Policías. La escuela invisible, 2
Los inicios de la escuela de la brutalidad policiaca mexicana han sido fechados por el historiador inglés Benjamin Smith en los años 1970, cuando México, obligado por Nixon, declaró su primera guerra contra las drogas.
Entre 1969 y 1974 la Policía Judicial Federal, encargada de perseguir las drogas, creció de 200 a 700 agentes que empezaron a abatir narcotraficantes, de la mano de la DEA.
Benjamin Smith reproduce un informe del modus operandi al que había llegado la PJF en Tijuana, en 1973:
Es normal que los agentes de la PJF sostengan tiroteos que dejan múltiples muertes y lesionados, como parte de sus investigaciones contra narcotraficantes. Se han vuelto una plaga, una amenaza para la ciudadanía en general, para familias pacíficas y gente inocente... Que una persona trafique con drogas, no quiere decir que su familia también. Esto no le da derecho a los federales a hostilizar a esas familias y allanar sus casas.
De aquellos años data, dice Smith, la fama de algunas de las torturas mexicanas más tristemente célebres: el tehuacanazo, consistente en echarle al interrogado agua mineral con burbujas por la nariz; la chicharra, consistente en aplicar toques eléctricos en el cuerpo, y el buzo, consistente en semiahogar al sospechoso en tambos o inodoros.
La Operación Cóndor, lanzada en el año de 1973 sobre las montañas del noroeste para erradicar plantíos de mariguana, significó un salto en la brutalidad policiaca.
Véase el reporte de un agente de la DEA, citado por Smith, sobre las formas, celebradas en el texto, del jefe antidrogas de la PJF, Florentino Ventura:
Echa mano de lo que sea para hacer su trabajo. Es la persona más brutal que he conocido. Y eficiente. Brutalmente eficiente. Quien se interpone en su camino es hecho a un lado, vivo o muerto... La tortura para él no es más impactante que el mal tiempo... Creo que Ventura es un clásico. Uno de mis personajes favoritos. https://t.co/y0B3UI7Yvo
Un “clásico” de la brutalidad. Un favorito de la DEA. Un padre fundador de la escuela de brutalidad y violencia rutinaria en tantas de nuestras corporaciones policiacas.