Día 18: los 50 mil millones de pesos
No creo que haya duda de que la mayor parte de la cúpula empresarial mexicana, la que está representada en organizaciones que conocemos, no estaba muy contenta con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República.
No creo que alguien dude que desde 2006, cuando muchos de esos empresarios participaron en un esfuerzo para hacer campaña en su contra, López Obrador desconfía de ellos profundamente.
Como en todo, hay excepciones y matices. Hay empresarios que tienen una buena relación con él desde entonces, otros la han reconstruido, el mejor ejemplo es Alfonso Romo. Y hay empresarios que, sin mayor relación con el nuevo Presidente, entendieron que las cosas habían cambiado desde julio de 2018.
Ambas partes decidieron tomar un camino que permitiera el diálogo y la colaboración. Los nombramientos de Romo y dos nuevos líderes de las más prominentes organizaciones permitieron una conversación intensa con el gobierno y con el Presidente mismo —tal vez más que en otros sexenios recientes—. Los empresarios perdieron en el aeropuerto y otras cosas, pero arreglaron el desastre que quería crear Manuel Bartlett con los gasoductos, han ganado otras batallas y, aunque de manera muy trabada, seguía hablándose del plan de inversiones en el sector energético.
Frente al enojo de unos empresarios, sus representantes ya habían argumentado a sus representados de la irrenunciable necesidad de mantener ese diálogo, como lo hizo con acierto, creo yo, Carlos Salazar en su más reciente reunión virtual. Y en el gabinete algunos no estaban de acuerdo con esa relación que el Presidente ha mantenido, sin alterar la voluntad del Ejecutivo. Hasta que llegó el virus y con él la recesión económica.
Después de innumerables reuniones e intercambio de propuestas, Salazar fue claro y salió en todos los medios: no nos escucharon.
La respuesta del Presidente fue rápida, ayer en la mañana: “Te voy a mandar la carta de los que adeudan para que nos ayuden a convencerlos, hay 15 grandes contribuyentes que, incluyendo multas, recargos, deben según las cuentas del SAT, 50 mil millones de pesos”.
A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo, escribió Jean de La Fontaine hace más de tres siglos. Ojalá y para este caso el francés se haya equivocado, por el bien de todos.
@puigcarlos