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SERPIENTES Y ESCALERAS

 
 

 

 

Eolo Pacheco |
2016-07-13

Cuauhtémoc Blanco marco distancia con los hermanos Yáñez; eso es bueno. Ahora tiene una alianza con Graco y Gayosso; eso es malo. Las decisiones que ha tomado el futbolista impactarán en la marcha del municipio, pero también marcarán su trayectoria personal. Gobernar no es jugar fútbol.

 

El rompimiento entre el alcalde de Cuernavaca y su representante con los hermanos Julio y Roberto Yáñez era cuestión de tiempo. La personalidad, el estilo y la forma de ver la política de unos y otros anticipaba que el grupo que el año pasado ganó la alcaldía capitalina no duraría junto mucho tiempo. Cuauhtémoc decidió seguir sin los hermanos caradura; ahora está del lado del gobernador Graco Ramírez. El camino del americanista no ha sido ni será sencillo.

La decisión del presidente municipal es interesante por varias razones: desmarcarse de del partido que le cobijó no es difícil, pero aliarse con el personaje más odiado de Morelos es muy peligroso. Como organización política el PSD no representa nada, su fuerza era Cuauhtémoc Blanco y sin el futbolista el socialdemócrata vuelve a estar en riesgo de perder el registro. El rompimiento tiene claroscuros porque aunque para muchos es plausible la decisión de alejarse de los Yáñez, la alianza del edil con el PRD no es bien vista por la sociedad.

Para los hermanos Julio y Roberto este hecho puede ser definitivo en su cortísima carrera política. Los propietarios del PSD tuvieron un golpe de suerte con Cuauhtémoc Blanco, pero no se ve cómo puedan repetir la hazaña. Ítem más: en su fugaz paso por la primera división política los hermanos perdieron el piso, se confrontaron con todos y pecaron de arrogantes, lo cual les acorta muchísimo su margen de maniobra con grupos políticos y actores sociales.

A nadie sorprendió el rompimiento entre Cuauhtémoc y los Yáñez, es más: a muchos causó alegría que los hermanos fueran desterrados del gobierno que consideraban suyo y que manejaban como su feudo particular; de todos era conocido que Julio se ostentaba como el poder dentro del ayuntamiento, que Roberto manejaba los negocios y que el alcalde y su representante habían sido superados por la voracidad de ambos personajes.

Las razones del rompimiento son varias y muchas tienen que ver con dinero. Las acusaciones de corrupción en el ayuntamiento ya eran muchas (hasta hay una grabación) y la imagen del novel alcalde comenzó a lastimarse rápidamente producto de estos comentarios y por la falta de orden en el municipio. Los últimos Focus Group que hicieron los estrategas capitalinos mostraron la nueva realidad que rodea al ex capitán americanista: su popularidad ha caído y su imagen comienza a tener negativos que antes no tenía.

Sin la influencia de los hermanos Yáñez algunas cosas en Cuernavaca pueden mejorar, pero hace falta de mucho más que eso para que el municipio salga adelante. Los problemas de fondo en la capital no eran sólo las ocurrencias de los hermanos caradura, sino la falta de contenido, rumbo y manejo del gobierno municipal. La ciudad carga con una enorme deuda financiera, pero además padece un absoluto desorden operativo interno. Aunado a ello el alcalde se ha mantenido al margen de la política y de la sociedad morelense, no tiene relación ¡con nadie (salvo el gobernador y su hijo) y confía que la ayuda que requiere la capital derivará sólo de su fama como futbolista.

Antes de que las cosas mejoren en Cuernavaca es muy probable que el escenario se ponga peor: Julio y Roberto Yáñez son personajes torpes en política, limitados de preparación y cortos en lo neuronal, pero algunas cosas entendían de la vida pública. Sin ellos Cuauhtémoc y Sanz se quedan sin orientación porque ninguno de ellos se ha preocupado en estos meses por tejer sus propias relaciones de poder o entender cómo funciona la ciudad.

Pero aún: aunque la salida de Julio y Roberto es meritoria desde muchos ángulos, el pacto de Cuauhtémoc Blanco con Graco Ramírez no djará nada bueno para el presidente y para la ciudad. Blanco Bravo es un personaje inocente en política, se ha mantenido ajeno a la dinámica social de la entidad y no tiene muchos puntos de referencia ciudadana para tomar decisiones. Su alianza con Graco puede ser la peor decisión personal que ha tomado en su vida, por encima de la asociación que mantuvo con los hermanos del PSD.

