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SERPIENTES Y ESCALERAS

 

 

Eolo Pacheco |
2016-07-11

Este fin de semana el Paso Exprés volvió a ser noticia trágica. Dos personas murieron y otras más resultaron gravemente heridas por un accidente registrado en la zona de obras. ¿Cuántos muertos ha costado la obra de la SCT Morelos? ¿En qué momento el gobierno federal hará algo al respecto?

 

La obra que lleva a cabo la SCT Morelos en el libramiento Cuernavaca destaca por varias cosas: está mal planeada, mal hecha y mal señalizada. El plan original se ha modificado varias veces y los trabajos son detenidos frecuentemente por inconformidades ciudadanas. La necesidad de mejorar la vialidad en esa zona es evidente, pero la forma como se llevan a cabo el proyecto es abominable. ¿Cuántos muertos más costará el Paso Exprés?

Desde que se hizo pública la obra el proyecto fue cuestionado: construir diez carriles se veía complicado porque implicaría deforestar la zona y derribar cientos de viviendas. Una de las alternativas para agilizar el tránsito era el libramiento norponiente de la ciudad, un proyecto que desarrolló el gobierno federal en el sexenio pasado y que se presentó como la primera autopista verde del país; pero la obra fue vetada por el gobernador Graco Ramírez.

El día que tomó protesta como gobernador el tabasqueño anunció que no habría libramiento norponiente, que se desarrollaría un segundo piso en el libramiento actual y que de esa manera se solucionaría el conflicto vial. El tiempo pasó, el primer proyecto costo cientos de millones de pesos y estaba listo para edificarse, pero se echó a la basura y en su lugar se diseñó un libramiento de diez carriles en lugar del segundo piso prometido.

Han pasado varios meses desde que inició la obra y lo mismo que en la ampliación de La Pera-Cuautla, la SCT Morelos mostró que no es capaz de socializar un proyecto ni llevar a cabo una carretera sin conflictos. Ambas vialidades registran atrasos (la que conectaría Tepoztlán con Cuautla, de hecho, se encuentra parada) y en la de Cuernavaca la cimentación ha provocado decenas de muertes y cientos de millones de pesos en pérdidas.

Las autoridades federales acusan que una obra de tal magnitud trae incomodidades durante su realización, pero omiten decir que en este caso estamos frente a un evidente caso de ineficiencia. Para poder dimensionar de lo que hablamos veamos lo que hace el gobierno federal en la entrada a la Ciudad de México, en donde están construyendo un segundo piso.

En aquella obra se trabaja por la noche, se utiliza maquinaria pesada, se mueven piezas de cientos de toneladas y hay mucha más afluencia vehicular que en el libramiento de Cuernavaca. Sin embargo, aunque hay incomodidades y las máquinas operan al mismo tiempo que fluyen los autos, el trabajo es limpio, no hay piedras ni tierra en el camino, los trabajadores y la maquinaria están en lugares distintos al de los autos y sobre todo existe una perfecta señalización. Lo más importante: la obra del segundo piso en la salida a Cuernavaca no ha costado vidas humanas.

Ahora veamos lo que pasa en Cuernavaca: el proyecto del Paso Exprés que lleva a cabo la SCT Morelos ha sido modificado y suspendido varias veces porque técnicamente tenía errores y socialmente es rechazado. La dependencia federal no se ocupó de socializar la obra, no dialogó con los ciudadanos afectados ni se ha preocupado de supervisar que los contratistas hagan bien su trabajo. Lo único que importa al delegado son los beneficios económicos que esa obra trae a su bolsillo.

Lo primero que hizo José Luis Alarcón en Morelos fue aliarse con la CTM, negociar contratos, orientar la obra a las empresas de sus amigos y entregar recursos. Luego vino la tala de más de 3 mil árboles y la entrada de maquinaria a zonas habitacionales, causando daños estructurales a muchas viviendas y afectando seriamente la infraestructura hidráulica de varias colonias. Una vez que los problemas comenzaron la delegación abrió un espacio de diálogo con los vecinos, pero sólo con aquellos que estaban dispuestos a vender su propiedad en las condiciones y precio que establecía la dependencia federal.

