Los centros de educación superior y de investigación fueron sujetos a recortes pensados para oficinas de Gobierno... pero lo que entre burócratas impacta, coloca al borde del cierre a los or-ganismos de enseñanza.
Es una forma de cerrar los centros de docencia e investigación sin decirlo abiertamente. Los recortes en algunos casos alcanzan 75 por ciento del presupuesto operativo. Y eso es lo que motivó dos anuncios que ayer llegaron y rebotaron entre académicos y estudiantado del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE): el primero es justamente el requerimiento de Hacienda para el recorte en el presupuesto, y el segundo es que los cursos se quedan a distancia para el siguiente ciclo escolar, en línea, pues no es factible solventar gastos para conservar planteles y aulas que se usaban antes del COVID-19.
Pero esto no se trata solamente de centros que podrían dar la impresión de ser fifís; es el mismo caso para el Cinvestav, a quien de última hora le prometieron a sus directivos que su recorte sólo llegaría al 30 por ciento. Esta benevolencia —por confirmar—obedece a que este centro de investigación, de avanzada politécnico, fue claro: eso equivale a dejar de operar. Al parecer, alguien en Hacienda decidió que con el Poli había que ceder un poco.
Además de lo ya mencionado, el Colegio de la Frontera Norte, Instituto Mora, entre otros muchos, también ya anunció que se les ha hecho el mismo requerimiento.
La reducción del 75 por ciento del presupuesto operativo, se alega, es parte de las medidas para la recuperación económica. El gobierno de la República y sus incondicionales han comenzado a enviar este mensaje vía redes sociales. En efecto, la anulación de los capítulos 2000 y 3000, que son los recursos destinados a rentas, adquisiciones, compras, contratación de servicios, es un problema que está poniendo en jaque a muchas dependencias, pero que limitan su operación al mínimo y siguen existiendo, aun cuando su capacidad de impacto se reduzca.
El gobierno federal no dejará de pagar la luz, la renta ya adquirida y otros compromisos continuos. Para las instituciones educativas el recorte pone en tela de juicio la operación de becas, procesos de investigación e incluso los trabajos que estaban vinculados a los megaproyectos de la 4T, por ejemplo, el que encabeza el CIDE en el sur-sureste para impulsar el desarrollo a partir de los programas en Tehuantepec y que ha definido López Obrador como prioritarios y que incluso se relacionan con la megaobra de Dos Bocas.
En el caso del Cinvestav, a lo que se ha echado un balde de agua fría es a un proyecto de pruebas rápidas para detectar COVID-19, muy importante para las etapas que vienen en las próximas semanas. Toda la investigación quedó en la incertidumbre.
El director general del CIDE, Sergio López Ayllón, calificó esto como economía de guerra. El mismo directivo mandó una comunicación general: “Este mediodía (26 de mayo) anuncié ante el claustro de profesores que, para dar certidumbre a estudiantes y profesores en un contexto en el que la decisión de reabrir actividades presenciales está sujeta a la evolución de la pandemia y a medidas gubernamentales, para el semestre de otoño adoptaremos la modalidad de enseñanza remota para todos los programas docentes de ambas sedes”.
Y el golpe: “También anuncié que, como resultado de las medidas generales adoptadas por la SHCP para toda la administración pública federal, incluyendo a los centros de investigación, tendremos un recorte del 75% en el gasto operativo del CIDE”.
La incertidumbre está en el aire. En el caso de CIDE y Cinvestav, los casos analizados por Crónica para efectos de esta nota, el primero deberá dar a conocer las modalidades de operación de otras áreas académicas y de investigación en los próximos días, además de ver hasta dónde puede rescatar las becas de estudiantes.
Para el Cinvestav, este jueves es de vital importancia, pues se tienen previstas reuniones directivas en los que se sabrá si en verdad se les considerará una excepción y sólo se les impactará en el 30 por ciento del gasto operativo.
La moneda está en el aire para una buena cantidad de centros educativos a los que no se les ordenó abiertamente cerrar sus puertas, pero que están al borde de ello por un impacto brutal a su capacidad presupuestal.
LA ECONOMÍA Y UN CÁLCULO SOBRE LA PROFUNDIDAD DE LA CAÍDA. El impacto económico de la pandemia es aún incierto, porque la duración y profundidad de ésta en México aún no está clara, señala el Banco de México en su informe trimestral y añade que “incluso ante el eventual relajamiento o levantamiento de muchas de las medidas de contención, existen riesgos de brotes adicionales y se desconoce cuándo podría haber un tratamiento efectivo o vacuna disponible”.
A raíz de eso, Banxico trazó una serie de tres escenarios en los que varía la profundidad de la crisis. El primero es el de una caída abrupta pero no tan profunda del PIB del 4.6 por ciento en este año. Este escenario rosa permitiría una recuperación rápida y crecer a 4.0 por ciento en 2021. En este escenario, en 2021 también empezaría la recuperación, pero desde un punto mucho más abajo, así que el 4 por ciento de crecimiento para el siguiente año significaría una muy lenta recuperación de lo perdido en 2020.
El tercer escenario es similar en cuanto a la caída del PIB, a lo que muchas instancias han vaticinado: una caída de 8 puntos este año, es decir, profunda y un decrecimiento moderado de 0.5 para el 2021.
Debido al aspecto de estos escenarios en una gráfica, se les ha denominado escenarios V (caída rápida y recuperación relativamente veloz) y U a la tercera, debido a la estancia en el fondo durante un periodo más largo. El informe trimestral no pondera un escenario por encima del otro.
Sobre por qué no aparece la palabra recesión en el informe trimestral, el gobernador de Banxico, Alejandro Díaz de León, señaló: “ya es cuestión de algunos criterios, pero creo que estamos en un escenario de una contracción muy profunda en la actividad económica, eso queda de manifiesto con las cifras”.