Elecciones intermedias
La contienda electoral del 2021 marcará el destino de la segunda mitad del sexenio.
El 2020 empezó con la efervescencia natural de un año preelectoral; desde el primer día del año muchos aspirantes se pusieron a trabajar en las calles, comenzaron a estructurar sus equipos, visitaron colonias, definieron planes y en general llevaron a cabo acciones cuyo objetivo final es obtener el mayor número de votos en las urnas. Entonces llegó el coronavirus.
La propagación de la enfermedad apareció súbitamente y modificó de golpe el panorama para todos; el coronavirus echó abajo los planes prestablecidos, alteró las agendas, pero no cambió lo que representa la siguiente elección. Entendamos de qué estamos hablando:
En julio del 2021 Morelos, como el resto del país, acudirá a votar por diputados federales y en nuestro caso, también renovaremos el congreso local y los 36 ayuntamientos. Lo que está en juego no son solo esas posiciones de poder, sino lo que representa el cambio de mando en las instituciones y su impacto en la segunda mitad del sexenio.
Al presidente Andrés Manuel López Obrador le interesa conservar el control del Congreso de la Unión y por eso desde hace meses ha implementado una serie de apoyos y programas que benefician directamente a millones de personas. El mandatario afirma que no permitirá un fraude electoral como se hacía en el pasado, pero utiliza las instituciones de la misma manera como se ha hecho en las últimas décadas y está decidido a influir en el resultado para tener mayoría en la cámara.
No hablamos de algo que sea oficial, pero es real y lo mismo ocurre en todos los estados desde siempre. Los gobernadores juegan la elección intermedia porque de ello depende lo que ocurrirá durante la segunda mitad de su mandato. Ningún gobernador quiere dejar a la suerte su futuro político, particularmente cuando se trata de aquellos que lo acompañarán hasta el final de su gestión y lo pueden poner en aprietos cuando concluya su encargo.
Las elecciones intermedias son muy importantes para la estabilidad de las administraciones y representan el primer paso para la sucesión. Lo que ocurre en los procesos electorales del tercer año no es lo mismo que lo que pasa en las elecciones presidenciales: en ese momento no hay un voto en cascada, ni una figura nacional que arrastre a los demás candidatos; por el contrario, en las intermedias aparece lo que se conoce como “efecto popote”, que es cuando las grandes siglas partidistas absorben el mayor número de votos y los partidos emergentes sufren para mantener el registro.
Pasada la etapa de confinamiento en Morelos lo que sigue es el reacomodo de piezas políticas y la definición de estrategias de partido. Si los dirigentes políticos y los estrategas gubernamentales entendieran lo que se juega el próximo año y los efectos de la pandemia en el proceso electoral, estarían muy activos replanteando escenarios, definiendo estrategias y muy movidos en lo general. Pero no es así.
Para muchos y para casi todas las dirigencias, la cuarentena fue una hibernación; en lugar de ajustar las estrategias y continuar los trabajos virtualmente desde casa a través de las distintas herramientas tecnológicas, los presidentes partidistas y muchos actores de poder se ausentaron.
Ahora que las actividades se han reanudado no basta con regresar a la calle, pero sobre todo no es posible trabajar bajo la misma línea de antes de la pandemia. El covid modificó muchas cosas, empezando por la convivencia, y eso se reflejará en los procesos electorales y la forma como se llevarán a cabo las próximas campañas ¿Lo han considerado en los partidos?
Pero independientemente de la operación de los partidos y de la manera como sus representantes vayan en busca de los votos, un aspecto sustantivo es la visión y el trabajo político en cada una de las estrategias. Explico:
En el 2021 el enemigo a vencer es Morena, porque es el partido que gobierna el estado y la mayoría de los municipios; Morena repetirá parcialmente la coalición del 2018 con el PT, pero enfrentará un bloque opositor que apuntará todas sus baterías contra el actual gobierno.
La administración estatal debería ser la más interesada en las elecciones del próximo año; para Cuauhtémoc Blanco y su partido (el PES), la que viene es una contienda muy reñida, cuesta arriba y con muchos escenarios adversos. De entrada, la alianza entre el PES y Morena está impedida por la ley, aunque hay quienes ya estudian algún camino legal para realizarla; después de ello está el desgaste del gobernador y de su equipo, quienes ubican al gobierno en el enemigo a vencer. ¿Qué está haciendo ante ello el ejecutivo?
Quizá de último momento, recurriendo a alguna argucia legal, el PES encuentre un camino para coaligarse y vuelva a estar con sus aliados del 2018, pero aún en ese escenario las cosas no serán sencillas, porque la relación política de ambas instituciones es nula y en todos los consejeros estatales del Movimiento de Regeneración Nacional se percibe un ánimo de venganza contra quien hace apenas un par de años fue su candidato a la gubernatura.
El jefe del ejecutivo tiene que observar con mucho cuidado este escenario y comenzar a actuar en consecuencia. Cuauhtémoc Blanco necesita que la siguiente legislatura no quede conformada por enemigos suyos, porque entonces la relación muy difícil y de inmediato comenzará la guerra política a través de los juicios políticos. Este tipo de procedimientos, como su nombre lo dice, son políticos… y si el mandatario pierde el control del parlamento, cualquier denuncia en su contra procederá, sin importar que existan los elementos jurídicos para ello.
Al delegado federal Hugo Erick Flores también le debería importar anticiparse a este escenario, porque su futuro está de por medio: el expresidente nacional del Partido Encuentro Social espera el registro de su nueva organización política nacional y necesita un número muy importante de votos para conservarlo; el nuevo partido político nacional de Hugo Erick Flores competirá solo en el 2021.
