La velocidad a la que se están presentando los contagios y los decesos permiten pronosticar estadísticamente que vamos a alcanzar los 70 mil muertos antes de que la curva de propagación del virus sufra una caída vertiginosa.
Nuestro camino a los 50 mil muertos por COVID ha sido lo suficientemente desgastante para que esta cifra, terrorífica en sí, no sea motivo de un gran debate nacional o incremente las críticas contra Hugo López-Gatell, la cara visible del gobierno para enfrentar la pandemia. Se rebasaron los 50 mil muertos con un ritmo de algo más de 450 muertos diarios.
Y 50 mil decesos no es el dato de mayor alarma, pues es una barrera meramente simbólica (tenemos cinco dedos en la mano y eso les da valor a las quintetas); la velocidad a la que se están presentando los contagios y los decesos permiten pronosticar estadísticamente que vamos a alcanzar los 70 mil muertos antes de que la curva de propagación del virus sufra una caída vertiginosa.
La duda ha dejado de ser si nos acercaremos a los 80 mil (diez veces el número de muertes que pronosticó López-Gatell la primera vez que se atrevió a dar una cifra); la duda es si cuando nos acerquemos a ese caudal de muerte estaremos todavía contando los contagios diarios por miles.