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SERPIENTES Y ESCALERAS

Cambios en el gabinete

En medio de la pandemia Cuauhtémoc Blanco hizo ajustes en su equipo; no fue una vez, sino dos ocasiones y en ambas los titulares de las secretarías fueron removidos de manera repentina, sin explicación. Los motivos no fueron dados a conocer, pero hubo un reconocimiento institucional al trabajo de los funcionarios salientes. El nombramiento y la destitución de los miembros del gabinete son facultades del jefe del ejecutivo; veremos qué más hay en la agenda del gobernador.

“En atención a sus instrucciones presento a usted mi renuncia irrevocable al cargo de Secretario de Obras Públicas…” se lee en el primer párrafo de la carta que hizo pública Fidel Giménez Valdés el viernes pasado al hacer oficial su salida del gobierno estatal. La publicación generó reacciones por la frase empleada, aunque muchos celebraron que el virulento abogado hubiese sido desterrado del servicio público estatal. Pero vamos más atrás en la historia:

A finales del mes de junio del 2019, ocho meses después de iniciado el gobierno electo para el periodo 2018-2024, Guillermo López Ruvalcaba fue despedido de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario; el etílico funcionario que durante meses defendió al gobierno de Cuauhtémoc Blanco y continuamente se enfrascaba en discusiones públicas en redes sociales por vitorear el proyecto de la 4T local, fue el primer cesado y salió por la puerta trasera del gobierno, enfrentando sendos reclamos del sector campesino y recibiendo repudio colectivo por su mala actitud y falta de resultados. El cambio en la Sedagro fue peculiar: no estuvo el funcionario saliente y al designar al relevo el mandatario ni siquiera mencionó el nombre de Margarita Galeana, la secretaria entrante.

Casi un año más tarde el mandatario realizó dos movimientos más: se fueron Gilberto Alcalá de la Secretaría de Desarrollo Social y Margarita Galeana, secretaria de Desarrollo Agropecuario. Este segundo ajuste sucedió en plena pandemia de covid-19, cuando en Morelos comenzaban a registrarse los primeros casos fatales y ya se había puesto en marcha la jornada nacional de Sana Distancia.

Alcalá Pineda es un hombre que durante muchos años ha estado al lado de Cuauhtémoc Blanco, convivieron cuando ambos trabajaban en el fútbol profesional y coincidieron varias veces, uno como futbolista profesional y el otro como árbitro mundialista, cuando participaban en justas deportivas internacionales. El destino los volvió a juntar en la campaña del 2018: Blanco Bravo buscó que su amigo fuera candidato a la presidencia municipal de Cuernavaca y posteriormente lo incorporó a su gobierno en la administración estatal.

Ahora que ha dejado la Secretaría de Desarrollo Social, Gilberto Alcalá Pineda podría buscar una candidatura a la Presidencia Municipal de Cuernavaca en el 2021, aunque no queda claro bajo qué siglas. Varios partidos estarían interesados en cobijarlo, pero dependerá del silbante, nuevamente comentarista deportivo, decidir si es su momento, si existen las circunstancias y con qué partido caminará.

El tercer ajuste en la administración estatal llegó la semana pasada, cuando Blanco cesó del cargo a los secretarios de Obras Públicas y de la Contraloría, Fidel Giménez Valdés y César Santana Nava. Este movimiento ocurre también en plena pandemia de coronavirus, en el momento de mayor contagio y cuando los ojos del gobierno federal están puestos en Morelos por el acelerado aumento de casos positivos.

Igual que en las ocasiones pasadas en esta última no hubo razonamiento sobre la decisión, pero queda claro que a Fidel Giménez le sacaron la tarjeta roja y éste, fiel a su estilo bravucón, se fue echando pestes y exponiendo que su salida no fue decisión personal.

Fidel Giménez igual que Ruvalcaba se caracterizaron por su pedantería, por marearse en el cargo y asumir su posición como un punto de ataque para cualquiera que opinara diferente. El caso del ex titular de obras es por mucho superior al de Rucalcaba: Giménez Valdés se convirtió en un pandillero político que utilizó sus limitadas redes sociales para agredir a todo mundo, empezando por el alcalde de Cuernavaca.

