Ni la pandemia detuvo las ejecuciones
Un comando recorrió tres colonias de Guadalajara asesinando gente: los atacantes se detuvieron primero en un domicilio de la colonia López Portillo: ahí asesinaron a cuatro personas.
El comando avanzó luego hacia la colonia del Carmen. Ahí fueron asesinadas otras cuatro. La policía encontró cerca de 20 casquillos percutidos en cada escena. Los domicilios, según el reporte, estaban involucrados con la venta de drogas.
Finalmente, en la colonia Los Colorines, a un kilómetro de distancia, fue hallado el cadáver de una mujer. Se presume que fue arrojada desde el vehículo que recorrió los puntos de ataque.
En el barrio Constituyentes, al sur de Ciudad Victoria, se registró una escena parecida. Las autoridades recibieron reportes de un tiroteo y personas heridas. Al arribar a un negocio de abarrotes, “fueron visualizados los cuerpos de ocho personas con impactos de arma de fuego”.
Cinco de los cuerpos, entre ellos el de una joven, se hallaban apilados entre charcos de sangre en el interior de la tienda. Los otros tres, quedaron tendidos en la banqueta.
Los testigos refirieron que el ataque fue cometido por tripulantes de diferentes vehículos. En la zona se verificó un amplio despliegue policiaco. Ninguno de los responsables fue ubicado.
En Moroleón, Guanajuato, varias camionetas se estacionaron en las cercanías de un inmueble ubicado en la colonia San Agustín. Uno de los vehículos aceleró y derribó de un golpe la reja metálica. En menos de 30 segundos fueron acribilladas seis personas que se encontraban en el interior: cinco hombres y una mujer (ese fin de semana, otros 20 individuos fueron ejecutados en los municipios de Celaya y Apaseo el Alto).
Los cuerpos de seguridad registraron 11 ejecutados en Tijuana en solo 24 horas. Uno de los cadáveres, con tiros en las mejillas, la frente y el pecho, presentaba al menos diez impactos.
Los muertos estaban esparcidos por todo el municipio: calles, baldíos, caminos, terracerías, bodegas. Uno de los cuerpos, con tiro de gracia, fue hallado incluso dentro de un refrigerador.
Lo que he contado sucedió en la misma semana de mayo de 2020, entre los días 4 y 12.
Dejó en Guadalajara, Tijuana, Ciudad Victoria y algunos municipios de Guanajuato 57 personas ejecutadas.
Hasta el 24 de mayo, solo en el estado de Oaxaca se acumulaban 38 ejecuciones.
En esos días aparecieron en la autopista México-Acapulco los cuerpos de dos hombres atados de pies y manos, y cubiertos con cobijas. Mostraban impactos de AR-15 y fueron encontrados en el mismo punto en el que una semana antes sicarios arrojaron los cadáveres, cosidos también a tiros, de cuatro personas.
En su último reporte sobre la violencia del crimen organizado, Lantia Consultores señaló que en abril de 2020 se registraron 2,057 ejecuciones: 4.4% más que en el mes de marzo (cuando se registraron 1,971).
La consultoría especializada en temas de seguridad indicó que durante ese mes de confinamiento la mayor violencia asociada al crimen organizado se registró en Guanajuato (326 ejecuciones), Baja California (237), Michoacán (182), Chihuahua (150), Guerrero (126), Estado de México (104), Sonora (95) y Veracruz (83).
Entre marzo y abril, según el reporte, la violencia aumentó en 16 estados. En Chihuahua se disparó 35%, en Baja California 29%, en Sonora 27%, en Michoacán 21% y en Veracruz 19%.
Las ejecuciones tuvieron incrementos de hasta el 100% con respecto al mes anterior en municipios como Tijuana, Aguililla, Celaya, Ciudad Juárez, Guaymas, León, Empalme, Villa de Cos, Salamanca, Madera y Tonalá.
4,028 ejecuciones en dos meses, según el conteo de Lantia, es el saldo de un país en supuesto confinamiento.
A todo esto se suma la impronta, las historias de mayo: el día 19, en las inmediaciones de una gasolinera en Apaseo el Alto, dos mujeres y seis hombres fueron acribillados por encapuchados que se desplazaban a bordo de dos camionetas. Eran apenas las cinco de la tarde. Las calles estaban semidesiertas por la emergencia sanitaria.
Pero en México, ni la pandemia detuvo las ejecuciones.
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Héctor De Mauleón