Evíteles salir y contagiarse, Manuel
Desde la perspectiva de los derechos humanos, la electricidad no es una mercancía, porque su consumo doméstico permite, entre otros beneficios, la preservación de los alimentos.
En el país hay regiones con temperaturas de hasta 43 grados, por ejemplo la Península de Yucatán, donde a los “morosos” la CFE les está cortando el servicio. ¿Acaso para cobrar no puede esperar a que pase la emergencia?
Ilustrativo ejemplo en una zona de clima templado:
De 69 años, Eduardo Morán tiene diabetes y alta presión arterial. Por precaución ante el coronavirus, vive aislado en su casa. El sábado lo visitó personal de la Comisión Federal de Electricidad (que por pertenecer al Estado considera propia) para cortarle la luz.
“Efectivamente, había omitido pagar el servicio”, escribe. “Argumenté a mi empleado que no me había llegado el recibo y que el poco dinero que tengo pretendo ocuparlo en alimentos y medicinas. Con la crisis, pensé que mi empresa me apoyaría no cortándome el servicio. Pregunté cuánto tardaría mi empresa en reconectar. Me contestó que, si lo pagaba de inmediato en sus cajeros, demoraría entre 48 y 72 horas. Estando confinado, pensé pagarlo vía internet, solo que mi empleado me sugirió que no lo hiciera, así pues la reconexión tardaría más aún. Opté por salir de mi reclusión para ir a uno de los sitios donde más factible es contagiarse de covid-19, ya que los cajeros de mi empresa son sitios donde más cantidad de gente acude. Para mi sorpresa, en los cajeros había solo dos personas. Sin embargo, no vi una sola advertencia o recomendación sobre la pandemia y menos un bote de gel desinfectante, lo que si bien me extrañó porque en otras tiendas fifí sí los hay, supuse que mi empresa no los había colocado porque no faltaría el ‘abusado’ que se lo robara. Quise entonces pagar con cargo a mi tarjeta de crédito, pues las empresas que no son mías, o sea los bancos, decidieron apoyarme congelando mis saldos y difiriendo a meses sin intereses todos mis pagos. Si de por sí ya estaba molesto por tener que salir de mi casa para ir a uno de los sitios de mayor contagio que existen y, sobre todo, a pagar un servicio que mi empresa bien pudo prorrogar, exploté cuando ninguno de los tres cajeros me dio la opción de pagar con cargo a mi tarjeta. “Resulta increíble que en tiempos de la 4T una de mis empresas no me permita aprovechar una ventaja que sus enemigos, en cambio, sí me están ofreciendo. Por un lado, el gobierno me pide quedarme en casa y, por otro, me obliga a salir. Para colmo, tengo otros dos servicios de la CFE que se pagan con tarjeta, de esos que automáticamente se desconectan si no les pasas la tarjeta pagada, pagos que, por cierto, solo y únicamente se pueden hacer en los cajeros de mi empresa. Con estos amigos, ¿para qué queremos de enemigos a los rapaces empresarios…?”.
Apiádese, Manuel Bartlett. Permita que los deudores le paguen pasada la peste y concédales plazos a los copropietarios de la CFE.