Torpeza e irresponsabilidad
De manera sorpresiva y fuera de cualquier lógica sanitaria, el cabildo de Cuautla autorizó la reapertura de todos los comercios y negocios del municipio; todos, esenciales y no esenciales, con una operación inicial al cincuenta por ciento, sin considerar los lineamientos que marca el gobierno federal. La decisión tomada por el alcalde Jesús Corona no solo es torpe y riesgosa, también implica una violación flagrante a lo que ha determinado el Consejo de Salubridad General y abre la posibilidad de un rebrote de covid en una de las regiones más densamente pobladas de la entidad.
Antes de que el cuerpo edilicio de aquella comunidad decretara la reactivación total de las actividades económicas y sociales ya había problemas con el actuar de la población; Cuautla es uno de los ayuntamientos que menos medidas sanitarias ha implementado durante la pandemia, también fue uno de los últimos en tomar acciones de prevención y contención del virus, es uno de los que menos ha respetado el confinamiento, sin dejar de mencionar que derivado de estas omisiones, ese municipio ocupa el segundo lugar en Morelos en contagios y muertes por coronavirus.
Lo hecho por el cuerpo edilicio cuautlense es llamativo desde todos los ángulos: todo México está en semáforo rojo y por ello ningún municipio del país se ha atrevido a reanudar totalmente sus actividades. Autorizar la apertura inmediata de todos los comercios y negocios, sin importar que los casos de coronavirus sigan al alza es una medida que podría ameritar una sanción legal para todos integrantes de ese cabildo, sin contar con la responsabilidad implícita de los enfermos y muertos que derivarían de dicha autorización.
Pero regresemos un poco: desde que inició la pandemia y el gobierno federal puso en marcha la Jornada Nacional de Sana Distancia, el ayuntamiento cuautlense fue omiso en las indicaciones sanitarias mandatadas por el Consejo de Salubridad General. Una y otra vez el presidente municipal Jesús Corona fue acusado de no implementar medidas para salvaguardar la salud de la gente, de no abonar al confinamiento, ni sancionar a quienes reiteradamente se negaban a cumplir con la norma.
Algunas voces dentro de su propio cabildo señalaron que la actitud pasiva del presidente municipal morenista derivaba de dos cosas: 1- No creía en la pandemia y 2- Recibía algún tipo de beneficio personal por permitir la operación del comercio informal. En cualquier caso, lo visible fue que Cuautla fue el último municipio de Morelos en resguardarse y uno de los pocos que nada han hecho para combatir la enfermedad.
Pero la reciente decisión tomada por el cabildo de ese municipio va más allá de las fallas antes señaladas, porque ahora estamos ante la posibilidad de un problema mayor, de un rebrote del virus y del contagio masivo más allá de las fronteras municipales.
Se entiende que la población cuautlense, como la del resto del país, se encuentra cansada del confinamiento y necesita salir a trabajar para hacer frente a la crisis económica que ha provocado la pandemia. Es comprensible el reclamo de muchos sectores que exigen su derecho de volver a trabajar. Lo mismo que el llamado desesperado de cientos de familias que ya no tienen dinero para aguantar la cuarentena.
Esa situación no es exclusiva de Cuautla, está presente en todo el territorio nacional y en muchos países del mundo. A pesar de ello la obligación de la autoridad es salvaguardar la integridad de la gente y prevenir situaciones como la que pueden derivar de la reapertura de las actividades sociales y económicas en la región oriente del estado.
Precisamente porque el problema es general y la necesidad está en todos lados, los efectos de la decisión tomada por el cabildo de Cuautla puede tener implicaciones más allá de lo municipal. Localmente hablamos de la movilidad regional y del riesgo de aumento en los casos de covid; pero la reapertura afecta a toda esa zona, tendrá un impacto sanitario en el resto del estado y puede dar pie a que comerciantes y empresarios de otros municipios reclamen a sus ediles una decisión igual.
La presión que reciben todas las autoridades del estado es mucha, porque la necesidad económica de la población es grande. Al gobernador y a los alcaldes la gente les pide ayuda, les exige respuestas, les demanda soluciones y urge una salida a la situación actual. Casi todos (excepto Cuautla) han aguantado la presión y siguen los lineamientos de las autoridades de salud federales, porque entienden que los expertos tienen más claridad del panorama y conocen los pasos a seguir en una situación atípica como la que enfrentamos.
La reapertura de todos los negocios es una salida fácil para el ayuntamiento de Cuautla, legaliza una acción imprudente sin tomar en consideración los efectos posteriores que derivarán de ella; la incidencia sanitaria que enfrenta esa comunidad y las notorias limitaciones hospitalarias del municipio, son aspectos que evidentemente olvidaron los regidores al momento de aprobar la reapertura de todos los negocios.
Jesús Corona nunca ha brillado por su buen desempeño como presidente municipal, bajo su mando el municipio se ha convertido en tierra violenta, sin ley, con altos niveles delictivos y un completo desorden en su operación. Muchas veces su administración ha sido acusada de cometer actos de corrupción, de coludirse con grupos delictivos, de beneficiarse del manejo irregular del comercio y utilizar las arcas del ayuntamiento para beneficiarse en lo personal y fortalecer su proyecto político.
Lo que hizo ahora el edil es sumamente grave; optaron por el camino fácil para tener contenta a la gente, sin considerar que ello pone en peligro a miles de personas.
Morena impulsó a muchos políticos en la pasada elección, hizo ganar a la mayoría, incluyendo a muchos como Jesús Corona, cuya capacidad, talento y congruencia no responden a los ideales que ese partido enarbola.
