La kakistocracia al mando
De un mal manejo de la crisis sanitaria y económica pasamos al descontrol de ambas, por la incompetencia de quienes nos gobiernan.
Partieron de un diagnóstico erróneo de los dos fenómenos y metieron al país en un hoyo histórico.
Tomaron las medidas equivocadas, opuestas a la ciencia médica y a las ciencias económicas, y terminaron por soltar las riendas de las dos crisis: sálvese quien pueda.
Han demostrado ser profundamente ignorantes y además soberbios. Con esas dos “virtudes” juntas, no hay manera.
Como dice un amigo: eso querían (los votantes e impulsores), eso tenemos.
Hace varios años vino a México el profesor turinés Michelangelo Bovero, una eminencia mundial en filosofía política, y en una charla dirigida a periodistas nos explicó el sentido del concepto acuñado por él: la kakistocracia.
En pocas palabras, la kakistocracia es el gobierno de los peores.
Vivimos, pues, en una kakistocracia.
Ya sabemos que el Presidente se equivocó rotundamente cuando diagnosticó el dos de marzo el impacto del Covid-19 en la economía:
“En cuanto a México, siento que no vamos a tener problemas mayores. Ese es mi pronóstico. Los conservadores que quisieran que nos fuera mal van a decir que está mal mi pronóstico, que vamos a tener crisis económica y financiera. Yo digo, no. Está bien nuestra economía”.
Bueno, la economía va a caer -9 por ciento. Diez millones 700 mil mexicanos se sumarán a las filas de la pobreza este año (Informe de Coneval, sobre la base de una caída de -6 por ciento de la economía). Doce millones de personas dejaron de percibir ingresos entre abril y mayo. Un millón de trabajadores formales dados de baja del Seguro Social. México es el país latinoamericano en que más se incrementará la pobreza (Cepal). Diez mil empresas formales han cerrado en dos meses, según datos del IMSS citados ayer por Enrique Quintana en estas páginas.
No es crisis, es una catástrofe.
El Presidente no está obligado a saber de economía, pero actúa como si supiera y da órdenes. Y el secretario de Hacienda tampoco sabe, o es un desleal a la nación pues calla y ejecuta el desastre porque quiere ser candidato a gobernador de Hidalgo.
Ante la crisis, el Presidente hace lo contrario del resto del mundo y en lugar de gastar decreta austeridad. En lugar de dar confianza al sector privado, lo acosa, le sube tarifas, violenta el Estado de derecho y expulsa inversión extranjera a través de consultas populares.
En lo dicho: nos gobiernan los peores. Es la kakistocracia al mando de la nación.
“No vamos a seguir las recetas del FMI, ya no es como antes”, respondió el Presidente a la necesidad de aumentar gasto público y usar líneas de crédito para mitigar los efectos del Covid en salud y economía.
España, gobernado por socialistas, anunció ayer una inversión pública récord de 150 mil millones de euros en 2021 y 2022, y esperan que el sector privado invierta 500 mil millones de euros.
Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, y con justicia respetado por la izquierda, sostiene que “ningún país ha salido de la crisis con austeridad”.
Aquí vamos por austeridad del gobierno y espantar a la inversión privada (ayer se anunció que México sale de los 25 destinos prioritarios para recibir inversión extranjera directa).
La crisis sanitaria también está fuera de control porque nos hallamos en manos de ignorantes y soberbios. El mismo problema que en economía.
El Presidente dio un diagnóstico equivocado cuando dijo que el coronoavirus no llegaba ni a influenza y recomendó darse abrazos y besos.
Pero no se lo sacó de la manga, sino que se puso en manos de un charlatán que sabe menos que el Doctor Chunga (con el perdón de Andrés Bustamante).
Ante senadores, Hugo López-Gatell dijo el 17 de marzo que “los efectos del Covid-19 no serán mayores a los que existen normalmente por la influenza estacional”.
El doctor no tenía la menor idea de lo que decía. Y lo sostuvieron al frente de la estrategia gubernamental contra la pandemia. Por influenza estacional en 2019-20 fallecieron 269 personas, y por Covid-19 llevamos 18 mil 310 muertos.
A los senadores les dijo que “la tasa de letalidad (del coronavirus) es entre 2.5 y 3.2 por ciento”. Pequeño error: en México ronda el 12 por ciento.
No saben qué hacer y están forzando una reapertura, “salir a las calles, por recomendación médica”, dice el Presidente pues según él se acható la curva y desde finales de abril “vamos de salida”.
Perdieron el control, soltaron las riendas y sálvese quien pueda.
Fue un tremendo error haberlos llevado a Palacio Nacional.
Estamos en manos de los peores. La kakistocracia.