La exoneración
El apoyo del presidente fue más allá de lo esperado. ¿Durará todo el sexenio?
El presidente López Obrador vino una vez más a Morelos, acudió a revisar la puesta en marcha de un hospital del ISSSTE que fue remodelado y reconvertido para la atención de pacientes con covid. Su visita no fue tersa, su llegada fue en medio de manifestaciones y expresiones de rechazo de parte de ciudadanos y campesinos. La nota del día, empero, no fue la embestida social contra el jefe del ejecutivo federal, sino la confirmación de que fue él quien ordenó la liberación de Ovidio Guzmán, el hijo del narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán. Eso, y que la investigación sobre el Caso Primavera había concluido.
Polémico como ya es su costumbre, el mandatario federal lanzó desde la capital de Morelos un nuevo buscapiés cuyo contenido de inmediato provocó una airada discusión en el ambiente político nacional: “Es lo que se decidió para no poner en riesgo a la población, para que no se afectara a civiles que iban a perder la vida si no suspendíamos el operativo. Yo ordene que se detuviera ese operativo y que se dejara en libertad a ese presunto delincuente.”
La confesión del presidente de la república revivió un viejo debate que representó el primer descalabro político de la nueva administración. Lo ocurrido aquella tarde del 17 de octubre del 2019 sorprendió a propios y extraños, al principio fue difícil de creer y luego se consideró un yerro monumental de la nueva administración y una derrota, una afrenta, para las fuerzas armadas mexicanas.
En ese momento, de acuerdo con mediciones hechas por empresas consultoras y medios de comunicación, la captura e inmediata liberación del hijo de quien fuera el narcotraficante más buscado del mundo dividió al país y representó el primer gran tropiezo de la Cuarta Transformación. El 52% de los encuestados NO estuvo de acuerdo con la liberación de Ovidio y el 76 opinó que el crimen organizado había doblegado al gobierno federal; el 61% de los encuestados se sintieron poco seguros después de lo ocurrido en Culiacán y el 56.3 habrían decidido habrían mantenido al narcotraficante en prisión. Aunque el 52% se manifestó a favor de la salida del Secretario de Seguridad federal, el 68.7 mantuvo su apoyo al presidente.
La coyuntura Culiacán representó el primer gran debate en torno al presidente obradorista y su política de seguridad; con ese hecho la discusión nacional sobre la estrategia de seguridad y combate a la delincuencia organizada comenzó a cambiar, lo mismo que la postura de un sector de la población que era afín al mandatario y en ese punto comenzó a cambiar su manera de pensar.
Lo ocurrido hace ocho meses volvió a ser puesto sobre la mesa por López Obrador desde Morelos la semana pasada en su conferencia mañanera, cuando hizo referencia a la muerte de un poderoso capo en Cuernavaca. “Yo recuerdo que aquí en Morelos ajusticiaron a un jefe de una banda criminal, famoso en un operativo y se supo que había intervenido una organización de Estados Unidos”.
El presidente vino nuevamente a la tierra de Zapata y desde aquí abordó varios temas, uno de ellos de interés local: el Caso Primavera. La conferencia de prensa inició con una pregunta directa sobre las acusaciones en contra de algunos funcionarios del gobernador Cuauhtémoc Blanco, denuncias presentadas ante la Unidad de Inteligencia Financiera sobre el manejo incorrecto de recursos públicos y una investigación especial de la UIF sobre movimientos millonarios, presuntamente irregulares, en diferentes cuentas bancarias de México y otras partes del mundo.
López Obrador fue directo en su respuesta: “No se encontraron elementos sobre presuntos delitos en el Caso Primavera, por lo que no hay motivos para continuar con la investigación. Ha habido acusaciones, se han hecho investigaciones, pero no se ha encontrado delito o presunto delito… tenemos que actuar con apego a la verdad, porque no es acusar por acusar con propósitos políticos o partidistas. En donde se encuentran elementos constitutivos de un delito se procede, pero en el caso de funcionarios morelenses no hay elementos para continuar con la investigación”.
