Que representantes de la industria alimentaria acusan que la llamada ley Gatell, que prohíbe la venta de comida chatarra, representa una barrera al comercio y a la competencia, además de que expele trato discriminatorio a comercios de cualquier tamaño, cines, teatros y establecimientos. Acusan que restringe la libertad de los menores, porque viola el principio de autonomía progresiva de los niños de la convención de la ONU, fomenta la informalidad y solo beneficia a los alimentos que no están empacados y no cumplen con las normas de higiene. Ya se verá si a pesar de todas estas inconsistencias, dicen, el subsecretario Hugo López-Gatell sostiene el activismo en 10 estados que han levantado la mano para aprobar esa legislación.
Que Kamala Harris, flamante compañera de fórmula de Joe Biden rumbo a la elección estadunidense, pagó 1.77 millones de dólares en 2017, unos 40 millones de pesos, por un departamento en un edificio en Washington DC, diseñado por el arquitecto mexicano Enrique Norten, que cuenta con fachada de cristal, muro con plantas reales, alberca en la azotea y gimnasio. El WSJ reporta que la senadora demócrata tiene también propiedades en Los Ángeles y San Francisco.
Que en Baja California dicen que el mandamás de la empresa E3, Alberto Pani, llevó de cabildero a Graco Ramírez, ex mandatario perredista de Morelos, para persuadir al gobierno morenista de Jaime Bonilla con la adjudicación de un contrato de energía, si bien el otorgamiento posterior del permiso ambiental corresponde al ámbito federal. ¿Los habrán recibido ya?