El problema no es sólo el abuso de poder del gobierno federal y las torpezas de su representante en Morelos; lo más grave es que la ineficiencia como se desarrolla la obra ha costado ya varias decenas de vidas humanas, porque ni las empresas que llevan a cabo los trabajos, ni el área de supervisión de la SCT Morelos se ha preocupado por la vida de los automovilistas.

Cualquiera que transite por ese lugar se encontrará con una obra mal hecha, de pésima calidad y que se construye sin planeación. Aunado a ello corre el enorme riesgo de sufrir un accidente o perder la vida porque no hay señalización y constantemente hay choques (muchas veces fatales) porque el camino está lleno de tierra, de piedras o desniveles.

La del paso Exprés es quizá la obra carretera que más vidas ha costado en Morelos en los últimos tiempos. La necesidad de agilizar la circulación, de ampliar la infraestructura carretera y de mejorar la vialidad está fuera de dudas, pero ello no justifica el costo en vidas humanas que ello ha costado. Lo peor: muchos de estos accidente pudieron evitarse si la SCT estuviera atenta a lo que hacen las constructuras a las que contrató.

El problema en esta historia no es la obra, las incomodidades que ocasiona a los vecinos y las molestias a quienes la utilizan en estos momentos, sino que la falta de cuidado en su desarrollo y la incompetencia de las autoridades federales en la supervisión ha costado la vida a muchas personas.

¿En qué momento se llamará a cuentas al delegado de la SCT Morelos por este gravísimo problema? Los descuidos, la omisión y la incompetencia también son actos de corrupción.

  • posdata

Las últimas semanas han sido complicadas en el gobierno de Cuernavaca. De hecho desde que iniciaron, la administración que encabeza Cuauhtémoc Blanco no ha tenido una jornada sencilla, libre de presiones, de problemas o de reclamos sociales.

La crisis económica, los revanchismos políticos, la inexperiencia del nuevo gobierno y las constantes ausencias del alcalde tienen a la capital en angustia permanente.

Cuauhtémoc Blanco ganó la contienda del 2015 en un escenario que difícilmente se repetirá en una elección: el ídolo futbolístico apareció impulsado por un partido pequeño y nadie tomó en serio su candidatura; la inclusión en su equipo de un experto en operación electoral (Manuel Martínez), el enfrentamiento interno y externo en los demás partidos y sobre todo el hartazgo social catapultó al joven futbolista a la presidencia municipal de la capital y con ello lo puso también en la antesala de la gubernatura.

A siete meses de que arrancó su gobierno la realidad que enfrenta el otrora capitán americanista es mucho más complicada que la búsqueda de votos. El novel alcalde confió la estructura de su administración en quienes le ayudaron a ganar la elección y luego deslindó la responsabilidad de gobernar en su representante futbolístico; a la vuelta de los meses las diferencias entre los hermanos Yáñez y José Manuel Sanz son evidentes y el rompimiento parecería ser cuestión de tiempo.

El choque de personalidades en esta historia era notorio: Cuauhtémoc, José Manuel, Julio y Roberto son figuras que quieren acaparar reflectores, de mecha corta y proclives a la manipulación y los rumores, unos y otros han vivido episodios complejos en su vida; todos ellos han estado metidos en polémica y ahora juntos, representan una bomba de tiempo hormonal.

Pero el problema de fondo para Cuernavaca no es el eventual distanciamiento entre los hermanos Yáñez y el alcalde, sino que éste se relaciona con otros intereses políticos: los de Graco Ramírez. Desde hace varios meses el gobierno estatal intervino en la vida interna del municipio; primero metiendo miedo al alcalde tras el asesinato de la alcaldesa Gisela Mota y luego intentando manipular a José Manuel Sanz.

A Graco le interesa poner a Cuauhtémoc Blanco de su lado, entiende que la popularidad del ex futbolista ayudaría a matizar su desgaste, pero sobre todo ve en el alcalde capitalino un aliado para evitar la cárcel en el 2018. La jugada que hace el tabasqueño a través de su hijo es clara: Cuauhtémoc Blanco puede ser un candidato afín al proyecto graquista dentro o fuera del PRD; lo ayudarían ahora en los problemas económicos municipales y se impulsaría su candidatura en el 2018; a cambio le exigirán que se comprometa a cuidar a Graco Ramírez.

