Incognitapro

SERPIENTES Y ESCALERAS

¿Y si nos ponemos de acuerdo?

¿Y si nos ponemos de acuerdo?

En tiempos de crisis, nuestra clase gobernante debería hacer un esfuerzo extraordinario para que todos salgamos adelante. Y no me refiero solo al trabajo cotidiano que tienen al frente de las instituciones que representan, el que tiene que ver con el manejo de personas y de recursos, sino a la voluntad de dejar de lado, al menos por un tiempo, las diferencias personales y políticas con el resto de los actores de poder. Frente a una crisis tan aguda como la que estamos viviendo, es un absurdo pelearnos entre nosotros.

Muchas cosas hemos vivido en los últimos meses a pesar de que una buena parte de la población se ha mantenido aislada. Durante el tiempo que ha durado la pandemia hemos sido testigos de un cambio radical en nuestra forma de vida y de como poco a poco nuestra confianza, nuestra seguridad y nuestros sueños se han modificado.

El coronavirus llegó para quedarse y los seres humanos tendremos que aprender a vivir con él; por el momento esperamos que se encuentre una vacuna para prevenir la enfermedad y una cura para aquellos que ya fueron afectados por el padecimiento; sea como sea, al final, todos habremos de convivir con el covid, como lo hacemos ahora con la influenza, la gripe y otros tantos males.

El reto que representa el SARS-CoV-2 es enorme no solo en lo que respecta a la salud, también lo es en materia económica y en los hábitos y la forma de vida de todos los habitantes del planeta.

Hoy en algunas partes del mundo la pandemia comienza a ceder y da paso a una nueva normalidad; aún en esos casos el regreso a las actividades cotidianas es con mucha precaución, conservando las medidas sanitarias seguidas durante la cuarentena y con el temor de que, como ha sucedido en algunos lados, un rebrote obligue a todos a regresar a sus casas.

México es a nivel continental el tercer país más afectado por el coronavirus; después de los Estados Unidos y Brasil, en nuestra nación el covid ha pegado con tubo a miles de ciudadanos y llevado a la quiebra a miles de empresas. Los daños que causa esta pandemia se miden en número de personas enfermas, fallecidas, comercios o negocios que cerraron definitivamente y cientos de miles de trabajadores que perdieron su empleo.

La gravedad de la pandemia está fuera de dudas; varios países de primer mundo han destinado cientos de miles de millones de dólares o euros para atender los efectos económicos y sanitarios del coronavirus, crearon programas emergentes de apoyo al sector productivo, a los trabajadores y en general a toda su población. Algunos, incluso, tuvieron la capacidad de brindar directamente una ayuda económica a cientos de miles de ciudadanos para ayudarlos en tiempos difíciles.

En muchos casos el esfuerzo institucional ha sido enorme, se observa en el reforzamiento de los sistemas de salud, la reconversión hospitalaria, la compra masiva de materiales y equipo médico, insumos, incentivos al personal de salud y atención general a todas las personas. Muchos gobiernos de distintos países apostaron por la contratación de créditos para salir al paso del problema y fortalecer sus economías ante la pandemia. En México no ha sido así.

En nuestra tierra la administración federal no ha destinado un solo peso para apoyar a los estados o a cualquiera de sus municipios; no existe un fondo de ayuda a las instituciones privadas, ni mucho menos a las personas; tampoco se aplicaron mecanismos de ayuda fiscal a empresas y ciudadanos, ni se replicaron planes similares a los que se implementaron en otras partes del mundo. Aquí cada gobierno estatal y municipal se rasca con sus uñas y cada persona deberá sobrevivir sola. Los únicos programas de ayuda post pandemia los maneja el gobierno federal, los orienta a donde quiere, incluye solo a Ninis y adultos mayores y los entrega de manera discrecional.

