La nueva y deteriorada normalidad
Como era de esperarse el lento, lentísimo, regreso a eso que llamamos nueva normalidad comienza a provocar un pequeño repunte en el empleo y los ingresos de los trabajadores.
El fin de la Jornada Nacional de Sana Distancia, el cambio en la mitad del país a semáforos naranja, el permiso para ciertas industrias que estuvieron tres meses cerradas a volver a abrir, hace que los números de ocupación laboral muestren, al menos, el fin de la estrepitosa caída.
Sin embargo, los números muestran también que la recuperación, que la nueva normalidad es peor que la vieja.
El Coneval dio a conocer ayer información actualizada referente a la pobreza laboral con base en la encuesta telefónica de ocupación y empleo de junio.
“Se observa una recuperación en el mercado laboral durante el mes de junio. Entre mayo y junio se muestra una disminución de la pobreza laboral con la ETOE, así como un aumento del ingreso laboral per cápita y la masa salarial”. Bien, pues.
Sin embargo, señala el informe, el crecimiento de 4.7 millones de los ocupados entre mayo y junio se da principalmente en trabajos informales. Y como bien lo recuerda el Coneval, “la población informal no tiene acceso a los servicios de salud por parte de su trabajo, esto se ve reflejado en el aumento de 3 millones ocupados sin acceso a servicios de salud”.
Como lo hizo hace unas semanas en su documento de análisis sobre las políticas sociales en tiempos de pandemia, el Consejo insiste en la población que no toca las transferencias gubernamentales y que la pandemia ha afectado: “hogares cuyos miembros desempeñan un trabajo informal o aquellos que se ocupan en los sectores más afectados por las medidas sanitarias para contener el contagio por el covid-19, por ejemplo los sectores de servicios y comercio”. Y también advierte sobre cómo la crisis ha profundizado la brecha laboral entre hombres y mujeres.
Nuestro semáforo naranja se alarga, y con él, la incertidumbre en el tamaño de la recuperación laboral que ha iniciado. Pero, sobre todo, y aquí es donde el Coneval manda una segunda advertencia, en la calidad de esos nuevos trabajos en un mercado de por sí y desde hace mucho, precario.
Sí, comenzamos a regresar, pero a un mundo más jodido.
@puigcarlos