La Barona
Nadie sabe de dónde sacó el presidente municipal Antonio Villalobos los datos que le llevaron a afirmar que la colonia Antonio Barona, una de las más grandes y pobladas de Cuernavaca, se encuentra infectada en un cuarenta por ciento; el dato es aterrador porque significaría que solo en ese lugar hay miles de casos positivos de covid-19, tantos o más que en todo el país si se tomara a pie juntillas la expresión del edil. Pero el punto importante no es si el alcalde se equivocó en sus dichos, sino lo que está sucediendo con la pandemia del lado de la sociedad.
El lunes lo refería y hoy lo insisto: a los ciudadanos nos toca hacer nuestra parte en la batalla contra el coronavirus; las autoridades están actuando, toman decisiones, implementan medidas, trazan rumbo… pero nada de eso es suficiente si la sociedad no obedece, si la gente sigue sin creer y continuamos con la idea de que nada nos va a pasar.
Todavía hay muchas personas en la calle sin tener motivo, gente que toma la cuarentena como vacaciones y continúa reuniéndose en masa, que no usa cubre bocas, ni guarda sana distancia. Hay muchos a quienes la necesidad los obliga a trabajar y que tienen que salir a cumplir con una responsabilidad o a buscar el sustento, pero lo hacen con la conciencia del peligro que ello implica y con los cuidados que marca la autoridad. Salen a lo estrictamente necesario.
El problema no son ellos, sino otra parte de la sociedad, los que se sienten inmortales, los incrédulos, los valemadristas, los que retan a la autoridad y se burlan de la pandemia. A ellos debemos responsabilizar de que Morelos haya entrado a una peligrosa y acelerada curva ascendente, de que en dos semanas se hayan triplicado los contagios y aumentado cuatro veces el número de muertos; por ellos se abre la posibilidad de que los estudiantes no regresarán a clases el 01 de junio como el resto del país y son culpables de que cientos de negocios y miles de personas están siendo afectadas económicamente.
Son ellos los que se exponen, se contagian y propagan el virus, los que critican a las autoridades de salud por las medidas “exageradas” que han tomado, a quienes les preocupa más la falta de cerveza que la enfermedad y los que propagan mentiras.
Pero son ellos también los que uno a uno van cayendo, los que por su irresponsabilidad se enferman y saturan los hospitales, los que una vez contagiados agreden a los médicos y al personal de salud y vociferan contra el gobierno porque no los cuidaron antes y no los atienden ahora. Son ellos los que transmiten el covid-19 a más personas, empezando por su familia.
Lo ocurrido al taxista que hace unas semanas junto con un grupo de personas amenazó con quemar el hospital de Axochiapan Morelos parece el corolario de esa historia: el personaje en cuestión fue parte de una horda que se presentó en ese nosocomio, amagó al personal médico y dijo que estaba dispuesto a destruir y quemar al lugar y a los enfermos si el gobierno se atrevía a reconvertir el sanatorio en un centro de atención a pacientes de covid-19. Todo lo anterior como consecuencia de un mensaje de voz anónimo que alguien grabó y luego compartió a través del WhatsApp. La gente reaccionó a una fake news y esta semana uno de ellos murió de coronavirus.
El manejo de la pandemia es sumamente complicado porque implica la coordinación de muchos recursos y personas, obliga a tomar decisiones duras y casi siempre se reciben críticas; es obvio: nadie está contento con la situación porque nos ha modificado el estilo de vida, nos obliga a estar encerrados en casa y afecta de múltiples maneras. Todos están molestos por algo y lo más sencillo siempre es culpar al gobierno.
No se trata de defender a nadie, sino de entender la grave y compleja situación que vivimos; Morelos ha entrado a una peligrosa ruta de enfermedad y muerte, estamos en el momento más complicado de la pandemia y se avizora la posibilidad de que en breve los hospitales y los centros de salud se queden sin capacidad de atender a más enfermos; en algunos casos eso ya está sucediendo.
