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SERPIENTES Y ESCALERAS

El primer reto fue quedarse en casa, el segundo es no dejar de creer.

Hasta que veas muertos

La incredulidad es condición humana y nos hace reaccionar de diferentes maneras; el covid-19 nos ha obligado a resguardarnos en casa, a distanciarnos unos de otros y a reducir hasta donde es posible la movilidad en todo el mundo. México es uno de los países que luchan desesperadamente para evitar que el número de infectados rebase su capacidad hospitalaria; la única manera de lograrlo es a través del confinamiento. A pesar de que hay más de 2.3 millones de infectados y más de 160 mil muertos, hay quienes aún no creen en la pandemia.

El primer reto de todas las autoridades en el mundo fue hacer que los ciudadanos dejaran de circular en las calles y se resguardaran en las casas; la razón y el objetivo van de la mano: aún no hay cura contra el coronavirus y la única forma de contener su avance es mediante la reclusión.

Varios países del orbe reaccionaron tarde ante la crisis y perdieron semanas vitales antes de tomar decisiones; este retraso en la actuación trajo como consecuencia escenarios muy lamentables como los que hemos visto en Europa en países como Italia, España o Alemania o de este lado del continente en Estados Unidos y Honduras.

La responsabilidad de lo que ocurra en todo el mundo en el tema del covid-19 no es solo de los gobiernos; aunque en algunos países como Estados Unidos las autoridades minimizaron la situación y en ciertos casos insisten en que el problema se resolverá solo (ahí está Trump llamando a la gente a salir ya a las calles), la responsabilidad de que la crisis se contenga es de los ciudadanos. Explico:

A los gobiernos les corresponde tomar decisiones en varios sentidos, empezando por fortalecer la infraestructura médica y hospitalaria, ordenar la suspensión temporal de todas las actividades no esenciales y brindar a los sectores vulnerables y a la planta productiva de los elementos para aguantar el confinamiento.

Pero quedarse en casa, cumplir con las medidas de sanidad y disminuir la movilidad es cuestión de cada uno de nosotros. Se entiende que en México como en casi todo el mundo un alto porcentaje de la población tiene que salir a trabajar porque de otra manera no tiene forma de subsistir, pero hay mucha gente que, sin tener necesidad de circular sigue pensando que la cuarentena son vacaciones y utiliza los días de asueto para pasear con su familia como si nada ocurriera.

En el mapa nacional del coronavirus, Morelos es una entidad que ha logrado mantener en niveles considerablemente bajos el número de enfermos y las muertes; comparado con estados vecinos como la Ciudad de México, Puebla o el Estado de México, donde la curva de contagios es sumamente elevada, en la tierra de Zapata los casos son pocos y hasta ahora no rebasan la capacidad hospitalaria instalada.

El problema es que pasadas algunas semanas de confinamiento la gente comienza a salir de nueva cuenta y trata de retornar a la normalidad de su vida sin que la pandemia haya sido superada. Poco a poco vemos que hay más personas en las calles y eso tiene que ver, quizá, con la incredulidad de algunos sobre la situación que vivimos.

Entendamos algo: en Morelos el número de contagios y muertes no se ha elevado como en otras entidades precisamente porque gran parte de la población se mantiene resguardada en casa, porque durante la semana santa distintos municipios cerraron sus puertas a los visitantes y de manera natural evitaron que se multiplicaran los contagios.

Las medidas tomadas anticipadamente por las autoridades municipales y estatal, y sobre todo las acciones responsables asumidas por miles de ciudadanos pusieron un freno al avance de la enfermedad, pero eso no quiere decir que el problema este superado.

Recientemente en medios de comunicación y redes sociales se han compartido imágenes de ciudadanos que retan a la autoridad y rompen la cuarentena, que a pesar de los 162 mil muertos en el mundo y los más de 2.3 millones de contagios insisten que no pasa nada y dicen que son noticias falsas o inventos; lamentablemente son muchos los que piensan así, personas torpes, desinformadas y cuya irresponsabilidad pone en riesgo a los demás; son individuos que para creer, esperan ver personas muertas en las calles.

A esta altura de la crisis hay dos riesgos latentes en cuanto al confinamiento: los idiotas que salen a la calle por imprudentes o porque insisten que el coronavirus es “un invento para cambiar el orden mundial” (¿Entenderán qué es el orden mundial?) y aquellos que después de varias semanas de mantenerse en casa comienzan a pensar que la parte crítica de la pandemia ya fue superada.

Ambos casos son muy peligrosos para todos: sí la población deja de ver la importancia del confinamiento porque en el estado el número de casos es bajo y supone que ya es tiempo de volver a las actividades normales, el número de enfermos puede aumentar violentamente y romper el frágil control que hasta ahora existe de la situación.

Es importante tener claro que la curva de contagios no se ha elevado precisamente porque gran parte de los morelenses han seguido los lineamientos de resguardo y sana distancia, porque a pesar del enorme esfuerzo personal y económico que representa suspender las actividades económicas y la convivencia familiar, la mayoría sabe que esta medida es necesaria para salvar vidas. El riesgo es que a la mitad del camino nos confiemos, nos relajemos y supongamos que la crisis pasó o que el sector inconsciente y valemadrista siga saliendo a pesar del riesgo colectivo que ello trae aparejado.

Estamos a unos días de que inicie la fase 3 de la pandemia, el momento en el que habrá brotes regionales y dispersión nacional de la enfermedad; de acuerdo con lo que señalan las autoridades de salud, en este punto los casos se estimarán en miles, aunque la mayoría serán con síntomas leves: solo el 12 por ciento presentarán síntomas graves y el seis muy graves.