Al exfuncionario de obras le tomaron la medida por su carácter y por su pasado, todos sabían que su punto débil era su personalidad explosiva, sus antecedentes personales y los malos resultados que dio cuando en la época de Felipe Calderón (a quien defendía con la misma vehemencia que hoy a López Obrador) ocupó a dirección del Centro SCT Morelos. Fue Fidel Giménez, por cierto, quien dejó a medio construir el paso a desnivel de El Polvorín, una obra observada por inconclusa, por su mala calidad y el incremento inexplicable de costos.

Más que un aliado del gobierno, con sus actos, carácter y expresiones Fidel Giménez Valdés se volvió una piedra en el zapato del ejecutivo. Su desempeño fue puesto permanentemente en tela de juicio, los trabajos de pavimentación que hizo en calles y avenidas de la capital son cuestionadas por su alto costo y mala calidad, ante lo cual la defensa siempre ha sido la ofensa, la diatriba y la amenaza.

Lo mismo, cuentan, ocurría al interior del equipo estatal: Fidel Giménez se enfrentó con varios funcionarios, asumió la SOP como una ínsula personal y siempre se manejaba por su cuenta; incluso llevó a la dependencia a dos ex funcionarios de la SCT inhabilitados por su participación en el Paso Exprés y responsabilidad directa en el socavón. Dicen que en corto el exfuncionario ahora se queja de la imposición de empresas para que realizaran obras en el gobierno estatal; sí eso fuese cierto nunca se atrevió a decirlo públicamente, lo cual lo convierte en cómplice de cualquier irregularidad cometida.

Del contralor César Santana igual que de Margarita Galeana poco o nada se puede decir; ambos pasaron de noche por la administración pública, fueron intrascendentes en sus acciones y seguramente la mayoría de los morelenses no los conoce ni de nombre.

Cinco movimientos en total ha realizado Cuauhtémoc Blanco en cuatro dependencias a lo largo de año y medio de gestión. Los movimientos apuestan a una mejoría en el funcionamiento de su equipo, en un cambio de actitud de sus integrantes y quizá en un nuevo enfoque de la administración.

Lo que viene para el gobierno estatal en el futuro inmediato no es sencillo, como no lo será para nadie en el mundo. La pandemia del SARS-CoV-2 implica una serie de problemas que comenzaron con la aparición del nuevo virus, el confinamiento obligatorio en todo el mundo, la suspensión temporal de las actividades sociales y productivas, la recesión y la reactivación económica cuando la enfermedad del coronavirus aún no tiene cura.

No hay explicación sobre el motivo de los cambios, por ello todo lo que se diga al respecto queda en el ámbito de la especulación. Personalmente quiero pensar que los movimientos tienen como objetivo preparar al gabinete para lo que viene, para un momento aún más complicado que el actual.

Al menos hasta que se encuentre la cura al covid-19, durante los próximos meses continuará el miedo generalizado a la enfermedad; aún con ese temor la reactivación económica es impostergable y ello sucederá en un ambiente de incertidumbre colectiva y efervescencia electoral.

Las elecciones comenzarán antes de que concluya la pandemia y en el 2021 veremos una contienda muy distinta a las que hemos visto. En las futuras campañas los aspirantes tendrán que echar mano de otros elementos, necesitarán una estrategia de comunicación más efectiva y deberán convencer a un electorado molesto, temeroso y sin dinero.

Todo esto impactará en el gobierno de Cuauhtémoc Blanco; su administración necesita dar resultados rápidos y efectivos, tiene que comunicar permanentemente de manera más certera y necesitará del compromiso de todo su equipo para salir adelante.

En el 2021 el gobernador no se juega solo la gobernabilidad durante la segunda mitad de su sexenio, está en riesgo su proyecto político, su relación con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y su futuro personal.

Por eso son importantes los cambios. El gobernador necesita replantear el rumbo y estilo de su gobierno, volverlo más sensible, más empático y conciliador.

posdata

La Ciudad de México y la zona metropolitana del país dio el ejemplo al resto de México: respetó más que nadie la Sana Distancia, redujo sustancialmente su movilidad y son los primeros que podrían comenzar el proceso para retornar a la normalidad después de la pandemia.