Triste pero cierto: hay muchos Jesuses Coronas tomando decisiones en el gobierno.
posdata
Lo que pasa en Morelos ha resultado de interés para varias oficinas del gobierno federal, específicamente de aquellas que revisan los movimientos económicos de las personas y certifican la legalidad financiera de las transacciones.
El motivo de que algunos integrantes del gabinete federal estén tan interesados en lo que ocurre en nuestra entidad no es casual: hay personajes que se han encargado de hacer que aquellos volteen hacia acá; constantemente llevan información y filtran documentos sobre determinadas áreas y hablan mal de figuras que les resultan incómodas.
Aunque la relación del presidente López Obrador y el gobernador Cuauhtémoc Blanco es buena, más allá de él, entre su equipo, se ha generado una animadversión que se refleja en acciones institucionales y golpes mediáticos. Una y otra vez el tabasqueño ha reiterado su apoyo al ex futbolista, pero eso no ha detenido los ataques que constantemente surgen de algunas oficinas del gobierno central.
Hasta ahora todo ha quedado en golpes mediáticos que han lastimado la imagen del mandatario morelense, pero no implican nada más; si las cosas siguen por el mismo camino, si continúan las filtraciones y el correveidile, no hay duda de que en el futuro cercano veremos alguna acción legal que pondría contra las cuerdas a algún colaborador del gobernador y abriría la posibilidad de un juicio en la siguiente legislatura.
Cosas de la política: en quienes más confían los gobernantes, son los primeros en traicionarlos.
nota
La crisis política en los partidos llegó antes que la pandemia y permanecerá aún después de que se descubra la vacuna del covid-19. Previo a que se instalaran las urnas en el 2018 los partidos políticos ya lucían desangelados, sin liderazgo ni rumbo, sujetos a los intereses de los grupos y sin un proyecto de trabajo definido.
En Morelos los partidos han carecido de liderazgo desde hace varios años y esa circunstancia prevalece hasta ahora. El PRI pasó de un periodo caciquil, a una dirigencia de chocolate como la actual, con un presidente sin carisma, sin talento y con cara de déficit.
Los panistas no acaban de resolver sus pugnas históricas: por muchos años lucharon para echar a la Sagrada Familia del partido, pero en su lugar llegó la Santísima Trinidad, que es lo mismo que los anteriores, pero sin habilidad política.
Los perredistas viven el peor momento de su historia, producto de sus propios errores; el partido demócrata y revolucionario que por años luchó contra el poder gubernamental y defendió las causas de los pobres se desdibujó en el gobierno hasta convertirse en todo aquello que criticaron.
Y por supuesto Morena, el partido ganador de las elecciones del 2018 que surgió de la lucha obradorista, que representa la suma de muchas corrientes de izquierda, que acuñó una fórmula idealista, pero que al final se nutrió de lo peor de todos los partidos. El dirigente morenista en Morelos nada tiene que ver con el liderazgo de López Obrador, es un personaje gris, desangelado, sin capacidad profesional ni altura de miras.
De los demás partidos no vale la pena hablar: son remedos del poder, satélites del gobernante en turno y convenencieros de ocasión. En ninguno hay un liderazgo que haga la diferencia, alguien que vea más allá de sus intereses y represente una opción diferente por la cual votar.
Ahí radica el problema de la política en Morelos: no hay nobleza política, ni conducción en los órganos partidistas; todo se reduce a intereses personales, a beneficios económicos y acuerdos de ocasión.
La clase política morelense está más cercana a la prostitución que al estadismo.
post it
La reforma política que concedía al PES la posibilidad de competir en el 2021 coaligado con otra fuerza política se fue a la basura; y se fue porque los encargados de operarla fueron incapaces de convencer a los alcaldes y en lugar de dialogar y negociar, optaron por amenazar. Lógico: no son de aquí y suponen que Morelos es una tierra de conquista.
Pasada esa etapa lo que sigue es interesante para todos, aunque no muy prometedor para el PES: lo primero que buscará Encuentro Social es mantener el registro del partido y tratar de colar a través de él a algunos representantes populares en el congreso y en los ayuntamientos. Difícil, muy difícil, porque cargar con el desgaste gubernamental es casi tan difícil como competir con malos candidatos.
En esa línea de tiempo aparece Cuernavaca. La capital estaba vista como la joya de la corona, el lugar desde el cual construir la reelección con un personaje que no es de aquí, que no tiene arraigo, sin carisma, sin empatía social, aunque con dinero y el respaldo del gobernador.
Jorge Argüelles ya se sentía el próximo mandamás de Morelos y suponía que ganar la contienda en Cuernavaca era solo una formalidad. El grisáceo diputado se pavoneaba al lado del gobernador, trataba de emular su brillo, pero olvidó que el carisma no se compra en una tienda de marca; a su lado Hugo Erick López, un oportunista que se colgó de la popularidad del futbolista y ahora presume ser su mentor.
Después del fracaso de la Reforma Política y sin capital político con el cual competir, Jorge Argüelles debe replantear los pasos que dará. Ante la inminente debacle del PES y la torpeza de sus dirigentes, el gobernador Cuauhtémoc Blanco también tiene que analizar bien lo que hará, para no hundirse junto con los torpes.
En este tema ni Argüelles ni Hugo Erick tienen a quien echarle la culpa: el fracaso es totalmente suyo, producto de su incompetencia, de su falta de arraigo, de su arrogancia y de su desprecio a los morelenses.
Los morelenses son tan pendejos como piensan.
redes sociales
Publicistas, consultores, administradores, community managers, maestros en social media… de todo hay en las redes sociales, todos listos para guiar y llevar de la mano al triunfo a los candidatos en próximas elecciones del 2021.
¿Cuántos de ellos realmente conocen lo que dicen saber?
Comentarios para una columna optimista:
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