¿Es el BOA… o es El Móndrigo de 2020?
En la conferencia mañanera de ayer en Palacio Nacional, Jesús Ramírez Cuevas , vocero del gobierno federal, presentó –a petición del presidente Andrés Manuel López Obrador– un supuesto documento confidencial llamado Rescatemos a México.
Se trata, dijo Ramírez, de un proyecto para “promover el desplazamiento de Morena de la mayoría de la Cámara de Diputados en 2021” y “retirar a AMLO de la Presidencia de la República en 2022 mediante la revocación del mandato”.
El responsable del documento –copia del cual fue entregada en Palacio Nacional, según informó el presidente López Obrador– sería un ente llamado Bloque Opositor Amplio (BOA).
—¿Quién lo envió? –preguntó un reportero.
—No sé –respondió el Presidente. –Me llamó la atención porque llegaron dos documentos…
—¿Aquí a Palacio?
—Aquí a Palacio. Seguramente, un simpatizante que debe de estar hasta trabajando con (ellos).
La veracidad que otorgó la Presidencia a un documento sin fuente conocida me hizo recordar ¡El Móndrigo!, aquel libelo que circuló en las calles de la capital algunos meses después de la matanza de la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco.
Se trata de la Bitácora del Consejo Nacional de Huelga, un texto anónimo bajo el sello de la inexistente editorial Alba Roja, SCL. En el prólogo se afirma que el original, escrito a máquina y con anotaciones a mano, se encontró entre las ropas de uno de los caídos el 2 de octubre de 1968.
“Unos vecinos descubrieron semiagazapado el cadáver de un joven en el pasillo del tercer piso del edificio Chihuahua”, dice el texto que pretende explicar así la falta de un autor reconocido.
“En busca de identificación –agrega–, le hallaron bajo la cintura y fuertemente sujeto con el cintillo, un pequeño portafolios mal cerrado que contenía un legajo manchado de sangre fresca. Resultó ser el ‘diario íntimo’ en que anotaba meticulosa y ampliamente los sucesos del Movimiento Estudiantil, quien debió ser uno de sus líderes”.
El estudiante muerto nunca fue identificado ni reclamó nadie su cuerpo. Sin embargo, un apodo, El Móndrigo –lo único que sabían de él los vecinos que supuestamente lo encontraron–, acabó siendo el título informal por el que se conoce el libelo.
El texto presenta una relatoría de algunas reuniones del Consejo Nacional de Huelga (CNH), que coincide con las transcripciones de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad. Y conduce al lector a concluir que el Movimiento Estudiantil era una conjura comunista que debía ser aplastada antes de llevar al país al caos de una insurrección armada.
“Sus páginas reflejan su cambiante estado de ánimo”, adelanta el editor anónimo en el prólogo. “Hay días que derrocha optimismo y cree tener asido ya el poder, que es su obsesión, para establecer el régimen socialista; y, en otros, lo ve muy lejano a causa de errores de táctica, y complacencias y cobardías de algunos influyentes miembros del CNH, tal vez a sueldo del gobierno para sabotear la revuelta estudiantil. Estuvo en la ‘línea dura’ todo el tiempo y fue partidario de la rebelión armada y demás medidas violentas en vez de las inocuas e infantiles ‘pintas’ de camiones y embardados. ¡Murió en la raya!
“Por la trascendencia y lo sensacional de sus anotaciones, no hemos vacilado en publicitarlas”.
El libelo fue distribuido de la misma forma anónima en que fue publicado, buscando moldear la percepción de la opinión pública sobre los hechos de 1968, como hoy se hace con las noticias falsas que se distribuyen en redes sociales y cadenas de WhatsApp.
Hubo tres ediciones de ¡El Móndrigo!, impresas clandestinamente entre 1969 y 1972. La primera de ellas tiene una portada verde y la foto de un cuerpo desnudo. Aunque se supone que el texto fue escrito y distribuido por la Secretaría de Gobernación, no se sabe con certeza quién fue su autor.
Hace medio siglo, muchos mexicanos que salían del cine se encontraban un ejemplar de ¡El Móndrigo! en el parabrisas de su auto. El equivalente actual de aquel panfleto infamante se canta en la mañanera.