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SERPIENTES Y ESCALERAS

¡Sálvese quien pueda!

234 muertos por covid en 72 horas. Así comienza el regreso a la Nueva Normalidad.

En el momento más crítico de la pandemia, el gobierno de Cuernavaca decidió reactivar la economía en la capital; en cinco días todo volverá a abrir: mercados, comercios, tiendas, restaurantes, hoteles, plazas comerciales, cines y hasta clubes de golf. La decisión del ayuntamiento capitalino no será única, pues de acuerdo con lo que informa el Instituto de Desarrollo Municipal en los próximos días todos los municipios de Morelos darán por finalizada la cuarentena. Lo que viene es de pronóstico reservado.

Reiteradamente hemos hablado de la presión que diariamente reciben las autoridades de los tres niveles de gobierno de parte de todos los sectores de la población que quieren reanudar sus actividades y ansían regresar a la normalidad. Por diversas causas, principalmente económicas, los ciudadanos quieren reanudar sus vidas, aunque ello implique un alto riesgo de contagio.

El debate en este punto versa entre la necesidad de preservar la salud y la falta de recursos económicos para subsistir; a las autoridades les preocupa la salubridad colectiva y por ello implementaron planes para disminuir la movilidad, evitar la congregación masiva de gente y atenuar con ello el ritmo de contagios. El subsecretario Hugo López Gatell lo planteó desde el inicio: “Queremos administrar la enfermedad, apostamos por una pandemia larga que nos permita atender a todos los enfermos y que no rebase la infraestructura hospitalaria del país”.

La idea no era mala, el problema es que no todo mundo la respetó. En Cuernavaca y otros municipios de Morelos, por ejemplo, un amplio sector hizo caso omiso a las recomendaciones, no siguió el aislamiento ni la sana distancia, confundieron la cuarentena con vacaciones y con ello echaron a la basura el esfuerzo de miles de personas que sí acataron el confinamiento.

Ese punto en concreto, la desobediencia de un sector de la población, es lo que ha complicado las cosas en Morelos; por culpa de ellos la cuarentena se alargó y al final resultó poco efectiva; también por culpa de ellos se elevaron sustancialmente los contagios y las muertes. Son ellos los que desde un principio negaron la existencia de la enfermedad, los que agredieron al personal de salud y los que al enfermarse reclaman airadamente a la autoridad porque se están muriendo.

Lo que vivimos hoy es muy grave y se puede poner peor; la entidad se encuentra en un punto máximo de contagio y desde hace algunos días las muertes han aumentado de forma exponencial. La Jornada Nacional de Sana Distancia concluyó sin buenos resultados en Morelos y ahora se añade la decisión de dos ayuntamientos, el de Cuautla y el de Cuernavaca, de terminar con el confinamiento y reiniciar todas las actividades económicas y sociales. Se puede criticar la decisión de los alcaldes en cuanto a salud se refiere, pero se entiende desde un punto de vista económico: la gente quiere trabajar porque ya no tiene dinero para vivir.

Un punto importante que destacar en lo que estamos viendo hoy en la entidad es la falta de coordinación entre autoridades; entre los ayuntamientos y el estado casi no existe trato desde hace meses y durante esta pandemia la retroalimentación es nula. El gobierno estatal emite cada día un reporte de la situación, pero lo hace sin el acompañamiento de los presidentes municipales o algún representante de los ayuntamientos.

El rompimiento entre los alcaldes y el gobierno estatal es evidente, aunque no formal; desde hace meses cada uno anda por su lado y en más de una ocasión los munícipes han expresado su descontento por el trato, las formas, la falta de apoyo y la ausencia de diálogo entre autoridades.

Todo eso llega hasta hoy en el tema del covid: los ayuntamientos están actuando por su lado, sin tomar en cuenta al gobierno estatal ni considerar las consecuencias que puede tener la reapertura en el tiempo y la forma como se ha establecido.

Primero Cuautla decidió abrir todo y luego Cuernavaca; luego vendrán todos los demás. Municipios y eso sucederá ante la sorpresa y molestia de un gobierno estatal que les pide prudencia, responsabilidad y ética, pero no ha sido capaz de buscarlos para encontrar un mejor camino para el retorno a la normalidad.

