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SERPIENTES Y ESCALERAS

Política, el nombre del juego

La jornada nacional de Sana Distancia concluyó el domingo y en las próximas semanas terminará oficialmente el encierro por el coronavirus; los que no acaban son los añejos problemas de la agenda del estado: la inseguridad, la violencia, la desigualdad, la corrupción y por supuesto la impunidad. Es tiempo de que la administración de Cuauhtémoc Blanco comience a hacer política.

Antes de la pandemia las cosas ya eran difíciles para el gobernador de Morelos: tenía que lidiar con una clase política decidida a enfrentarlo desde todos los ángulos y una sociedad que reclama justicia y resultados inmediatos. Después del covid-19 las cosas no serán mejores para el estado ni para el jefe del ejecutivo, a todos los problemas anteriores se sumará una profunda crisis económica y una efervescencia electoral que meterá más presión a las instituciones.

Los hechos violentos ocurridos ayer en varios puntos de la zona metropolitana nos hicieron voltear a ver una realidad que nunca se ha ido, aunque por algunos meses quedó oculta bajo la dinámica de la enfermedad que nació en una provincia de la China central. La narcomanta y el posterior ataque armado a una vivienda en la comunidad de Atlacomulco mostraron una vez más el poder de operación de los grupos delictivos y la tardía reacción de los cuerpos de seguridad.

El de este martes no fue el primero ni el único hecho violento registrado en Morelos durante la pandemia, de hecho, a lo largo de varias semanas han sido muchos los incidentes delictivos que involucran armas de fuego y mensajes a funcionarios públicos. No hablamos de algo distinto a lo que ocurría antes, precisamente por eso es delicado: la delincuencia sigue ahí, viva, fuerte, retadora y actuando a sus anchas.

La violencia y la inseguridad son aspectos muy delicados que los gobiernos deben cuidar en todo momento; los hechos delictivos no solo llaman la atención de la gente y exponen el actuar de algunos personajes de la vida pública, representan también un punto muy importante para la gobernabilidad y un factor que puede desencadenar diversos problemas sociales y políticos.

Aunque quisiera, el gobernador Cuauhtémoc Blanco no puede terminar con la inseguridad de la noche a la mañana; vamos, es probable que no lo pueda conseguir en todo el sexenio, porque se trata de un problema mayúsculo que involucra múltiples factores que escapan a la capacidad de cualquier autoridad.

En todo caso lo que sí podría conseguir la administración estatal es disminuir los índices de violencia, pacificar al estado y replegar a los grupos delictivos que hoy operan en muchos puntos de la entidad. Hacerlo no es tarea rápida ni sencilla, se requiere del esfuerzo conjunto de las autoridades de los tres niveles de gobierno y la participación ciudadana a través de la denuncia.

Pero para esto sea posible, el gobierno necesita hacer más política de la que ha hecho hasta ahora; requiere mejorar su relación con los presidentes municipales, establecer un mejor canal de comunicación con el gobierno federal y urgentemente necesita a alguien mejor al frente de los cuerpos de seguridad.

Pero vamos por pasos: política. Un mejor manejo de la política interna, con más y mejores canales de comunicación con los actores de poder, con los sectores productivos, con los ediles y con sus cabildos, con el congreso y en general con todos los personajes que influyen en el desarrollo del estado; eso sería de gran ayuda para un gobierno que deberá enfrentar la reactivación económica sin aliados.

Desde cualquier ángulo que se vea, el uso de la política como herramienta de trabajo de este gobierno es más efectiva, funcional y económica que cualquier otra medida que el mandatario tenga a la mano.

No hay forma de que con las personas y el equipo con el que cuenta, Morelos recupere la paz social arrebatada por los grupos delictivos; el gobierno estatal no tiene dinero suficiente para desarrollar proyectos productivos o inyectarlo directamente a la gente para reanimar la economía local, por eso es urgente que haga alianzas, que sume voluntades y arme un frente común para enfrentar los estragos de la pandemia, para llegar con mejores notas a la elección intermedia y tener un mejor panorama en la segunda mitad del sexenio.

Insisto: las demandas y requerimientos sociales al gobierno son muchos, se arrastran desde hace muchos años y son imposibles de alcanzar cuando la administración está quebrada. Acabar con la violencia y la inseguridad son retos enormes que hasta ahora ningún gobierno estatal mexicano ha logrado, reactivar las economías en el periodo post pandémico es algo que muy pocos estados podrán hacer. ¿Qué nos queda entonces?

Una y otra vez en los últimos años los gobernadores han desestimado la política como herramienta de gobierno: Jorge Carrillo Olea sustituyó el diálogo por la fuerza y perdió; Sergio Estrada nunca supo qué era ni para qué servía la política; Marco Adame sabía de política, pero nunca pudo controlar a su familia y dejó que ellos gobernaran; Graco Ramírez era un político profesional, pero su esposa e hijos le arrebataron el control de las decisiones e hicieron del ejercicio de poder un juego de revanchas y un negocio que al final los llevó al atolladero.

Cuauhtémoc Blanco no es político y él mismo lo repite a cada momento; se autodefine como un hombre que viene de abajo, que entiende a la gente y al que no le gusta la clase política. Con estos elementos el ex futbolista podría, si se decidiera, hacer un mejor papel político que sus antecesores, porque entiende lo que la gente quiere y puede como gobernador hacer que la política sea distinta.

Visto el panorama actual y las circunstancias por venir, la política no es una opción para el gobierno estatal, es la única salida que les queda frente a un escenario sumamente complejo, en franca descomposición, que puede explotar en cualquier momento.

