HAY QUE reconocerle a Andrés Manuel López Obrador que se necesita mucho temple –por decirlo suavemente– para salir a presumir que México es de los países con menos contagios de coronavirus en el mundo. El dato sería importante… si fuera real.
Y ES QUE está difícil saber cuántos contagiados hay si en un país de 129 millones de personas apenas se han realizado 20 mil 475 pruebas. Es como taparse los ojos y decir que la casa no se está quemando, aunque por ahí huele a humo.
NOMÁS es cosa de hacer números: la cifra de contagiados crece en un promedio de 13% diario, pero la cifra de sospechosos va dando saltos cada vez más grandes y ayer brincó un 20.8%.
VALDRÍA la pena que el Presidente y los funcionarios de Salud le echaran un ojo a los análisis que ha hecho Tomás Pueyo, para entender por qué México no va muy bien, sino que en realidad está dando palos de ciego. Claro, a menos que el modelo del subsecretario Hugo López-Gatell esté diseñado, precisamente, para darle gusto al Presidente.
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AHORA RESULTA que los caprichos de la 4T están por encima de la salud de los trabajadores y de la supervivencia de las empresas.
Y es que el gobierno determinó que están exentos de la suspensión de labores los proveedores de las obras de este sexenio. En cambio el resto tienen que parar.
POR INCREÍBLE que parezca, en los lineamientos publicados anoche en el Diario Oficial de la Federación se establece que podrán seguir operando los productores de acero, cemento y vidrio exclusivamente para los proyectos de Dos Bocas, el Tren Maya y el aeropuerto de Santa Lucía. Más vale epidemia en mano que corte de listón volando.
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ES CURIOSO pero mientras en México se anuncia que se eliminarán los aguinaldos de los funcionarios de alto nivel y se les reducirá el sueldo, en Argentina el Presidente consideró que esa medida era simplemente demagógica.
RESULTA QUE en los últimos días ha habido cacerolazos en diversas provincias argentinas, para exigirle al gobierno que rebaje los sueldos de la burocracia y se destine ese dinero a enfrentar el coronavirus.
Sin embargo, el mandatario Alberto Fernández no sólo consideró demagógica la medida, sino que también argumentó que no puede hacerlo porque su equipo no roba y no tiene otros ingresos más que su sueldo.
SERÍA INTERESANTE saber cómo le harán los funcionarios lopezobradoristas –tú no, Manuel Bartlett— para compensar esa caída en su ingreso.