Luego está Morelos: aquí está el único bastión de poder que le quedó al delegado federal y de la misma manera que el nacional, enfrentará un duro reto para obtener los sufragios suficientes para mantener el registro. Localmente el PES no tiene cabeza, su dirigencia estatal no ha hecho nada, su proyecto no es bien visto en muchos lados y las siglas están unidas a la suerte del gobernador. A pesar de ello, salvo preocuparse por los escenarios probables, Hugo Erick Flores no ha hecho nada para salvar al Partido Encuentro Social en la tierra de Zapata.
El proceso electoral del 2021 en Morelos será mucho más complejo que el de otros estados, porque la clase política local no sabe cómo enfrentar una elección que será distinta a causa del covid. Lo que predominará en las campañas que vienen serán los ataques, el principal acusado de todo será el gobernador, el contacto físico durante el proceso será muy limitado y el enfoque de comunicación debe ser diferente. Salvo el PRI que ya armó una primera estructura electoral de peso (literal), en los demás partidos nadie ha hecho nada para trazar la pauta que deberán seguir todos los candidatos.
El mal humor social es un aspecto que pesa en las campañas e influye en el rumbo de los votos. Los más interesados en actuar frente a ello, sobre todo por la pasividad de sus opositores, deberían ser los miembros del gobierno estatal, porque su futuro depende de esos resultados.
El miércoles pasado presentaron ante el congreso local la primera demanda de juicio político contra Cuauhtémoc Blanco. El contenido no se da a conocer, pero es evidente que el proceso no avanzará porque no existe el ánimo ni los votos necesarios para que así sea. Como esta demanda vendrán más en el mismo sentido y en poco más de un año, cuando los equilibrios políticos dentro de la cámara de diputados cambien, el riesgo para el gobernador se elevará de manera exponencial.
Cuauhtémoc Blanco necesita darse cuenta de lo que se juega el próximo año.
posdata
El alcalde capitalino se amparó luego de que esta semana la Fiscalía Anticorrupción irrumpió en las instalaciones del ayuntamiento de Cuernavaca y sustrajo documentos de la contraloría, argumentando que el municipio se negó a proporcionarla de forma voluntaria.
Antonio Villalobos recurrió a la protección de un juez federal para poder mantenerse en el cargo mientras duren las investigaciones, pero el amparo en cuestión no garantiza que el edil podrá evitar el brazo de la justicia.
El presidente municipal enfrenta hoy el resultado de muchos descuidos y errores cometidos como administrador de la ciudad, de una muy mala asesoría política y los absurdos consejos de quienes durante mucho tiempo le vendieron la idea de que pelearse era una buena estrategia.
Villalobos recurre a la defensa jurídica a sabiendas de que enfrenta un proceso que legalmente no es ordinario: la Fiscalía Anticorrupción es un ente corrupto que se presta a intereses políticos, Juan Salazar está muy lejos de ser hombre probo, porque desde su designación hablamos de un comportamiento irregular.
Precisamente por ello el munícipe tiene quedar la pelea en varios frentes, no únicamente en el legal. Antonio Villalobos confía en el apadrinamiento político de Rabín Salazar, pero olvida que el ahora subsecretario de gobernación nunca mete las manos por nadie y no lo hará ahora por su persona.
La pelea del alcalde es desigual y las posibilidades de que pierda son muy altas; si no entiende y atiende todos los flancos que se han abierto en su contra, si no comienza de inmediato un trabajo político de recomposición y acuerdos, va a perder más de lo que ha ganado en la alcaldía.
Al tiempo.
nota
El panorama se ha complicado mucho al ex rector de la UAEM luego de que la magistrada Zulema Mosri presentó sentencia del Tribunal Federal de Justicia Administrativa (TFJA), según la cual, Alejandro Vera Jiménez es culpable del desvío de 239.3 millones de pesos. El proyecto de la impartidora de justicia fue votado por unanimidad en la Sala Superior del organismo.
Veras Jiménez incurrió en responsabilidad resarcitoria al firmar un contrato con la Sedesol para la recepción de recursos destinados a servicios de apoyo técnico para la Cruzada contra el Hambre y asegurar que la UAEM "tenía capacidad técnica, material y humana para brindar los servicios".
Lo anterior fue mentira, porque por órdenes de Vera Jiménez la Máxima Casa de Estudios de Morelos subcontrató a la empresa Evyena Servicios, S.A. de C.V., la cual resultó "fantasma" y nunca fue localizada en el domicilio registrado en el contrato.
En la historia hay mucho más que contar, porque Alejandro Vera no es el único involucrado en este tema; Wistano Orozco es una pieza central de un rompecabezas conformado por funcionarios universitarios que estamparon su firma y otros más que no lo hicieron, pero acompañaron al rector en todo el proceso y avalaron cada uno de los actos ahora reclamados.
El lunes seguiré contando ésta historia.
post it
El comité electoral XXL del PRI Morelos ha comenzado a operar rumbo a la elección del 2021. A tontas y a locas, con políticos mediocres y electoralmente impresentables, pero los priístas se mueven.
Mientras el PAN, el PRD y todos los demás partidos siguen en cuerentena.
redes sociales
Triste historia la de Alejandro Vera. Buen rector, mal político y pésimo administrador. La ley le cargará los pecados cometidos en La Estafa Maestra, aunque el dinero esté en las bolsas de otros.
Comentarios para una columna optimista:
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