Lo más difícil de la pandemia aún no llega a pesar de que en Morelos la situación está mas o menos controlada; el riesgo de que la pandemia se nos vaya de las manos es alto y depende de la actitud de los ciudadanos. Está en nosotros que el virus siga contenido, que los casos graves y las muertes sean pocas y que a pesar de estar rodeado de entidades con una elevada tasa de contagio, en Morelos sea diferente.

El reto es no dejar de creer en la gravedad de la situación, ni suponer que lo peor ha pasado ya. No esperemos a ver muertos en la calle o que un familiar este hospitalizado para tomar conciencia de la situación.

Los gobiernos están haciendo su parte en la crisis, nos toca a nosotros hacer lo que nos corresponde. La lucha es ahora contra la pandemia y contra la incredulidad.

posdata

Dos buenos golpes de la policía a los grupos criminales fueron asestados la semana pasada; a pesar de ello la violencia no da tregua y las ejecuciones siguen.

Algo ocurre que los ciudadanos comunes no alcanzamos a ver, ni entendemos a pesar de las explicaciones que los criminales dejan en sus mensajes. Unos y otros hablan de poner orden en la entidad, de acabar con quienes lastiman a la sociedad y de respeto a los territorios. La autoridad es mudo testigo de estos hechos y su participación se reduce a levantar cuerpos y ocultar mensajes.

Según datos que proporcionan el gobierno estatal en Morelos existen cinco cárteles que pelean por el control de la plaza; son cinco de manera oficial, pero muchos más si se toma en cuenta a aquellos que se presentan a través de narcomantas, muchas veces acompañadas de cuerpos sin vida o restos humanos.

Independientemente del número o la zona en la que operen, están ahí, se mueven actúan y coincidente todos hablan de vínculos entre grupos delictivos y autoridad.

La pandemia del covid-19 nos ha hecho dejar de ver momentáneamente este problema, pero la crisis de inseguridad y violencia ahí está, no se ha ido y será un factor determinante en las elecciones del próximo año.

nota

Recordemos lo que implica la Fase 3 para saber lo que vendrá en los próximos días:

Al llegar al escenario 3 en un país o una localidad se especifica, al igual que en la Fase 2 procede:

No saludarse de beso ni de abrazo.
Se suspenderán los eventos en espacios públicos cerrados como cines, estadios, etcétera (Esto ya ha sido aplicado en casi todo México).
Se suspenderán los eventos públicos en espacios abiertos como playas, plazas comerciales, parques y otros.
También se suspenderán las clases en todos los niveles (la medida ya aplica a nivel nacional).
Se suspenderá cualquier tipo de actividad en centros de trabajo que presenten algún brote activo.
Se realiza una cuarentena generalizada.

En la etapa epidemiológica Fase 3 o escenario 3, el virus afectará a miles de personas en varias localidades. En ese momento se pone en marcha un protocolo sanitario más drástico como la cuarentena generalizada.

post it

Jiutepec es uno de los municipios más densamente poblados de la entidad, en esa localidad viven miles de personas que diariamente salen a trabajar a diferentes puntos del estado y a otras entidades; por su conformación cosmopolita y su vocación industrial, Jiutepec tiene una de las migraciones más altas de Morelos, lo que implica que miles de personas de diferentes partes de la región centro del país entran y salen diariamente.

A pesar de ello en Jiutepec aún no se han aplicado medidas de previsión de contagio tan estrictas como en otros municipios, ni se vigila que los negocios de alta concentración de personas y las tiendas de autoservicio cumplan con la regla de sana distancia. En Walmart, por ejemplo, no existen filtros para el acceso, ni se restringe el acceso a una sola persona por familia, como hacen otras tiendas.

Al viajar de Cuernavaca a Jiutepec (o viceversa) es notorio el cambio de actitud y la cantidad de gente circulando; en la capital se ha reducido sustancialmente la movilidad porque la gente está respondiendo a los llamados oficiales y porque la mayoría de los comercios cerró sus puertas para evitar la propagación del virus; en Jiuepec la vida es casi normal porque las autoridades no han querido endurecer las acciones ni obligan a los comercios a seguir las reglas sanitarias.

Este descuido de la autoridad puede costar, además de un mayor número de casos de contagio, mucho dinero; si cuando comience la fase de mayor contagio por covid-19 los gobiernos municipales no han reducido drásticamente la movilidad, habrá un número mayor de enfermos que saturarán la capacidad hospitalaria y que consumirá rápidamente el presupuesto.

Desde cualquier ángulo que se vea, la prevención del covid-19 es la medida más efectiva y económica que podemos seguir todos. Aquellos negocios que aún siguen abiertos al público sin implementar medidas de prevención también sufren por las bajas ventas y además se exponen (y exponen a los demás) a contagios.

Algo tendrá que hacer pronto el gobierno de Jiutepec para no volverse el epicentro de la pandemia en Morelos. Rafael Reyes es un hombre inteligente y sensible que seguramente, esperemos, pronto endurecerá las medidas preventivas para evitar que su gente se comience a enfermar.

redes sociales

Las imágenes lo dicen todo: el Jardín Juárez de Cuernavaca lucía vacío en domingo, muy diferente a lo que vimos días antes, lleno de personas, muchas de ellas mayores de edad, conviviendo en las bancas quiosco como si nada pasara.

La diferencia es una: las autoridades cerraron la zona para que la gente no rompiera la regla de Sana Distancia. Así se debe actuar cuando los imprudentes no entienden.

Comentarios para una columna optimista:

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