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DUDA RAZONABLE

Día 16: La guerra de las máscaras (incluye a Trump)

Llevamos semanas en el mundo discutiendo sobre mascarillas y el virus.

Que si sirven, que si no, que si quién sabe.

Ayer el director de la OMS quiso aclarar el lío, pero tampoco quedó muy claro.

Primero, obvio, que las máscaras médicas se deben priorizar para los trabajadores de la salud en la primera línea de la respuesta al virus, que éstas eran escasas en el mundo y que, por lo tanto, les preocupaba su demanda masiva. Recomendó que fuera de los hospitales el uso de máscaras médicas “sea por personas enfermas y aquellos que están cuidando a una persona enferma en casa”.

Dijo que los países podrían considerar el uso de cubre bocas en comunidades donde otras medidas como la limpieza de las manos y el distanciamiento físico son más difíciles de lograr debido a la falta de agua o condiciones de vida estrechas.

Y que animaban a los países que están pidiendo uso generalizado que hicieran estudios de su eficacia porque “lo que está claro es que hay una investigación limitada en esta área”. Ah ok.

Debo confesar que yo, que de esto no sé nada, temo que los cubrebocas normales o los hechas en casa se recomienden desde la autoridad porque lo que logra es dar confianza. Si me tapo la boca y la nariz, me puedo acercar. Ayer que salí un momento a la calle (por razón inaplazable, lo juro) vi varios grupos de personas con mascarillas y pañoletas, que habían olvidado a nuestra amiga Susana Distancia, como si la tela fuera un muro.

Me distraigo.

En medio de esto, la verdadera guerra de las máscaras, las médicas, la arrancó Donald Trump el viernes pasado cuando invocó una ley de 1950 para impedir que la empresa 3M, productora de las mascarillas médicas N95, exportara a Canadá y a América Latina. 3M quiso resistir advirtiendo sobre las “significativas implicaciones humanitarias” de la decisión. Reportes periodísticos en Alemania afirmaron que Estados Unidos había confiscado un pedido de mascarillas procedentes de la planta de 3M en China hacia Berlín, cosa que la compañía negó.

El fin de semana Donald Trump advirtió de “graves consecuencias” en caso de no cumplir con lo ordenado. Canadá, por ejemplo, se quedó sin medio millón de máscaras. Trudeau dijo ayer que continuaría en negociaciones para liberar los pedidos.

La guerra por las máscaras, pues.

@puigcarlos

Ámbito: 
Nacional