Familiares de personas desaparecidas rogaron ayer a gritos atención del Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien horas antes abordó el problema de las fosas clandestinas en Jalisco con el Gobernador Enrique Alfaro.
De 2019 a la fecha, en la entidad hay registros de 7 mil 180 desaparecidos. Por ello el reclamo no fue menor: “Bienvenido a Jalisco, la fosa más grande de México”, decía una manta afuera del Cuartel de la Guardia Nacional.
En diciembre, la señora Bertha Angélica halló restos óseos en una fosa y sospecha que pueden ser de su hijo Luis Ángel Zuchil. Desde entonces hace búsquedas de campo para localizar a su hijo.
“Estoy solicitando la confronta de estos restos y no se me ha ayudado; un ADN, tengo un año pidiéndolo”, dijo la señora, integrante de un colectivo de búsqueda de El Salto y Chapala.
Ese grupo de mujeres y familiares de desaparecidos acusaron que ante la inacción de las autoridades se han convertido en peritos, policías ministeriales y psicólogos.
Bertha Angélica buscaba ayer exponerle su caso al Presidente y aunque logró colocarse a un costado de su camioneta, cerca de la ventanilla donde viajaba, no pudo hablar con él. Al contrario, terminó en el suelo, entre empujones y gritos de simpatizantes y detractores del Mandatario.