Precisamente porque esa es la realidad del México pandémico es que vale la pena cerrar filas en lo local para enfrentar la crisis. Lo que hemos visto durante la cuarentena es el trabajo independiente de los tres niveles de gobierno y el pleito abierto entre los alcaldes y el gobernador. Aquí no ha habido la solidaridad que se presume en otros lados, ni la tolerancia que se necesita para avanzar en medio de la crisis.

En la tierra de Zapata los actores de poder están confrontados y las instituciones están divididas; en nadie ha cabido la prudencia para actuar, ni la humildad para llamar a los otros a un pacto que empiece por un cambio de actitud individual.

Ningún gobierno en Morelos tiene la capacidad presupuestal para enfrentar al covid, todos están padeciendo la crisis que deriva de la pandemia y algunos han comenzado a colapsar ante esta situación. Aunado a ello se nota el ánimo bélico entre unos y otros, la envidia por las acciones, el desprecio por las actitudes y el deseo de hundir al de enfrente.

El ciudadano observa y se da cuenta, sabe que las cosas están mal y que el dinero no alcanza, pero también que nuestros gobernantes y en general toda la clase política está más interesada en pelear el poder que en sacar al estado adelante.

El panorama post pandemia no es nada sencillo para nadie. Menos si lo enfrentamos divididos.

posdata

Aclara la administración de Antonio Villalobos que el Ayuntamiento de Cuernavaca no está en bancarrota, en quiebra ni en insolvencia; por el contrario, ostenta la calificación “estable” en sus finanzas, gracias al cumplimiento de los pagos de las deudas heredadas por administraciones anteriores desde 2009, por un total de 778 millones de pesos.

La crisis económica que agobia a la comuna capitalina, explicó ayer el tesorero municipal, es por la eliminación por parte de la Federación de 160 mdp de “cobros adicionales” y la caída del 70 por ciento de la recaudación debido a la pandemia; los ingresos propios bajaron del 2019 al 2020 de 128 a 39 mdp y a pesar de ello no se han dejado de otorgar los servicios públicos municipales.

Y añaden: “Derivado del cumplimiento de los pagos de las deudas con tres instituciones bancarias por parte de la administración 2019-2021, dos calificadoras financieras cambiaron de “positiva” a “estable” su designación, lo cual significa que la primera categoría implica “cumplimiento adecuado” y la segunda “confiabilidad” en el saneamiento de las finanzas.

El tesorero afirma que son calumniosas las versiones de que el gobierno de Cuernavaca se encuentra en quiebra por malos manejos “no hay un solo peso desviado por ningún funcionario público y mucho menos del alcalde. Se ha pretendido desinformar con un supuesto enriquecimiento ilícito, cuando son situaciones que no existen”

Los laudos y sentencias laborales heredadas en cerca de 500 expedientes suman 200 doscientos millones de pesos, de los cuales 150 casos ya están sentenciados; “El criterio del Cabildo de Cuernavaca ante la baja de recursos ha sido privilegiar el interés y el bien común de la mayoría de los cuernavacenses para que no dejen de recibir los servicios públicos, por encima del interés particular de solventar un laudo.”

Cuernavaca no es una ciudad abandonada, dice el gobierno de Villalobos; no han disminuido ni se han dejado de prestar los servicios públicos municipales; la nómina no se ha dejado de pagar a los trabajadores, sólo se tuvo que diferir esta quincena que está cubierta y hemos cumplido los pagos a bancos de las deudas contraídas en diez años por la contratación de créditos, deudas que provienen de administraciones pasadas.

Y rematan: los ingresos del Ayuntamiento en forma de participaciones de la Federación ascienden a entre el 40 y 45 por ciento del total, y no bastan para la operación; los ingresos propios abarcan del 55 al 60 por ciento, los cuales cayeron en 70 por ciento pues seguramente muchos contribuyentes ante los estragos de la pandemia, tuvieron que comprar alimentos o medicinas en lugar de pagar el predial.

Lo dicho por el funcionario municipal tuvo como objeto salir al paso del embate mediático de que ha sido objeto el edil y explicar el difícil momento que enfrenta el ayuntamiento. Lo que ocurre en el gobierno capitalino no es diferente a lo que pasa en otras entidades municipales; la historia es la misma, con diferentes números, pero con un factor común: pasivos heredados.