Véanlo de esta manera: Cuauhtémoc Blanco es una figura emblemática del deporte nacional, su trayectoria futbolística le tiene catalogado como uno de los mejores de la historia del país y su paso por el club América le ganó un lugar en el corazón de miles de aficionados. Blanco tiene la vida resuelta en lo económico, no requiere de negocios municipales para salir adelante, ni tampoco está necesitado de los falsos aplausos de la política para satisfacer su ego.

Su decisión de incursionar en la vida pública tiene una motivación diferente a la de los políticos tradicionales, su llegada a Cuernavaca podría marcar el inicio de una fructífera carrera en política, pero eso depende de las decisiones que tome como titular de su administración. Insisto: Cuauhtémoc Blanco no tiene necesidad de pactar como lo hacen los políticos que todos conocemos y despreciamos.

La alianza con Graco Ramírez es un factor de muy alto riesgo para el novel edil metropolitano. Cuando la sociedad conozca la estrecha relación de Blanco con Graco a través de su hijo Rodrigo, la imagen del ex jugador comenzará a lastimarse no sólo en su calidad de alcalde, también será cuestionada en su vida personal.

Graco Ramírez es el político peor calificado de Morelos, está muy mal visto a nivel nacional y su vástago es considerado el rey de la corrupción en el estado. Al gobernador se le acusa por malversación de fondos, se le ha estigmatizado como un hombre represor e indolente y por si ello fuera poco, ahora se le achacan vínculos con la delincuencia organizada. El tabasqueño representa lo peor que un político puede ser en México. ¿A eso aspira Cuauhtémoc?

Entendamos algo: la simpatía social que provocaba Cuauhtémoc Blanco como futbolista ya comenzó a decaer como consecuencia del ejercicio de gobierno, pero se puede lastimar mucho más si la gente lo considera un alfil del gobernador. Muchos de los problemas del ayuntamiento tienen que ver con la incapacidad y arrogancia de los hermanos Yáñez, pero la solución no depende exclusivamente de su despido.

Hay muchas personas que aún ven con simpatía al ex capitán americanista y otros tantos que simpatizan con él porque es el contraste directo con Graco Ramírez. Blanco Bravo puede sacar adelante la ciudad si toma buenas decisiones, si comienza a asumir las riendas de la ciudad y construye un equipo de trabajo comprometido con la ciudadanía y no con los negocios personales. Blanco necesita hacer trabajo político, tejer alianzas de poder a favor de la ciudad, establecer puentes de diálogo con todos los sectores y mejorar su manejo de comunicación.

Pero sobre todo Cuauhtémoc Blanco necesita conocer Cuernavaca, entender a su gente y encariñarse con el lugar que gobierna. 

El golpe de timón que ha dado el alcalde es bueno, ojalá lo lleve a un mejor destino para todos. Gobernar no es jugar fútbol.

·         posdata

La violencia se ha convertido en algo natural en nuestro estado y al parecer nos estamos acostumbrando a ella.

Cada semana damos cuenta de diferentes hechos de inseguridad: robos, extorsiones, asesinatos, levantones, ejecuciones, secuestros… Tristemente comenzamos a tomar como algo normal esta situación.

La postura oficial ante casi todos los casos es básica: son ajustes de cuentas entre delincuentes… se matan entre ellos… estaban vinculados a un grupo delictivo… eran parte de la delincuencia organizada… son hechos aislados…

El gobierno estatal ha invertido miles de millones de pesos en fortalecer la infraestructura de seguridad en Morelos, han destinado una enorme cantidad de recursos humanos y materiales al tema y presumen por todos lados que el mando único es la solución a los problemas que vivimos.

A pesar de ello las cosas no mejoran, de que las cifras confirman que nuestra entidad sigue siendo una de las más peligrosas del país y de que acontecimientos como el de este lunes frente a Galerías Cuernavaca muestra el grado de impunidad como opera la delincuencia, el gobierno niega todo y desprecia cualquier crítica.

La delincuencia rebasó al estado desde hace mucho tiempo, la ineficiencia del programa de inseguridad es evidente y se comprueba con datos oficiales: Morelos ocupa uno de los primeros cinco lugares en los cinco delitos de mayor impacto en México.

