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OBSERVADOR POLÍTICO

¿Y los líderes partidistas, dónde están?

Desde el primero de julio del 2018 a la fecha han transcurrido 22 meses desde que en Morelos la coalición “Juntos Haremos Historia”, que aglutinó a Movimiento de Regeneración Nacional, Encuentro Social y Partido del Trabajo ganaron las elecciones y desde esa fecha, al Estado de Morelos mal le ha ido por la división, la confrontación y del desinterés de sus dirigentes partidistas que han decidido ver por sus intereses personales y de grupo que por la sociedad e incluso por sus propios militantes.

LA CONFRONTACIÓN AFECTA A MORELOS.- Morena en Morelos percibe alrededor de un millón y medio de pesos como prerrogativas del Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana (Impepac), y medio millón, pesos más pesos menos, tanto el Pes como el Pt. Los dirigentes de estos tres partidos políticos que en la teoría deberían de ser los primeros actores políticos en estar hoy en día impulsando programas, acciones y coordinando esfuerzos para ayudar ya no digamos a la población en general pero sí a sus miles de militantes y representantes. En la práctica no lo hacen. Los tres líderes de estos personajes son como fantasmas. Muchos saben que existen pero casi nadie lo ve y la mayoría ni los conoce.

Por parte de Morena, se encuentra Gerardo Albarrán Cruz, quien este mismo año tendría que dejar ya a este partido políticos porque así lo marcaron sus consejeros al igual que su dirigente nacional, Alfonso Ramírez Cuellar, para que le den apertura a otros liderazgos y estar listos para los comicios del próximo año. Bien, del líder morenista poco se sabe, difícilmente se le ve en conferencias de prensa, intenta no dar a conocer todos los conflictos que ha dejado mal parado a este partido que criticó hasta el cansancio tanto al PRI como al PRD.

Luego viene el diputado federal Jorge Argüelles Víctorero, quien además es dirigente del Partido Encuentro Social, y quien desde hace ya varios meses intenta ser el candidato a la alcaldía de Cuernavaca, amparo y respaldado por la misma fórmula que se utilizó en el 2018 para que sin candidato, hayan ganado de calle la elección con la finalidad ahora, de que estaría convirtiéndose el ex priista en candidato a la gubernatura del Estado por esta misma coalición para el 2024. Sin embargo, solo esporádicamente se ha dedicado a entregar despensas no sin antes, tomarse la foto y mandar su respectivo boletín a las redes sociales para hacer que hace con tan poco e insignificante acción, y dejando en el olvido a los sectores de la población que confió en él y votó para que los representara en el Congreso de la Unión. Y aunque en sus redes sociales, anda promoviendo el menú digital y asegura que el 100 por ciento de su salario lo está destinando para la apoyos de la contingencia, al igual que su fundación. Sin embargo, nunca falta aquellos que lo exhiben de incumplir con sus compromisos que hizo y de las falsas promesas que quedan en el olvido.

El caso de Tania Valentina Rodríguez Ruiz, quien es diputada local y al mismo tiempo tiene también la dirigencia del Partido del Trabajo, en los inicios de la presente legislatura fue señalada y cuestionada por su ambición por el dinero y sus actos de corrupción cometidas con recursos públicos y amparada por el cargo que ostenta para evitar ser castigada corporalmente. De igual manera, la legisladora difícilmente hace algo que beneficie a la sociedad sin tener que gritarle al mundo que entregó por ejemplo, algunas cuantas despensas, con raquíticos productos pero haciendo alarde de su gentileza, amabilidad e incondicional apoyo, pero de la misma manera, utiliza sus redes sociales para informarle al mundo que también está ayudando a sus representados, aunque sea solo a una docena previa entrega de su copia de la credencial de elector.

Lo cierto, es que los tres dirigentes que llevaron al triunfo a Cuauhtémoc Blanco Bravo el uno de julio del 2018, hoy literalmente no se hablan, mucho menos participan en acciones tendientes a favorecer a la sociedad y por lo tanto, no contribuyen a gestionar ni impulsar programas asistenciales para los que hoy más que nunca requieren de su ayuda y quienes a partir de diciembre, estarán solicitando otra vez su voto para competir por posición de representación electoral. Al menos, los dos últimos dos personajes que están haciendo de la política el arte de vivir… y vivir bien y bonito. ¡Shulada!

¿Y LOS SENADORES? La misma situación de los líderes partidistas se puede señalar en el caso de los representantes en la Cámara Alta del Congreso de la Unión, ya que Radames Salazar Solorio, desde que andaba en campaña como coordinador de Movimiento de Regeneración Nacional, se mantuvo prácticamente en el anonimato. Hoy no es la excepción, difícilmente alguien puede ver al senador por lo que incluso, se desconocen sus actividades políticas porque al senador, siempre le ha gustado “nadar de a muertito”. Es como un fantasma, muchos saben que existe pero no lo pueden ver. Y más difícil todavía resulta, que se le vea junto al gobernador del Estado, Cuauhtémoc Blanco Bravo, para gestionar recursos y mediante proyectos beneficien al mayor número de ciudadanos del Estado. Pero no, el senador entre menos se le mencione, se le señale y haga actos políticos será mucho mejor. Es como si no existiera pero eso sí, cobrando más de dos millones de pesos al año.

Incluso, van casi dos años de que ganó la elección gracias a Andrés Manuel López Obrador, como la mayoría de los candidatos de Morena, y hasta el momento se desconoce de sus acciones porque no hay trato con la prensa ni con la población. Por ello, sus cercanos saben que entre menos se le vea y se le cuestiones de sus actos es mucho mejor para sus intereses.

Y es que, Radamés Salazar es una figura gris pegándole a negro, quien básicamente tiene su grupo reducido dentro de Morena y expresamente en este proceso que está viviendo en Morelos, México y el mundo, por lo que el resto de la población poco le importa.

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