El presidente López Obrador presumió que México “había domado la pandemia” y se perfilaba a un regreso a la “nueva normalidad” antes que otros países. Los mensajes del ejecutivo federal no estaban exentos de optimismo y contrastaban con la mesura del subsecretario López-Gatell; mientras el primero se alista para retomar sus giras por el país, el segundo repite insistentemente que la parte crítica aún no ha pasado.

Esa ha sido la narrativa oficial de la pandemia desde el comienzo: uno minimiza la situación, celebra anticipadamente y conmina a todos a salir; el otro explica detalladamente la el problema, advierte de las consecuencias de actuar irresponsablemente y repite todo el tiempo: ¡quédate en casa!

Primero la gente de la capital escuchó al doctor y se resguardó, entendió el riesgo que corría y acató las disposiciones de las autoridades de salud; todo iba bien: la curva de contagios se aplanó y la luz al final del túnel apareció. Entonces vino el mensaje presidencial y la gente se confió: Lo logramos, superamos el reto y estamos a punto de regresar a la normalidad.

Ocurrió lo que Hugo López-Gatell temía: se relajó la estrategia, la gente comenzó a salir antes de tiempo y el riesgo de una nueva ola de contagios creció exponencialmente. Una y otra vez el subsecretario lo ha dicho en sus últimas declaraciones: Estamos en el momento de mayor contagio, la parte más peligrosa, no podemos salir todavía. Y dijo: se ha registrado un aumento considerable de movilidad en la capital y en todo el Valle de México, lo mismo que en Monterrey y Guadalajara.

El problema no es solo la gente que de nueva cuenta vuelve a las calles sin que exista aún la seguridad de hacerlo, sino que el mensaje oficial es contradictorio: por un lado celebra anticipadamente un triunfo que aún no se ha logrado y por otro se pide ser prudente y aguantar.

Lo dice el presidente Andrés Manuel López Obrador: en la pandemia hay que hacerles caso a los científicos y a los médicos. Él es el primero que debe hacerles caso.

nota

Los números suben y bajan: catorce días después del Día del Niño la SS reportó en Morelos 51 nuevos casos de covid y 4 decesos; podría interpretarse que el aumento tiene que ver con la salida de la gente para comprar cosas para sus hijos el 30 de abril.

Si esa lógica aplicara ¿Qué podemos esperar 14 días después del 10 de mayo?

post it

Hoy en día el dato no tiene mayor trascendencia legal, política o económica, pero es una interesante anécdota que involucra a un ex presidente de México y al actual gobernador de Morelos. Así lo nara LaSillaRota:

Felipe Calderón, expresidente de México, dio a conocer que el momento en el que decidió que se debía llevar a cabo la clausura de Luz y Fuerza del Centro, antiguo organismo descentralizado que se dedicó a la distribución y comercialización de energía eléctrica, fue durante un partido de la Selección Mexicana de Futbol y la Selección de El Salvador en el Estadio Azteca, específicamente, después de que Cuauhtémoc Blanco anotara el segundo gol.

"El cierre de Luz y Fuerza no dependía del Congreso, era una decisión administrativa (...) vimos que el 10 de octubre se jugaba un partido decisivo entre México y El Salvador para lograr el pase al Mundial de futbol de Sudáfrica. Me pareció la mejor oportunidad para realizar el operativo (...) Cuando Cuauhtémoc Blanco anotó el segundo gol contra El Salvador y el Estadio Azteca estalló, dije: 'Ya, es ahora o nunca'.", explicó Calderón en un fragmento de su próximo libro, de acuerdo con información de LaSillaRota.

Calderón señaló que su libro, titulado "Decisiones difíciles", muestra ejemplos de las distintas decisiones que tuvo que tomar mientras se mantuvo al frente de México entre el 2006 y 2012.”

redes sociales

Lo veo y leo en las redes sociales: en el poblado de Tres Marías hay mucha gente, casi toda proveniente de la Ciudad de México, acuden a los negocios de comida y bebida que siguen abiertos; conviven sin respetar la sana distancia.

Quien publica las fotos reflexiona que así es imposible acabar con el coronavirus y hace un llamado a las autoridades para que intervengan.

Nunca supe es si alguien acudió a poner orden.

Comentarios para una columna optimista:

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