Dentro de su equipo Cuauhtémoc Blanco tiene a varios personajes que pueden hacer buena política, empezando por el secretario Pablo Ojeda; entre sus funcionarios hay hombres con una amplia experiencia en la función pública, algunos con buenos contactos nacionales y otros bien relacionados con las figuras locales. Lo que necesita el equipo de Cuauhtémoc Blanco es un camino que seguir, una meta que alcanzar y una pauta que marque el ritmo a todos.

Los tiempos por venir no serán sencillos para nadie, menos para las autoridades. Retomar la política como herramienta de gobierno no solo les resultaría más efectivo y económico que otras opciones, también sentaría las bases para una segunda mitad de sexenio más tranquila y ordenada.

Hacer política, buena política, debe volver a ponerse de moda.

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El subsecretario federal de salud no se cansa de repetirlo: no es momento de salir de casa. La jornada nacional de sana distancia concluyó, pero eso no quiere decir que el problema este superado, ni mucho menos que podemos regresar a nuestros viejos hábitos, insiste Hugo López Gatell.

El punto es que a su lado el presidente Andrés Manuel López Obrador aprovechó el final de la sana distancia para arrancar de nuevo sus giras por el país; el mismo domingo tomó carretera y se enfiló al sureste mexicano a dar el banderazo de arranque a las obras del Tren Maya, como si el proyecto requiriera de su presencia física para iniciar.

Como López Obrador millones de mexicanos abandonaron la cuarentena desde el domingo; para el lunes las calles de muchas ciudades del país, empezando por la capital mexicana e incluyendo Morelos, volvieron a mostrar una gran movilidad, lo cual de manera natural elevó el riesgo de nuevos contagios.

Las cifras de covid-19 de ayer nos mostraron que la pandemia en México aún no está controlada y se ve lejos de finalizar; en el conteo del martes había 97 mil 326 casos confirmados y 10 mil 637 defunciones. La diferencia entre los datos del lunes y el martes son terribles: 3 mil 801 nuevos casos positivos y 470 muertes más.

La nueva realidad no significa que la crisis haya terminado; la reapertura de algunos negocios y el regreso a las labores de ciertos sectores es más por la presión económica que porque la enfermedad este controlada, por ello es necesario que sigamos resguardados en casa o, en caso de tener que salir, hacerlo con las medidas de sanidad establecidas desde el principio: lavado constante de manos, distanciamiento social y cubre bocas.

A pesar de que el peligro no ha pasado, la gente ya salió a las calles. Lo que viene con tanta movilidad es de pronóstico reservado. No olvidemos que estamos en fase de transmisión comunitaria.

nota

El secretario de educación de Morelos informó que el ciclo escolar 2020-2021 concluye oficialmente el próximo viernes 5 de junio y el siguiente periodo lectivo arrancará el 10 de agosto.

Sobre el protocolo de regreso a clases el director del IEBEM Eliacín Salgado dijo que se implentarán cuatro filtros sanitarios para ingresar a las aulas; en casa, al llegar a escuela, al ingresar al salón y al salir a recreo.

“Los alumnos deberán llevar comida y agua desde casa; en caso de que exista temor de los padres para el regreso a clases de sus hijos, se establecerá mecanismos para seguir la enseñanza a través de guías de estudio”

El retorno a las aulas será escalonado, conforme a las iniciales del apellido paterno: de la A a la M, lunes y miércoles y de la N la Z, martes y jueves; los viernes serán para alumnos con mayor rezago educativo. El director del plantel educativo en acuerdo con los padres de familia dialogarán la estrategia, porque existen instituciones educativas con salones de 15 alumnos.

“Con un solo caso positivo de covid-19 al interior de las escuelas, habrá suspensión inmediata de clases y cierre de instalaciones.”

Todo lo anterior, por supuesto, si para esa fecha el semáforo sanitario ya está en color verde.

post it

No entendieron que debían quedarse en casa durante la jornada nacional de sana distancia. Se la pasaron afuera, de vacaciones, visitando amigos, paseando y organizando fiestas. ¿Cómo entenderán ahora que se habla de la Nueva Normalidad y hasta el presidente anda de gira por el país?

redes sociales

La reflexión es de mi amigo Omar Rodríguez, médico pediatra asignado al área de urgencias del hospital del IMSS en Cuernavaca y en el hospital del ISSSTE en Emiliano Zapata.

“Cuando caminas descalzo y te pica un alacrán, es muy claro el daño y las personas pueden establecer una relación causa-efecto.

En el Coronavirus no hay tal.

No se sabe muchas veces cuando lo adquieren.

Es algo “invisible”.

No duele.

No sabe a nada.

Pasa desapercibido.

Por eso son las medidas de distanciamiento social.

Por eso no se deben tocar los ojos, la nariz, ni la boca.

El aseo constante de las manos y de las cosas con las que tengamos contacto: alimentos, bebidas, material de limpieza, paquetes de cosas que usaremos y todos los objetos.

Así se previene la enfermedad.”

Importante consejo de un hombre que todos los días ve el rostro de la enfermedad, que enfrenta la muerte de cerca, que está en la primera línea de batalla y que como a muchos hombres y mujeres que forman parte de los servicios de salud en el estado, sabe la grave situación que representa el coronavirus.

Entendamos y atendamos la recomendación.

El precio de no hacerlo puede ser muy alto para todos.

Dicen que por cada uno que se infecta, otros diez se contagian.

Comentarios para una columna optimista:

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