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BITÁCORA DEL DIRECTOR

Este año puede ser el peor desde 1932

El Fondo Monetario Internacional pronosticó ayer una contracción de la economía de -6.6% en 2020.

De cumplirse la previsión, se trataría de la mayor caída del PIB nacional desde 1932, en el marco de la Gran Depresión.

En los últimos 38 años, México ha tenido siete episodios de desempeño económico negativo: -0.7% en 1982, -4.3% en 1983, -3.8% en 1986, -6.3 en 1995, -0.4% en 2001, -5.3% en 2009 y -0.1% en 2019

Algunas de esas crisis fueron autoinfligidas y otras vinieron de fuera. Pero en ese lapso nunca hemos experimentado una caída como la que se anuncia para este año.

Mil novecientos treinta y dos fue un año turbulento en México, en lo económico y lo político.

Tanto, que fue la última vez que un Presidente de la República no concluyó la gestión que legalmente le correspondía.

Pascual Ortiz Rubio fue elegido el 17 de noviembre de 1929, en una polémica elección presidencial extraordinaria. Al michoacano le tocaba terminar el sexenio que habría sido de Álvaro Obregón si éste no hubiese sido asesinado en 1928.

Ortiz Rubio ascendió a la Presidencia el 5 de febrero de 1930. Ese día, después de tomar posesión en el Estadio Nacional, fue víctima de un atentado cuando llegaba en su auto a Palacio Nacional.

El atacante que le vació la pistola no pudo acabar con su vida. Pero una de las balas se le alojó en la mandíbula. “La herida destruyó política y moralmente a Ortiz Rubio”, escribió José Emilio Pacheco, en el cincuentenario del atentado. Su arribo a la Presidencia había ocurrido bajo la sombra de Plutarco Elías Calles, el jefe Máximo de la Revolución, y nunca pudo sacudirse la imagen de ser un títere del militar sonorense.

De un periodo de cuatro años y 10 meses, sólo cubrió poco más de la mitad. El 2 de septiembre de 1932, un día después de su segundo informe de gobierno, Ortiz Rubio entregó el poder, harto de los sinsabores de su Presidencia, asediado por sus enemigos políticos y ente rumores de un golpe de Estado.

Pero la política no era el único problema de Ortiz Rubio. Apenas había tomado posesión, la economía mexicana comenzó a sentir los efectos de la Gran Depresión, desatada en Estados Unidos.

De las 44 mil empresas con que contaba la incipiente industria manufacturera en 1930, apenas unas siete mil 200 lograron sobrevivir. Lo mismo sucedió con las exportaciones mexicanas: las de algodón, que en 1926 habían sido de 28 mil 700 toneladas, cayeron a apenas 2 mil 600 toneladas en 1932.

Entre 1931 y 1932, más de 600 mil mexicanos perdieron su trabajo, lo cual era una proporción enorme en un país en el que 5.3 millones se encontaban ocupados.

El desempleo de aquellos años fue retratado magistralmente por el caricaturista Ernesto García Cabral en las páginas de Excélsior: “¿Ya tienes ocupación? pregunta un hombre a otro en un cartón de El Chango. “De día y de noche”, responde éste. “¿Y qué haces?”, repregunta el primero. Y aquél contesta afligido: “Buscar trabajo”.

Por si fuera poco, ese año de 1932 México recibió una avalancha de repatriados desde Estados Unidos. Se calcula que una tercera parte de los mexicanos residentes en ese país perdió el trabajo. Decenas de miles fueron expulsados al sur de la frontera, lo cual obligó a sus familias a compartir con ellos los escasos recursos para enfrentar la adversidad.

En 1930, el primer año de Ortiz Rubio, el PIB cayó -6.77%; en 1931 se recuperó, creciendo 3.66%, pero al año siguiente se desplomó -16.22% (Daniel Díaz Fuentes, Crisis y cambios estructurales en América Latina).

Aquel año de 1932 se ha convertido en la nueva referencia de la economía del país, de acuerdo con los pronósticos del FMI y otros organismos para 2020.

Ámbito: 
Nacional