Doctor, doctora, ¿qué hago con mi cubrebocas?
Escribí ayer que el desconfinamiento y sus intrínsecas complicaciones, aumentado por el desgaste del vocero federal, resulta en confusiones que solo traen más riesgos. Ningún ejemplo es mejor que el cubrebocas.
El sábado, el doctor López-Gatell se puso un cubrebocas en la conferencia de prensa y dijo: “Si no hay necesidad de salir, no salir, al menos que sea para algo imperativo; por lo menos ahora que estamos en mayor transmisión (…) utilizar los cubrebocas como un instrumento auxiliar de prevención; veo que varias de ustedes lo usan; utilizar el cubrebocas como un instrumento auxiliar de la prevención, particularmente en espacios cerrados como un mecanismo para que la persona que tiene los virus no los proyecte”.
“No hay una evidencia clara de que sirva como barrera de protección propia, hay que estar consciente de ello, pero si se usa masivamente, la probabilidad de que las personas que estén con posibilidades de transmitir van a disminuir esta transmisión. ¿En dónde es importante? En los espacios cerrados, donde no hay posibilidad de mantener la sana distancia: el Metro, el autobús, el transporte público en general, ahí es donde es más útil y es un auxiliar”.
Desde hace algunas semanas, la doctora Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de Ciudad de México, ha repetido una y otra vez que: “Si tienes que salir, usa cubrebocas tanto en espacios cerrados como abiertos; en espacios concurridos procura usar goggles o caretas”. Su uso, ha dicho Sheinbaum y su gobierno, es “riguroso”.
Ayer ese era el mensaje principal en la página de internet de la ciudad y ahí está un video de Mario Molina en el que dice: “Usar correctamente el cubrebocas ayuda hasta en 90 por ciento a prevenir el contagio…”.
Yo vivo en CdMx, le hago caso a la doctora Sheinbaum y entonces uso cubrebocas siempre. Pero a veces me acuerdo de lo que ha dicho el doctor López-Gatell y como, después de todo, los cubrebocas no son muy cómodos que digamos, pues dudo. Y veo a otros sin cubrebocas y digo: ellos ven la conferencia de las siete, no las de la doctora Sheinbaum, seguro.
Por lo pronto, a pesar de la incomodidad, yo no me quito el cubrebocas; por lo pronto pienso que, tal vez, el Premio Nobel tiene razón.
@puigcarlos