Todo esto no es culpa de nadie en particular, pero sí es responsabilidad colectiva, podemos sumarnos a la oleada de críticas hacia el gobierno, hablar de las tardías decisiones de algunos, de las malas estrategias de otros o hasta de la triste personalidad de nuestro secretario de salud, pero nada de eso solucionará las cosas. Se puede criticar a Villalobos porque en medio de la presión se equivocó en una entrevista, pero no podemos olvidar lo que él y otras autoridades hacen todos los días para intentar salvar vidas.
Lo que debemos hacer es analizar lo que nos está afectando, entender que frente a las decisiones oficiales para disminuir la movilidad y concentrar a las personas en sus casas, está la actitud rebelde de miles de ciudadanos que siguen sin entender la gravedad de la crisis e insisten en continuar su vida con normalidad, provocando la multiplicación del virus.
Hoy estamos en un momento sumamente peligrosos, de contagio masivo y muertes aceleradas; es indispensable que nos resguardemos en casa, que entendamos que solo así podremos detener la pandemia y con ello regresar a la normalidad.
La responsabilidad de que esto ocurra no es de ninguna autoridad, sino de nosotros mismos, los gobiernos ya tomaron decisiones, nosotros debemos protegernos y, si la necesidad nos obliga a salir, hacerlo con las medidas sanitarias que corresponde.
Podemos seguir echándole la culpa a los gobiernos de todo lo malo que nos ocurre, pero los muertos los vamos a seguir poniendo nosotros.
posdata
La convocatoria se lanzó de manera discreta, pero cumpliendo todos los requisitos que marca la ley; el martes 05 de mayo muy temprano acudieron a las instalaciones del Poder Judicial de Morelos nueve de los 18 integrantes del pleno, todos los afines a la saliente María del Carmen Verónica Cuevas López.
Rápidamente se inició con el pase de lista, se declaró válida la sesión y se inició la votación; el magistrado Rubén Jasso Díaz, afín a la presidenta Cuevas López, fue electo por unanimidad como sucesor y nuevo presidente del Tribunal Superior de Justicia hasta el mes de mayo del 2022. Rápidamente se le tomó protesta y se validó la decisión.
Los que nunca aparecieron fueron los magistrados disidentes, esos que durante los últimos años acusaron de todo a su homóloga e intentaron destituirla por diferentes vías. Nadie, ninguno se levantó de la cama ni rompió la cuarentena; más tarde se enteraron de que su ausencia no impidió el proceso y permitió que Carmen Cuevas dejara a alguien a modo, que le cubriera la espalda y diera continuidad a los acuerdos entablados con el exgobernador Graco Ramírez.
Tanto gritar y al final se quedaron dormidos.Y junto con ellos los operadores del ejecutivo que debieron prever este escenario para no volver a tener al poder judicial en contra.
nota
Dos legisladores están enfocados en utilizar la pandemia como vehículo de promoción electoral de cara a las elecciones del siguiente año: José Casas y Jorge Argüelles.
El primero se ha montado en una estrategia de verdades a medias en las redes sociales, aparentando ser un guerrero contra la pandemia y encendiendo los ánimos con el objetivo de ganar likes a costa de lo que sea, incluso divulgando mentiras.
El segundo es más burdo: tiene dinero para ofrecer dádivas y ni siquiera tiene el valor de aparecerse físicamente, porque no quiere exponerse a la enfermedad; eso sí, manda emisarios en su nombre y utiliza la crisis sanitaria para tratar de ganar simpatías repartiendo apoyos y comprando voluntades, sin importarle que en sus eventos haya contagios.
El primero quiere ser alcalde de Huitzilac y el segundo de Cuernavaca, el primero es un legislador independiente y el segundo por el Partido Encuentro Social; ambos ganaron en el 2018 por la ola de Morena, pero difícilmente lo lograrán en el 2021 si no tienen el mismo impulso. Eso sí: José Casas tiene más base social que Argüelles.
