde Villalobos que está actuando bien en un momento sumamente complicado para todos.

redes sociales

Es obvio: la actuación de las distintas autoridades y representantes populares tendrá efectos directos en la siguiente elección. Quien proceda de manera adecuada y comunique correctamente, recibirá el reconocimiento de la gente y podría obtener su voto en las próximas elecciones.

Un buen trabajo tiene recompensas.

Comentarios para una columna optimista:

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