Día 36: ¿Centinela mata Susana?
La información oficial del gobierno dice que hasta el sábado en el país se habían detectado 13 mil 842 casos positivos de contagio del nuevo coronavirus. Esa cifra es el cero, punto, cero uno de la población del país.
Hasta el sábado habían muerto por el nuevo coronavirus mil 305 personas. Eso significa el cero, punto, cero, cero, uno de la población del país.
Eso es lo que apareció el sábado en la pantalla del salón de Palacio Nacional en que cada noche se nos informa de cómo va el combate al coronavirus, conferencia donde el momento más importante es ese, el de los números.
Entiendo que esos números son los que arroja el modelo Centinela, que el gobierno ha optado utilizar en esta crisis. No soy epidemiólogo, ni tengo la intención de hablar de eso que no conozco. Y aplaudo que sean los científicos y técnicos los que tomen las decisiones.
Pero me pregunto si el modelo, que esperemos sea efectivo en términos de manejo de capacidad hospitalaria, funciona en otro terreno, el de la comunicación para prevenir en una crisis de esta magnitud.
Sabemos que ese número hay que multiplicarlo (aunque no tenemos claro por cuánto, porque ese número es “dinámico”) para tener un estimado real; sabemos que las muertes son más que las reportadas por un problema de pruebas. Y entonces los números que nos quedamos son esos. También sabemos que el nuevo virus sigue siendo, en muchos aspectos, una incógnita por sus mutaciones, por lo que sucede con los asintomáticos, por las maneras en que provoca la muerte.
El sábado nos dijeron que había 970 nuevos infectados. Menos que los que habían comunicado en caca uno de los cuatro días anteriores. ¿Ya la hicimos? Por supuesto que no. Es inicio de fase tres, lo peor está por venir, nos dicen. ¿Pero y los números? Es que son del Centinela y el corte es a la una y muchos no suben sus datos…
Mi duda, creo que razonable, es si el esquema de comunicación ayuda a que suceda lo que sabemos está sucediendo: más allá de los esenciales, en muchas ciudades la gente sigue saliendo, y paseando, y haciendo fiestas, y viendo amigo y familiares y no creyendo que esto sea grave.
¿No será que, encandilados por la personalidad del comunicador designado, no vemos que los números presentados y a veces el tono de quien los presenta se oponen al mensaje de gravedad y la urgente necesidad de prevención?
@puigcarlos