Los ciudadanos estamos en medio de un pleito político, de poder y de egos que ocurre en el peor momento; la pandemia no ha terminado, el estado se encuentra en el punto máximo de contagios y los ayuntamientos se han quedado sin capacidad para atender las demandas. Justo ahora, con ese escenario, comienza la reapertura y la vuelta a la normalidad, exactamente en el momento de mayor letalidad del virus.

¿Está equivocado Antonio Villalobos al autorizar la reapertura de todo? La respuesta depende de quien conteste. Para algunos se trata de una decisión irresponsable que podría derivar en un mayor número de contagios y muertes; para otros es la respuesta sensible ante una evidente necesidad social de trabajar, porque se han agotado los recursos para comer.

Pongámoslo de otra manera: quienes tienen la posibilidad de estar en casa y aguantar económicamente la pandemia dirán que es un error reactivar la economía; obvio: para aquellos con un sueldo seguro o que poseen fondos suficientes para aguantar, la prolongación de la cuarentena les resulta incomoda, pero no los mata. Caso opuesto es el de quienes van al día, los que se quedaron sin ahorros, los que no tienen un sueldo garantizado o están viendo quebrar a sus negocios; para ellos quedarse en casa es quedarse a morir.

El tema es muy complejo y con muchas aristas, por ello no es fácil encontrar un culpable, ni tomar decisiones. Vistos los números que arroja el reporte diario de covid, la reapertura en Cuernavaca suena terrible, parece un reto a la enfermedad y una sentencia para muchos que se enfermarán y morirán a causa del aumento de la movilidad. Pero frente al reporte oficial de covid está la necesidad económica de miles de personas; desde ahí el panorama se ve diferente.

La reanudación de las actividades es un hecho, ya es oficial y de cualquier forma, aunque el ayuntamiento no lo hubiera aprobado, la gente ya estaba en la calle. Lo que procede ahora más allá de echar culpas, es entender esta nueva realidad y actuar en consecuencia, prevenir los contagios, continuar con las medidas sanitarias de la cuarentena y actuar como si el peligro no hubiera pasado. ¿Porqué no ha pasado!

La pandemia no es culpa de nadie, pero los contagios son responsabilidad de todos. Los gobiernos pueden equivocar el plan, pero quienes tenemos la obligación de cuidarnos somos nosotros.

Mientras no exista vacuna o cura contra la enfermedad, la nueva realidad no será distinta a la vieja cuarentena de la que apenas vamos saliendo. El que quiera vivir deberá tomar sus propias precauciones y actuar responsablemente.

posdata

Recibo la llamada de un buen amigo, médico en el área de urgencias de los hospitales del IMSS e ISSSTE de Morelos; uno en Cuernavaca y el otro en Emiliano Zapata.

Lo escucho preocupado, desanimado… triste, me corrige. Y explica: me siento muy mal por todo lo que está pasando, porque la gente no entiende la gravedad de la situación, anda en la calle como si nada y piensa que andar en sus autos no es movilidad ni riesgoso.

Adentro de los hospitales la situación es muy grave: “Ayer en el ISSSTE llegó a laborar solo el personal de salud… y afuera la gente se está desbordando. La situación es muy grave, los hospitales no se han saturado porque los enfermos no alcanzan a ser atendidos en las áreas intensivas; se mueren antes.

“En Guanajuato la tasa de mortalidad del coronavirus es del 5%; en Morelos ya estamos en el 49%, es decir, una de cada dos personas que ingresan al hospital con covid ya no salen con vida”.

El subdirector comparte mi preocupación: la gente no entiende, no se cuida, sigue sin creer y hasta que enferman se dan cuenta de la gravedad de las cosas. El personal médico se está quedando sin fuerzas y sin ganas de luchar; es desesperante ver el infierno dentro de los hospitales y afuera una vida normal, como si nada sucediera.

Al preguntarle sobre la diferencia de cifras entre el estado y la federación la respuesta es directa: “Pareciera que somos el laboratorio del presidente, como si en Morelos quisieran poner en marcha algunos planes, como reactivar la movilidad para ver qué sucede; por eso se ocultan las cifras y se cambian los resultados; es como si quisieran que se hiciera una selección natural: que se mueran los que se tengan que morir. Mucha gente llega, se atiende y fallece, pero no se reporta como covid porque no se le hacen estudios… ¡Pero tenemos una cifra histórica de muertos por neumonías atípicas!”

