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EN TERCERA PERSONA

La “nueva normalidad” (de sangre) que nos espera​

Nos dirigimos, a la velocidad del rayo, hacia la “nueva normalidad”. Durante la pandemia, con las calles prácticamente vacías y la mayor parte de los negocios cerrados, algunos delitos habían presentado una clara tendencia a la baja.​

En la semana del 2 al 8 de mayo de 2020, en el Estado de México se denunciaron, por ejemplo, 738 robos con violencia. Pero en las proximidades del Día de las Madres el confinamiento se relajó. Mucha gente salió de visita, fue de compras, acudió a mercados y supermercados. Hubo, en general, una mayor movilidad en la zona metropolitana.​

Ese relajamiento no solo se verá reflejado en las estadísticas de salud. Fue también advertido por el crimen.​

En la semana del 9 al 15 de mayo, las denuncias en esa entidad pasaron de 738 a 1,475. El robo a negocio ascendió, de 107 casos reportados, a 297.​

En el robo a transeúnte las carpetas de investigación pasaron de 139 a 335. El robo en transporte público también subió: de 48 casos entre el 2 y el 8 de mayo, las denuncias se dispararon a 192 en la semana que siguió.​

Las extorsiones presenciales crecieron de 33 a 79 en solo seis días.​

En Jalisco los delitos mostraron un descenso durante los primeros meses de confinamiento. El robo a negocio pasó de 927 casos en marzo a 806 en abril: el robo a transeúnte de 1012 casos en febrero, a 657 en el mes de abril.​

Los heraldos de la “nueva normalidad” a la que nos dirigimos tocaron tierra en Jalisco el 7 de mayo. Ese día, elementos de la Policía Metropolitana y peritos del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses se encaminaron a una finca del municipio de El Salto.​

Había llegado una llamada anónima que alertaba sobre la existencia, en ese lugar, de una fosa clandestina. El aviso era real. Los peritos exhumaron los restos, imposibles de identificar, de 25 personas, así como cinco bolsas de plástico, en la que había restos humanos en pedazos.​

El Día de las Madres la policía encontró los cadáveres de un hombre y una mujer en un paraje despoblado de Tultitlán, Estado de México. Él estaba semidesnudo, “con bóxer y short” según el parte oficial, y tenía un alambre alrededor del cuello. A su lado estaba el cadáver amordazado, “con ropa en extremidades inferiores y brassiere”, de una joven de 23 años. Ambos presentaban golpes contusos en el rostro. Los habían cubierto con un colchón de plástico desinflado.​

11 de mayo, dos jóvenes que seguían festejando el Día de las Madres, fueron ejecutados por rumbos de la colonia Morelos. Habían salido de sus casas para seguir bebiendo en la calle. Estaban recargados en un Beetle. Dos “motosicarios” se acercaron a ellos y les hicieron cuatro tiros.​

El 12 de mayo, vecinos de Los Héroes, Tecámac, en el Edomex, escucharon que de una casa ubicada en la Sección Flores surgían gritos de mujer: “¡Auxilio, ayúdenme por favor, suéltame, déjame en paz!”. Oyeron también una voz de hombre que decía: “¡Cállate, hija de tu puta madre, porque si no te voy a dar en tu puta madre!”.​

De pronto cesaron los gritos. Según el reporte de la policía, los vecinos llamaron a la puerta y esperaron dos o tres minutos, “en espera de que alguien saliera de la casa”. Abrió la puerta precisamente el hombre al que habían escuchado gritar: Juan José Rivero Alcíbar.​

Sin darles tiempo, el sujeto se abrió paso entre ellos y echó a correr. Algunos fueron tras él, pero Rivero Alcíbar salió de la cerrada y no lograron darle alcance. Los vecinos regresaron al domicilio y hallaron en el baño, “semidesnuda y tirada boca arriba” a una joven de 30 años.​

El 13 de mayo, dos niñas de 13 y 14 años de edad fueron asesinadas en Zamora, Michoacán, y rematadas con el tiro de gracia. Automovilistas las hallaron tendidas en un camino que conduce a Atecucario. Ninguna había sido identificada cuando sus cuerpos fueron llevados al Semefo.​

El 15 de mayo, hombres armados a bordo de una motocicleta ejecutaron a Valeria “N”, de 28 años, y a su amiga Brittilt, de 17. Valeria había sido detenida alguna vez al lado de uno de los integrantes de la Unión Tepito, El Alexis, que hoy se encuentra prófugo. La noche del asesinato las amigas circulaban en un automóvil por calles de la colonia Morelos. Los agresores se les emparejaron, y abrieron fuego contra ellas.​

El 16 de mayo cuatro jóvenes perdieron la vida en un enfrentamiento entre civiles ocurrido en el municipio de Choix, Sinaloa. Otros tres muchachos fueron ejecutados el mismo día en una comunidad cercana (San José de los Potrillos): la policía los halló “con impactos de bala en diferentes partes del cuerpo”.​

El 17 de mayo ocurrió un ataque armado en una vivienda de Ciudad Juárez, Chihuahua. La masacre cobró la vida de seis personas, entre ellas la de una niña de siete años de edad.​

El 18 de mayo, asaltantes hirieron al chofer de una combi y asesinaron a su ayudante, en Nezahualcóyotl, Estado de México. Choferes de la Ruta 42 denunciaron que el ataque procedía de grupos delincuenciales que les cobraban “cuota” de manera constante.​

Ayer, tres personas fueron ejecutadas en Tijuana, Baja California, entre ellas una mujer: un repaso por la “normalidad” que nos espera, cuando la pandemia sea domada. ​

@hdemauleon​
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Ámbito: 
Nacional