Del lado del PRD la jugada es maestra: aprovechar los conflictos internos en el municipio, dividir al grupo original y beneficiarse de la inexperiencia del alcalde a través de su representante. Cuauhtémoc Blanco no entiende de política y de hecho está muy poco en Cuernavaca, confía en la palabra de José Manuel Sanz y él ahora está muy influenciado por Jorge Meade González.

Lo que el grupo de poder ha vendido al representante futbolístico tiene sentido: los hermanos Yáñez tienen  mala imagen, no entienden de política y se han confrontado con todos; el alcalde está padeciendo los embates políticos de muchos grupos por culpa de los excesos de ellos (Julio y Roberto) y no tiene el respaldo político de un grupo para sacar adelante la responsabilidad municipal. Sin tutela política el gobierno de Cuauhtémoc Blanco va a naufragar, no tendrá apoyo económico para sortear la crisis y es cuestión de tiempo que la bomba explote.

Ahí es donde entra el gobernador: si Cuauhtémoc Blanco camina por ese lado, el PRD tomará al alcalde capitalino como suyo, operará en el congreso para liberar los recursos que necesita para salir adelante y le brindará los elementos necesarios para afrontar los problemas técnicos, políticos y sociales que tiene la ciudad. Item más: Cuauhtémoc puede ser en el 2018 el candidato ciudadano del PRD en una alianza que sumaría a más partidos y recibiría el fondeo económico necesario para ganar la contienda; la única condición es cuidar a Graco en el séptimo año. ¿Qué puede salir mal?

Lo que probablemente no está calculando el edil americanista y su representante es que la popularidad del futbolista ha disminuido desde que está al frente de la comuna y puede venirse a pique si le relacionan con el gobernador. Cuauhtémoc Blanco es un ídolo del fútbol, pero no un referente político ni mucho menos un líder social; el año pasado decidió incursionar en política y los momentos más críticos que ha vivido en estos meses han estado relacionados siempre, de alguna manera, con la figura del gobernador. ¿En verdad quieren volverse graquistas?

Habrá que esperar para ver en qué termina la novela capitalina y si se confirma el rompimiento interno. Es evidente que Julio y Roberto Yáñez se ganaron a pulso el desprecio de muchos, que han abusado del cargo, que se excedieron en sus acciones y que hacen daño al alcalde. El problema es que Graco y Gayosso son mucho peor que ellos.

A Cuauhtémoc Blanco le urge operación política, le hace falta un mejor manejo de medios, pero debe cuidar muy bien con quién hace alianzas. Su popularidad no es tan amplia como para aguantarse el desprestigio de Graco y no tiene necesidad de pagar los platos rotos de los  pillos de Polanco.

  • nota

Dos figuras (hasta el momento) buscan la dirigencia del PRI en Morelos: Alberto Martínez y Matías Nazario; el primero coordinador de los legisladores locales y el segundo diputado federal. La tercera opción en esta carrera puede ser Marisela Velázquez, actual subsecretaria de vinculación social del CEN del PRI.

Lo importante para el PRI no es elegir un nuevo dirigente, sino hacerlo en unidad y establecer una agenda social que los acerque a la ciudadanía.

¿Lo entenderán?

  • post it

Los panistas están arrinconados en el congreso; los han mayoriteado y es claro que no tendrán margen de operación en lo que resta de la legislatura. El costo que pagan los diputados de AN por su postura es alto en lo individual, pero podría ser muy fructífero en lo político.

Si Acción Nacional entiende su circunstancia y arma una estrategia a partir de ello, puede aprovechar la presión política como impulso electoral para ganar las próximas elecciones.

El PAN es hoy la única oposición al gobierno de Graco en Morelos.

  • redes sociales

En las redes sociales comentario ayer que al iniciar esta semana el alcalde capitalino anunciaría su incorporación al PRD. Los dichos que surgieron a partir de ese rumor fueron lapidarios.

Sí el ídolo futbolístico los lee, podrá entender el costo que tendría para su persona ligarse al político más odiado de Morelos.

Como dice la canción: ¡Pero qué necesidad!

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