Lo escucho y no se qué contestar; no encuentro manera de darle ánimo.

Le mando un abrazo, mi cariño y mis deseos de que todo salga bien para todos y que a él no lo toque la enfermedad.

“Hay que cuidarnos nosotros, porque es imposible cuidar a quienes no quieren cuidarse”

nota

Los números de covid en las últimas semanas advertían lo que venía; en promedio había 5 decesos diarios, pero también más de 50 nuevos casos positivos cada 24 horas.

La realidad nos alcanzó el domingo y nos sigue hasta hoy: en tres días van 234 muertes por coronavirus y 278 nuevos casos positivos.

Así están los números del covid-19 en 72 horas:

Domingo: 40 defunciones y 89 contagios / 2,359 casos acumulados y 437 muertes totales

Lunes: 106 defunciones y 102 contagios / 2,461 casos acumulados y 543 muertes totales

Martes: 88 defunciones y 87 contagios / 2,548 casos acumulados y 631 muertes totales

Son datos duros, números oficiales, que anticipan días aciagos. Con este escenario Cuernavaca regresa a la normalidad.

No se tú, lectora lector querido, pero yo continuaré el aislamiento hasta donde me sea posible, al menos hasta que el panorama sea menos aterrador. En caso de salir, lo haré con todas las medidas de protección, incluyendo un “Detente” y una constitución moral de la 4T.

Por si las dudas.

post it

Sorpresivamente Rabín Salazar dejó la dirección del Banco de Bienestar para irse a la Subsecretaría de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación. Fue un “enroque” dijo el propio presidente Andrés Manuel López Obrador al dar a conocer el ajuste en su equipo; el lugar de Rabín fue ocupado por Diana Álvarez Maury, hasta ayer subsecretaria de gobernación.

La noticia no llamó la atención nacional, pero si causó revuelo en la tierra de Zapata; el ex senador y para muchos candidato natural de Morena para la gubernatura de Morelos en el 2024 dejó la titularidad de una institución financiera muy importante para ocupar una de las varias subsecretarías en la otrora poderosa Segob.

Es un mensaje más de apoyo al gobernador Cuauhtémoc Blanco, leyeron algunos en el gabinete del futbolista; están preparando a Rabín Salazar para el cambio que viene en el 2021, dijeron otros que ven evidente la debacle.

Personalmente no me queda claro a qué se debió el cambio, pero creo que el hecho de que López Obrador haya dado a conocer el movimiento de Rabín reitera el aprecio que siente hacia un hombre que fue uno de los primeros en sumarse a su causa y fue también el primer senador que Morena ha tenido en su historia.

En política, lo comentaba hace un par de días, las cosas cambian todos los días y se mueven de acuerdo con las circunstancias. Hoy el gobernador Cuauhtémoc Blanco ha recibido muestras tangibles de apoyo del presidente, por cierto, nada diferentes a las que en su momento recibió Graco Ramírez de Enrique Peña Nieto.

El punto no radica en el apoyo de un presidente a un gobernador, sino en que localmente el mandatario mantenga las cosas en calma y evite que los conflictos sociales y políticos se desborden. Suponer que todos los problemas del estado se resuelven con un espaldarazo presidencial fue el error que cometió el ex gobernador perredista; Graco Ramírez se afianzó en México, pero olvidó mantener la gobernabilidad en la entidad.

Regreso al tema de Rabín: a botepronto su cambio me parece un demérito, porque deja una posición mayor; políticamente hablando se podría leer diferente: entra al juego electoral en el momento en que se comenzarán a tomas las decisiones claves para la segunda mitad del sexenio.

El movimiento de Rabín Salazar no tendría por qué importar al equipo de Cuauhtémoc Blanco, a menos que en verdad lo vean como alguien que podría moverles el escenario antes del 2024.

Conociendo a Rabín una cosa es cierta: es un hombre institucional y políticamente no hará nada… a menos que se lo ordene el presidente.

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Graco se confió y perdió.

Aunque sea difícil, hay que aprender del pasado.

Comentarios para una columna optimista:

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