Los dos personajes en cuestión están enfocados en su campaña y por lo mismo no alcanzan a ver (o no les importa) las consecuencias de sus actos; uno enciende las redes y genera escenarios de pánico y el otro convoca a reuniones masivas en las que no se respeta la sana distancia, ni se preocupan por prevenir la enfermedad.
Se entienden sus intenciones políticas, no así el camino que siguen para lograrlas; cada uno busca promocionarse a su manera, pero montarse en la pandemia sin importar los efectos negativos de sus actos no puede aprobarse de ninguna forma.
José Casas tiene capital político y más tierra andada que Jorge Argüelles; el chaparrito quiere ganar otra elección, pero eligió el camino equivocado para lograrlo.
post it
Como alcalde de Cuernavaca Cuauhtémoc Blanco fue perseguido por Graco Ramírez; las amenazas y las presiones que sufrió el futbolista en su rol de edil capitalino fueron muchas casi desde el principio, después de que se negó a pactar con Rodrigo Gayosso; los golpes se agudizaron al final de su mandato, cuando el ex seleccionado nacional confirmó que buscaría la gubernatura.
Ahí comenzó la pesadilla: vinieron las amenazas personales del hijastro del gobernador y los boicots institucionales de Graco Ramírez, seguidos de un intento de destitución como presidente municipal desde el congreso a través de los diputados Julio Espín, Hortencia Figueroa, Francisco Santillán, Beatriz Viscera, Mario Chávez, Francisco Moreno, Julio Yáñez, Mario Chávez y Enrique Laffite.
Ninguno de los caminos seguidos por los graquistas prosperó y el tema se fue hasta los tribunales, donde hace unos días se puso punto final a la historia cuando la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (Fepade) decidió dar por concluido el tema y archivar la investigación contra el hoy titular del poder Ejecutivo de Morelos Cuauhtémoc Blanco Bravo.
Para fines prácticos esta resolución ya no cuenta mucho, porque cualquiera que hubiese sido el fallo nada cambiaría, es decir, Blanco Bravo seguiría siendo gobernador. Pero en el terreno personal, visto como un duelo jurídico donde ambas partes presentaron pruebas e hicieron alegatos, la sentencia favorable debe ser un motivo de satisfacción para el mandatario y para sus abogados.
La semana pasada Daniel Díaz Cuevas, director General Jurídico en Materia de Delitos Electorales de la Fepade, determinó que no existen elementos para sostener un delito electoral en contra de Blanco Bravo y autorizó el no ejercicio de la acción penal tras desestimar las imputaciones.
Una vez más el futbolista goleó a los graquistas.
redes sociales
Esto fue lo que dijo el presidente municipal de Cuernavaca: “Lo voy a decir abiertamente: vienen una serie de muertes en serie; desafortunadamente las condiciones no son adecuadas en el sector salud… tenemos una Antonio Barona que está contaminada en un 40%, imagínense la magnitud, reconociendo lo que es la Antonio Barona; y como la Antonio Barona hay muchas comunidades de Cuernavaca que en este momento nuestras familias están viendo caer personas y seguimos haciendo nuestra vida como si no pasara nada; les están diciendo: es pandemia, es covid… y la gente se sigue moviendo…”
Entendamos la presión a la que está sujeto todos los días el alcalde, primero exponiéndose en lo personal y luego cargando con la responsabilidad de una ciudad que no obedece, con muchos habitantes que no cooperan y una administración sumamente corta en recursos.
Varias veces he criticado al edil por sus actitudes y sus expresiones; la anterior puede ser equivocada, pero el sentido de su mensaje refleja el miedo, la impotencia y el dolor de alguien que está viendo como la muerte ronda por todos lados. Un mal comentario no borra las decisiones atinadas que ha tomado.
Comentarios para una columna optimista:
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