El confinamiento va para largo
Cuándo podremos salir de la cuarentena, es la pregunta que todo mundo se está haciendo.
Tanto individuos como gobiernos quieren saber si se podrá levantar en mayo o en junio o si durará hasta septiembre. ¿Enfrentamos la posibilidad de que nos golpee una “segunda oleada” de COVID-19?
Ayer, en un video, el presidente Andrés Manuel López Obrador decía que le gustaría que el país levantara la emergencia el 10 de mayo, Día de la Madre —“espero que para entonces vayamos de salida”—, pero que dejaría que los especialistas “nos den un buen diagnóstico para el jueves”.
En Alemania han decidido no hacer estimaciones, sino recurrir a la ciencia para resolver la duda. Luego de haber aplicado cerca de 1.3 millones de pruebas de coronavirus —los alemanes son líderes mundiales en ese rubro, con 15 mil exámenes por millón de habitantes—, el país europeo ahora se propone encontrar a quienes se contagiaron y superaron la enfermedad sin enterarse.
Una prueba piloto de búsqueda de anticuerpos se realizó en el poblado de Gangelt, en el estado de Renania del Norte-Westfalia, frontera con Holanda. En un documento publicado en internet el jueves pasado, cuatro expertos, encabezados por el virólogo Hendrik Streeck, dieron a conocer los hallazgos preliminares del estudio de 500 muestras de sangre, obtenidas entre los 12 mil 529 residentes del lugar.
Como sucede cada año, una multitud vestida con pelucas de payaso y sombreros de bufón se congregó en Gangelt, el 15 de febrero, para cantar y tomar cerveza. Tenía dos semanas que se había detectado el primer caso de coronavirus en Alemania. En los hechos, el pueblo se convirtió en una caja de petri para la propagación del patógeno. Unos días después de la fiesta, un porcentaje importante de la población comenzó a enfermarse. Entre los 42 mil habitantes que tiene el distrito de Heinsberg, donde se ubica Gangelt, ha habido mil 442 casos de contagio y 43 fallecimientos. Desde entonces le han llamado “el Wuhan alemán”.
Pese a ello, el estudio realizado por expertos de la Universidad de Bonn muestra que solamente uno de cada siete habitantes de Gangelt tenía anticuerpos contra el coronavirus, es decir, que se habían contagiado y superado la enfermedad. Muchos no desarrollaron un solo síntoma.
Incluyendo a los actualmente infectados, el porcentaje de quienes han sido portadores apenas llega a 15 por ciento.
Los resultados sorprendieron a los investigadores, pues, pese a haber tenido un encuentro masivo, una ocasión propicia para el contagio concentrado, el porcentaje de los habitantes del pueblo que desarrolló anticuerpos —y que, por tanto, se considera inmune— es realmente bajo.
Si entre 60% y 80% de la población mundial se va a convertir en portadora del coronavirus en algún momento —el dato es de Gabriel Leung, catedrático de la Universidad de Hong Kong y uno de los más connotados expertos en el tema—, entonces esa región de Alemania aún está lejos de ver el fin del problema.
También significa, a decir de Streeck, que los encuentros masivos son el principal foco de contagio de la enfermedad, reuniones en las que la gente pasa mucho tiempo en la proximidad de extraños. Las infecciones por contacto con superficies contaminadas no han sido tan importantes, dijo, en declaraciones al diario británico The Guardian.
Es mucho lo que la ciencia aún desconoce de una enfermedad que tiene menos de cinco meses de haberse manifestado por primera vez.
Sin embargo, la experiencia adquirida por Alemania, vía la aplicación masiva de pruebas de PCR (reacción en cadena de la polimerasa), y, ahora, de anticuerpos, permite un mejor entendimiento sobre el comportamiento del coronavirus.
Ahora sabemos que el levantamiento de cuarentena en muchos lugares no va a ser rápido y que la reactivación de encuentros masivos —como conciertos y partidos de futbol— quizá sea todavía más tardada. Y que decisiones así no se pueden tomar con certeza si no se aplican pruebas en busca de los asintomáticos.