Escondido tras una muerta
Una de las historias centrales sobre los sobornos de Odebrecht a Emilio Lozoya es la triangulación para pagarle seis millones de dólares por su apoyo para conseguir obras.
Según el ex director de la constructora brasileña en México, Luis Alberto de Meneses Wyell, el dinero se transfirió a través de una empresa, Zecapan –que aparece en su testimonio ante la Fiscalía brasileña como ZacaBank–, cuyo beneficiario era la firma Latin America-Asia Capital Holding. Ambas compañías han sido vinculadas al ex director de Pemex. La primera es propiedad del alemán Gerhard Henze, y en la segunda, su madre y su esposa son accionistas fundadoras.
La ingeniería financiera empleada en esas dos empresas offshore registradas en las Islas Vírgenes, ha sido reseñada por la prensa desde 2017, y Lozoya siempre negó haber recibido sobornos de Odebrecht. Su defensa aportó documentos y testimonios para demostrar que los recursos que presuntamente recibió, no eran de él. Ahora, su defensa ha cambiado radicalmente la estrategia, y reconoció que sí recibió ese dinero, pero no para su peculio. Lozoya va a tener que hacer magia para encontrar la música que quiere escuchar la Fiscalía General, porque lo que declaró en los últimos días, según reportó Reforma el viernes pasado, está en arenas movedizas.
Según Reforma, De Meneses Wyell, entregó seis millones de dólares para la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto, y dos millones más se repartieron entre legisladores por su apoyo para la Reforma Energética.
De Meneses Wyell testificó ante la Fiscalía brasileña que Odebrecht sólo dio sobornos a Lozoya, aseguró que no hubo pagos a ninguna otra persona y que la única campaña en la que invirtieron, fue para gobernador en Veracruz en 2010. En estas operaciones Fabiola Tapia Vargas, un nombre que dará mucho qué hablar, fue utilizada como pieza clave en la primera estrategia de la defensa del ex director de Pemex, porque conectaba y justificaba la inocencia que reclamaba.
Para probarlo, en la primera estrategia de la defensa de Lozoya, trajo desde Suiza a Henze para que declarara ante la Procuraduría General de la República, quien declaró que los seis millones de dólares que le imputaban como soborno los ejecutivos de Odebrecht, en realidad eran de él, por lo que la acusación quedaría sin sustento.
Henze declaró haber fundado Zecapan en 1990, y explicó que en 2010 invirtió en una novedosa tecnología para asfaltar llamada Nano Sky, que dos años después captó la atención de Fabiola Tapia Vargas, a quien le ofreció la exclusividad del producto para México y América Latina.
“El 19 de octubre de 2012”, declaró Henze, “la empresa Martellus GmbH suscribió con la señora Fabiola Tapia Vargas un convenio que se denominó ‘de transferencia de tecnología y asistencia técnica’ por medio del cual (ella) entregaría a Martellus GmbH –de la cual es socio y accionista– la cantidad de seis millones de dólares a más tardar el 30 de junio de 2014, y en contraprestación, cualquier ingreso futuro derivado de la venta de la tecnología en América Latina sería para (ella)”. Esos seis millones de dólares, fueron considerados como “un préstamo para el desarrollo de tecnología”.
Para tales fines, Henze le pidió que depositara el dinero en nueve entregas, entre el 7 de noviembre de 2012 y el 20 de marzo de 2014, en la institución financiera Neue Bank, de la que es titular Zecapan, “para administrar los recursos de forma discrecional”. En su declaración en Brasil, De Meneses Wyell dijo que el dinero de Odebrecht para Lozoya fue depositado en una cuenta que le proporcionó el ex director de Pemex en el “NewsBank”, como identificó al Neue Bank, cuyo beneficiario era Latin America-Asia Capital Holding.
La defensa de Lozoya quería mostrar con la declaración de Henze que nunca hubo dinero de Odebrecht como soborno, sino un préstamo de Tapia Vargas al alemán, por lo que no había litis en la acusación de los brasileños. La declaración de Henze quiso ser utilizada en Los Pinos para sobreseer el caso contra Lozoya, pero el entonces candidato del PRI a la Presidencia, José Antonio Meade, se negó rotundamente a que se cerrara.
Fabiola era hermana de Juan Carlos Tapia Vargas, jefe de Construcciones Tapia, con quien se asoció Odebrecht para realizar obras en la refinería de Tula, por sugerencia de Lozoya. Henze fue ambiguo en la forma como se vinculó con ella, y tampoco lo presionó mucho la PGR. Lozoya y Juan Carlos Tapia Vargas tenían una vieja relación, y presentó al hidalguense con De Meneses Wyell, mientras su hermana adquiría acciones de la familia Lozoya.
El 15 de marzo de 2012, meses antes de que firmara el convenio de asociación con Henze, Tapia Vargas y Favio Alberto Valdovinos Cortez, representante de Latin America Asia Capital Holding, firmaron un convenio en donde ella adquirió mil dólares de acciones de la empresa donde la madre de Lozoya y su esposa, de origen alemán, eran fundadoras y accionistas. La escritura fue notariada en Tula, Hidalgo, el 22 de agosto de 2012.
En su declaración, De Meneses Wyell dijo que los depósitos por seis millones de dólares para Lozoya fueron a partir del 7 de noviembre de 2012, el mismo día que según el convenio entre Henze y Tapia Vargas, debía hacerse el primer depósito del “préstamo”, por un total de 137 mil 451 dólares. Ese mismo mes, Zecapan recibió dos depósitos más por un total de 813 mil 900 dólares. Otros dos más cayeron en 2013 por un millón 480 mil dólares, y tres más en 2014 por tres millones 520 mil. En total, cinco millones 951 mil dólares.
Son muchas coincidencias para que sean coincidencias, pero Fabiola Tapia Vargas no podrá explicar la extraña triangulación y su papel clave en el caso porque el 4 de octubre de 2014, falleció en Perú.