Es un gran desastre… pero saldremos
El Fondo Monetario Internacional (FMI) nos recordó ayer el tamaño del desastre económico que viviremos en este 2020, uno que no hemos conocido quienes hoy estamos vivos.
La institución multilateral revisó sus expectativas para 2020 y 2021. De acuerdo a sus nuevos pronósticos, la economía mundial caerá este año en 4.9 por ciento. Las economías avanzadas retrocederán en promedio 8 por ciento, mientras que las economías emergentes caerán en 3 por ciento en promedio.
Habrá casos dramáticos. Por ejemplo, en España e Italia habrá caídas superiores a 12 por ciento. En Estados Unidos el retroceso será de 8 por ciento, mientras que en América Latina el promedio del desplome será de 9.4 por ciento.
En este contexto, era imposible que la cifra estimada para México no quedara también en la lona. El FMI estima que la economía caerá este año en 10.5 por ciento y será la que más descienda entre las grandes economías de América Latina.
Hasta ahora es el pronóstico más pesimista que se ha hecho y eso que tradicionalmente, el FMI es bastante mesurado en sus estimaciones. Eso les da un significado especial.
Se ha dicho en diversas ocasiones, pero no sobra subrayarlo: se trata del peor desastre económico que ha visto el mundo desde la gran depresión que comenzó en 1929.
Pero, lo peor de todo es que no sabemos a ciencia cierta si las cifras que el FMI dio a conocer ayer resulten ser las más bajas o si todavía tendrán que ser ajustadas a pronósticos peores, pues no ha terminado siquiera el primer semestre de este año horrible.
Hace un par de meses se esperaba que a estas alturas la pandemia estaría razonablemente controlada. Había entonces 2.8 millones de casos confirmados en el mundo. Antes de que termine junio estaremos en 10 millones.
En países como Brasil, India, Pakistán o México, el volumen de contagios sigue creciendo de manera significativa. Incluso, en Estados Unidos, que es el país que más contagios y muertes concentra, se han producido rebrotes en diversos estados y hay cerca de 35 mil nuevos casos diarios, lo que no ocurría desde el mes de abril.
La incertidumbre de nuevo nos envuelve. Las perspectivas económicas, como las planteó el FMI, son realmente negras. Por esa razón, ayer nuevamente los mercados bursátiles manifestaron su preocupación con bajas generalizadas, aunque el impulso alcista se interrumpió desde hace poco más de dos semanas.
A veces quisiéramos creer que todo esto fue un mal sueño y que en breve estaremos despertando a la normalidad.
No importa que se trate de una “nueva”. Aunque tengamos que usar cubrebocas y respetar la distancia física, quisiéramos que nuevamente la vida económica y social se pareciera un poco a la que teníamos al comenzar este año.
Los indicios con los que hoy contamos nos indican que no será así. No se trató de un mal sueño sino de la peor crisis en un siglo, y no le tocó a nuestros padres o a nuestros abuelos, sino a nosotros.
La “nueva normalidad” no será en sentido estricto “normalidad”, porque se parecerá muy poco a lo que vivíamos antes de la pandemia.
Queda, sin embargo, la convicción de que, cada vez que, como sociedad, hemos enfrentado una crisis de este tamaño, al margen del dolor y destrucción que ocurran, acabaremos recuperándonos y lo haremos con una mayor fortaleza.
Eso es lo que sucederá.
No podemos saber cuánto tiempo tardaremos. Ni cuánto tendremos que pagar aún en dolor y muerte.
Pero, de que saldremos fortalecidos, no lo dude ni por un momento.