La estrategia de aumentar aparatos en unidades médicas existentes, reconvertidas y las recién creadas para salvar pacientes no se dio. Son 22,538 fallecidos los que no llegaron a los ventiladores. Entre las cifras oficiales destacan 3,302 muertes ambulatorias, es decir, fueron enfermos al hospital y los regresaron a su casa.
Cifras oficiales apuntan a que 5,218 fallecimientos COVID fueron conectados a un ventilador de los más de 31,000 decesos registrados.
La estrategia nacional contra el COVID-19 incluyó, como punto prioritario, aumentar el número de ventiladores en las unidades médicas existentes, las reconvertidas y las recién creadas con motivo de la pandemia. Pero en las cifras oficiales, las de Hugo López-Gatell y la Secretaría de Salud, 83 por ciento de las personas fallecidas nunca llegó hasta los ventiladores.
En número brutos, de las 31 mil 119 muertes por el coronavirus en México, 5 mil 218 correspondieron a pacientes que fueron conectados a los ventiladores. Son 22 mil 538 personas las que murieron sin haber llegado al ventilador.
Los datos oficiales revelan otro aspecto no conocido: 3 mil 302 de los casos fatales fueron ambulatorios, es decir, personas que se presentaron al hospital y fueron devueltos a casa. Estos pacientes ambulatorios representan una veta enorme a analizar (lo que Crónica hará en esta misma semana), pues muchas otras personas que sí murieron en una cama hospitalaria, aunque tampoco fueron conectadas a un ventilador, fueron devueltas a casa en un primer contacto con su clínica. Luego de ser ambulatorios y ante el agravamiento de la enfermedad, regresaron a la unidad hospitalaria donde finalmente fallecieron.
Como el propio López-Gatell ha señalado, los datos publicados paciente por paciente para el COVID-19 representan la apertura de información más detallada sobre la pandemia, por lo que, aun cuando se omita en las conferencias de las 19:00 horas, es posible detectarla en la base de datos oficial.
Dicha base de datos incluye campos específicos sobre si se realizó una intubación al paciente, así como el día en el que fue hospitalizado. En forma algo enredada, los 3 mil 302 pacientes que fueron enviados a casa aparecen en los registros oficiales como “No aplica” en el tema de la intubación. Al rastrear en qué hospital fueron internados esos pacientes, es cuando se hace evidente que todos los casos fueron ambulatorios, es decir, en un sentido similar, el tratamiento ambulatorio no requiere de internación.
El paciente puede acudir al centro de salud, llevar a cabo la sesión correspondiente del tratamiento, y regresar a su hogar. Otra opción es que el médico acuda a su domicilio para efectuar los chequeos necesarios, lo cual tiene lugar sólo en la medicina privada o en casos muy particulares.
Críticos de la estrategia gubernamental, como el exsecretario de salud Salomón Chertorivski, han señalado que la estrategia ha fallado precisamente porque la gente se está muriendo en casa, sin saturar los hospitales y, por tanto, sin que importe la infraestructura desplegada para atender los casos COVID-19.
RESPIRACIÓN ARTIFICIAL. La intubación es un procedimiento médico por el que se auxilia artificialmente al paciente a respirar, abriendo canales en los que se coloca sondas hacia la tráquea y se impulsa el aire con una máquina. En español estos aparatos se llamaban correctamente respiradores médicos, pero terminó por llamárseles ventiladores en una traducción pobre desde el inglés.
Durante abril, mayo y junio se difundió con especial énfasis la reparación de estos aparatos en los sistemas médicos federales y estatales. Después vino la llegada de ventiladores desde china, en vuelos espaciales directos, así como la contribución de universidades y sector privado en la donación de estos aparatos.
La importancia de estos aparatos de cara al COVID-19 es que los pacientes sufren los síntomas de una neumonía muy fuerte, que les impide respirar desde los primeros momentos de agravamiento. La muerte puede ser horrenda, con pacientes que se contorsionan tratando de jalar aire a sus pulmones.
En aquel malogrado documento de procedimientos médicos para asignar equipo médico a los pacientes de COVID-19, uno de los puntos críticos era la sugerencia de que las herramientas debían asignarse a quien tuviese mayores oportunidades de salvarse, lo que claramente era una referencia a que si los ventiladores eran insuficientes, debían asignarse a los más jóvenes, fuertes y sin enfermedades como la diabetes o hipertensión.
Ni aquel documento prosperó y tampoco se presentó la sobredemanda de ventiladores. 18 mil 537 pacientes fueron declarados con esta neumonía antes de morir. Pero no tuvieron ventilador.