El problema que estamos viendo en muchos gobiernos estatales y municipales no es sólo de índole financiero, se trata de una historia de impunidad, porque todos aquellos personajes que actuaron mal o manejaron de forma incorrecta las finanzas siguen sin pagar culpas ni sufrir ningún tipo de consecuencia legal.

Mientras esa situación continúa, es decir, mientras los administradores del dinero público no sean castigados cuando actúan fuera de la ley, la historia seguirá repitiéndose.

nota

Veo y leo la expresión molesta de varios actores políticos y líderes partidistas por el reiterado apoyo de, presidente Andrés Manuel López Obrador al gobernador Cuauhtémoc Blanco. Son voces enfadadas que reclaman al ejecutivo federal su complicidad, dicen, con un hombre que no ha hecho nada por el estado.

Entiendo su verborrea en la lógica de un año preelectoral, dentro de una agenda político-partidista y ante la añoranza del poder; son figuras que hasta hace algún tiempo ocupaban un lugar importante en el escenario político local y ahora no son nadie. Ahí es comprensible su resentimiento.

Lo que no concibo es por qué los interesados en regresar al poder no hacen nada por lograrlo, es decir, observan a lo lejos el desgaste del gobierno, critican las fallas, pero son omisos en su actuación y carecen de una propuesta concreta para que los ciudadanos los vean como una alternativa distinta en las próximas elecciones.

Ahí está, por ejemplo, el caso del presidente del PRI, un joven-viejo cuya manera de hacer política data del siglo anterior, con alocuciones cantinflescas, poses acartonadas y mensajes vacíos que lo colocan a la altura de sus mentores: puros enanos políticos. Pero regresemos a López Obrador:

El presidente juega su juego y mueve sus piezas a conveniencia; no actúa diferente a como actuaban el PRI y el PAN. El apoyo del gobierno federal al gobernador de Morelos contiene una alta dosis de interés político (como cuando Peña Nieto respaldaba a Graco); la pregunta importante es ¿Qué hacen los partidos y sus líderes para que la gente los tome en serio?

Estoy convencido de que en las próximas elecciones locales y nacionales Morena y Cuauhtémoc Blanco van a perder muchos votos, pero también estoy seguro de que los votos que pierdan no se van a ir al PRI o a los graquistas. Los mandatarios (federal y estatal) están desgastados por el ejercicio de poder, pero para su fortuna frente a ellos no existe una oposición sólida, con argumentos convincentes y acciones palpables que capitalicen su desgaste.

Digámoslo de esta manera: La oposición no ha sabido mostrar una mejor cara que los gobiernos y critican lo que hicieron cuando fueron autoridad, ¿Por qué la gente votaría otra vez por ellos?

post it

La Suprema Corte de Justicia de la Nación concedió al gobierno estatal una suspensión al acuerdo de apertura comercial autorizado por el municipio de Cuautla; Morelos siguen en semáforo epidemiológico rojo, por lo cual es inoportuna la decisión tomada por el cabildo de aquel municipio.

Un procedimiento similar se presentó para Cuernavaca, en donde también se ha dado luz verde a la apertura parcial de casi todos los giros comerciales; el resolutivo podría venir en las próximas horas y sin duda será en el mismo sentido.

Morelos está en semáforo rojo, aunque cerca de pasar a naranja; la apertura anticipada en estos dos municipios, considera el gobierno estatal, puede generar un rebrote de covid y aumento de casos, lo que prolongaría la cuarentena.

Seguimos con la misma discusión ¿La salud o la economía?

redes sociales

¿A cuántos graquistas veremos competir en las próximas elecciones?

Comentarios para una columna optimista:

eolopacheco@elregional.com.mx

Twitter: @eolopacheco

Facebook: Eolopachecomx

Instagram: eolopachecomx

Ámbito: 
Local