Así, de golpe y sin mayor complicación el mandatario federal concluyó en un par de minutos con un proceso que duró varios meses y que también se ventiló en una mañanera; al darse a conocer, el Caso Primavera provocó diversas opiniones, generó un duro golpeteo mediático contra Cuauhtémoc Blanco y arrinconó políticamente a quien era el hombre fuerte del gobernador.
La exoneración de todos los involucrados en el Caso Primavera y en las denuncias que se presentaron ante la UIF mostraron el tamaño del respaldo del presidente al gobernador; no hubo medias tintas en el apoyo, fue una dispensa total que dejó sin margen de movimiento a la dependencia investigadora y a su titular. “Ya concluyó la investigación, me lo dijo Santiago Nieto, afirmó López Obrador para que a nadie le quedara duda”. Después de esto ni modo que el titular de la UIF diga lo contrario.
El respaldo del presidente al gobernador de Morelos cayó como balde de agua a los críticos del futbolista y a quienes veían en el Caso Primavera el primer clavo del ataúd político de Cuauhtémoc Blanco. Y había razones para considerar que así podía ser: Santiago Nieto llevó al debate público la investigación, aseguraba que había elementos y acciones legales que se estaban llevando a cabo y pruebas contundentes de los hechos. Paralelamente aparecían publicadas filtraciones de la dependencia hablando sobre los avances del proceso y nuevos acusados de malos manejos.
El cambio de sentido en el Caso Primavera sorprendió a muchos, pero no es extraño bajo la línea política del presidente. Andrés Manuel López Obrador es un hombre que domina el lenguaje del poder, se formó en él y lo ejerce como en la vieja escuela. El mandatario se distingue por su discurso y sus expresiones, pero constantemente se tropieza con sus dichos y se enfrenta a sus propias mentiras.
Por supuesto que el presidente de México apoya al gobernador Cuauhtémoc Blanco, no queda duda de ello; su visita a la entidad representó por si misma un respaldo a su desempeño, pero la exoneración de todos los involucrados en el Caso Primavera fue algo que nadie vio venir.
Para comprender lo ocurrido es necesario ir más allá de las fronteras del estado y situarse en el mirador de Palacio Nacional: al presidente de México se le están complicando las cosas, en los últimos meses la pandemia ha convertido a su gobierno en un contador de muertos y a él en un narrador de historias que no pueden superar la grave situación que nos deja el coronavirus.
Frente a López Obrador se están alineando muchos grupos opositores que están más allá de los partidos, crecen expresiones de inconformidad por todos lados, hay un bloque de gobernadores decididos a enfrentarlo e incluso dentro de su propio gabinete se han formado grupos que pelean el poder y exhiben las fallas en el funcionamiento de la administración.
Todo esto ha provocado una caída constante en la popularidad del presidente, ha restado credibilidad a sus expresiones y diluido la ola social que lo llevó al poder en el 2018. Andrés Manuel López Obrador sabe que su escenario se está complicando y opera para mantener el control de las cosas; por supuesto que en un momento de crisis sacrificará a cualquiera que le ayude a mantener la confianza popular, pero en cuestión de tiempos sabe que ahora es momento de formar alianzas. Ahí entra el gobernador de Morelos.
Los tres gobiernos emanados de Morena (Ciudad de México, Veracruz y Morelos) viven momentos complejos por la pandemia y las imparables oleadas de inseguridad, ello por supuesto afecta la imagen del presidente y le pega en un escenario electoral que ya se está viviendo en todo México.
Las últimas cuatro semanas la aprobación del gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha venido en declive, pero la última ha sido terrible de acuerdo con la medición que realiza Roy Campos en El Economista. En siete días el presidente perdió 1.6 puntos, que lo llevó del 48.2 al 46.6%; en lo que va del mes de junio el presidente ha perdido 3.4 puntos y en lo que va e la crisis de coronavirus (de finales de febrero para acá), el mandatario ha perdido casi 9 puntos de aprobación. La pandemia ha sido muy cara para el presidente en términos de popularidad.