Con todo y ello, a pesar de las constantes muestras de inconformidad ciudadana, de los incesantes reclamos de la gente, de las apabullantes cifras que dan instancias oficiales y no gubernamentales, la postura oficial sigue inquebrantable: “Vamos bien, estamos en el camino correcto, la gente está contenta, se da cuenta de los resultados y percibe que la paz ha regresado”

Lo que pareciera una burla es más bien una estrategia política del mandatario. Sus discursos triunfalistas no son para la gente de Morelos, sino para quienes lo escuchan fuera de nuestra entidad. Graco sabe que el problema es mayor, que la crisis agobia a su administración y que localmente su palabra carece de valor y credibilidad; pero el mensaje de optimismo es para otros receptores, para quienes aún no le conocen, para quienes no viven aquí, para quienes eventualmente podrían concederle un voto de confianza si es candidato.

Graco está montado en una lógica electoral, le urge dejar la entidad para entrar de lleno a su campaña por la impunidad. Ya nada le importa en el estado, no le preocupan los hechos de violencia ni tampoco el sufrimiento de la gente; incluso ha dejado suelto a su gabinete y en completa libertad a sus colaboradores para que hagan lo que quieran.

La inseguridad es una herencia que recibió Graco Ramírez de los gobiernos pasados, pero la impunidad es el legado que el tabasqueño dejará al pueblo de Morelos cuando se vaya.

La solución a los problemas se inseguridad y violencia en Morelos no están en el perredista. El problema lo superó y hoy lo que quiere es irse del estado con los bolsillos llenos de dinero.

·         nota

El cambio en la dirigencia nacional del PRI implica la renovación total de la estructura. El equipo que nombró Bronto Fabio Beltrones dejará su lugar a otros personajes que serán nombrados por el nuevo presidente. Enrique Ochoa Reza llegará a la dirigencia con la encomienda inicial de reestructurar la institución, preparar de inmediato la elección en el Estado de México y alistar al PRI para la sucesión del 2018.

Con el arribo de un nuevo equipo al CEN del PRI vendrán ajustes en otros espacios, incluyendo Morelos, a donde regresaría la todavía secretaria de gestión social del comité nacional tricolor.

En Morelos está en puerta la renovación del comité estatal, ya hay dos personajes que se han apuntado para ello (Alberto Martínez y Matías Nazario), aunque todavía falta que se definan los tiempos y el método de reestructura.

Marisela Velázquez dijo hace un par de semanas que impulsaría la unidad dentro del partido y que desde el comité nacional haría lo propio para construir un proyecto ganador en Morelos. Ahora que el escenario se modifica habría que pensar en ella como una tercera opción para la dirigencia estatal del PRI.

Independientemente de quien ocupe ese espacio es claro que el PRI necesita hacer algo distinto a lo hecho hasta ahora. Amen del nombre del futuro dirigente, lo que esa institución reclama es agenda social y apertura a nuevos liderazgos.

Si no hay un cambio verdadero en ese partido es imposible que las cosas mejoren. Lo que los priístas deben entender es que en un escenario tan complejo como el de Morelos, aún ellos tienen posibilidad de ganar la próxima elección.

El 2018 puede ser para el PAN o para el PRI, en ese orden.

·         post it

La contabilidad es terrible: 18 muertos en 6 meses. Ese es hasta ahora el saldo de la obra que la SCT Morelos lleva a cabo en el libramiento de Cuernavaca. En casi todos los casos los accidentes derivan de la mala calidad de la obra, de la falta de señalización, de la incompetencia de las empresas constructoras o de la omisión de las autoridades federales.

Lo malo: nunca antes en el estado una obra pública o privada había causado tal cantidad de decesos. Lo peor: no hay consecuencias.

·         redes sociales

Dice Matías Quiroz que la ejecución de la empresaria en Cuernavaca no está vinculada a la inseguridad de Morelos.

¿Se dará cuenta el secretario de lo que declara?

¿Entenderá que este tipo de expresiones en nada ayudan a mejorar el ambiente social y la percepción sobre el problema de inseguridad?

¿Se le ocurren solas esas ideas o son sugerencias del Vocero43?

¿Qué no hay alguien que ayude al secretario en comunicación?

Comentarios para una columna lluviosa: eolopacheco@elregional.com.mx

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