Día 64: De curvas y proyecciones
Cada crisis, cada momento complejo deja sus nuevos íconos y referencias. Estos días nos han llenado de imágenes con líneas que forman curvas que a su vez proyectan cómo nos va a ir.
Cada noche, por ejemplo, después de que en la conferencia de las 19 horas el gobierno presenta sus propias curvas y proyecciones, uno puede ver en Twitter un puñado de politólogos, médicos, ingenieros y actuarios que sacan las suyas. Algunas se parecen, otras no tanto; usan diferentes programas para sus cálculos. Hay para todos, pues. Son buenos tiempos para el “dataísmo”.
No es gratuita la fascinación que en millones ha causado un ingeniero de Sillicon Valley cuyo expertise antes del virus era construir aplicaciones —un zoológico virtual, por ejemplo— y una ted talk sobre cómo contar historias que se hagan virales. Cosa que él ya logró.
Importantes instituciones mundiales han aportado sus curvas y proyecciones. Que si la de la Universidad de Washington es la mejor... No, que la más acertada es la de los británicos... No, esperen, que la de Harvard... No, los de Washington ya corrigieron… Y así…
Todos los epidemiólogos serios saben las carencias de cada ejercicio frente a un nuevo virus: su comportamiento en la salud se va a aprendiendo sobre la marcha; las capacidades de hacer pruebas son siempre y en todas partes limitadas; hay un desconocido porcentaje de asintomáticos, pero contagiosos, y todos los países cuentan menos muertos que los que en verdad fallecen por el virus…
Pero, sobre todo, como escribió David Wallace-Wells en la revista New York hace unas semanas, las proyecciones y eventual descenso de las curvas hechas en estos tiempos parten de datos obtenidos en condiciones sociales únicas: las de nuestro confinamiento. Viviendo —es un decir— como hemos vivido, así se ha comportado el contagio.
¿Cómo se comportará cuando comencemos a abrir, cuando salgamos, poco a poco?
No quiero decir, que no se mal entienda, que se comportará peor. Quiero decir que no sabemos. No sabemos cuántos allá afuera, en el mundo que antes recorríamos despreocupados, y en las calles son inmunes, por ejemplo. O cuáles son con precisión los patrones de contagio.
En estos tiempos quién no quisiera predecir el futuro; por lo pronto, eso ni el mejor programa de datos, proyecciones y trazado de curvas lo logra.
@puigcarlos