Pelearse con un gobernador aliado no está en el escenario del presidente en este momento; aún y cuando se trate del mandatario de un estado pequeño, lo menos que necesita el presidente es abrir un nuevo frente de desgaste para su marca. AMLO necesita sumar figuras a su causa y entiende que, aunque localmente pueda estar desgastado, más allá de Morelos Cuauhtémoc Blanco sigue siendo una figura icónica de la cultura popular contemporánea.
¿Ya la libró entonces el gobernador de Morelos? Es la pregunta que escucho una y otra vez desde el viernes pasado. Si. Por el momento.
La política es cambiante y lo visto el viernes pasado en la conferencia mañanera del presidente fue sorpresivo, pero no inconcebible. Explico: defender al mandatario era lógico, respaldar a su gobierno era natural, exonerar a su gente fue más allá de lo esperado; pero así como ahora vemos una exculpación total, mañana la historia puede ser diametralmente opuesta. Todo depende de la agenda del presidente.
El fallo presidencial sobre el Caso Primavera es oxigeno puro para el ex seleccionado nacional, le quita presión mediática y, aunque no le resuelve los problemas de la agenda local, le brinda tranquilidad en un tema que sí le estaba quitando el sueño.
Digámoslo con claridad: el viernes el presidente se colocó una vez más por encima de las instituciones, con su voz dio por concluida una investigación oficial y perdonó a los acusados. Pero fue de palabra, y la palabra de un político cambia todo el tiempo: si las circunstancias lo ameritan el día de mañana López Obrador puede nuevamente soltar a la UIF, revivir el tema con otro nombre y sentar de nuevo en el banquillo de los acusados al gobernador y a cualquiera de su equipo.
A Cuauhtémoc Blanco le ayuda mucho el apoyo del presidente, pero ahora tiene que trabajar localmente para que este respaldo no cambie. Suponer que con esa declaración todo queda olvidado y la historia comienza otra vez desde cero sería un error con costos muy altos para el régimen.
El presidente hace política. Es tiempo que el gobernador también haga política.
posdata
El alcalde Antonio Villalobos informó ayer que esta semana se reactivan las actividades sociales y comerciales en Cuernavaca; a pesar de que el Semáforo Epidemiológico continúa en color rojo y considerando todas las previsiones necesarias para mantener a la sociedad lo mejor protegida posible, dijo el edil capitalino, así será el regreso a la nueva realidad:
El lunes 22 de junio reapertura de Mercados y comercio al por menor con venta de mostrador
El martes 23 de junio, reabren Talleres y Oficios sin contacto con los usuarios
El miércoles 24 de junio vuelven a funcionar Cines, Teatros, Distribuidoras de Automóviles, Restaurantes y de más giros relacionados con la venta de alimentos, hoteles, casinos y centros comerciales.
El jueves 25 de junio retoman actividades oficinas administrativas, servicios profesionales, agencias de viajes y estacionamientos.
El viernes 26 de junio se reactiva la industria manufacturera, tiendas de ropa, y clubes de golf.
Mientras el edil anunciaba el regreso de la vida económica, el sector salud estatal confirmaba la muerte de 40 personas en tan solo 13 horas; de un día para otro, además, hubo 89 nuevos casos positivos de covid en Morelos. Cuernavaca sigue siendo el municipio con más contagios y fallecimientos por coronavirus.
La pregunta es directa ¿Es buena idea reactivar ya la economía?
nota
La exoneración presidencial a los involucrados en el Caso Primavera beneficia directamente a José Manuel Sanz. ¿Cambiará ese hecho el equilibrio de fuerzas al interior del gobierno estatal?
post it
Las manifestaciones son su “mero mole”, dijo el presidente durante su visita a Morelos. Las expresiones en contra de su gobierno van creciendo en un estado que hace no mucho tiempo era profundamente obradorista.
El mole es un platillo muy rico, pero muy pesado.
redes sociales
La visita presidencial brindó una bocanada de oxígeno para el gobierno estatal. Hasta que pase otra cosa.
Comentarios para una columna optimista:
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